tag:blogger.com,1999:blog-5703074233757537932024-02-19T13:46:20.108-03:00La Casa de WinnicottEnsayos, estudios, poesía, narrativa, imágenes y psicoanálisis.Unknownnoreply@blogger.comBlogger29125tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-81556470648925653292017-01-06T17:12:00.001-03:002017-01-06T17:12:08.850-03:00Lo femenino: ¿masoquismo y pasividad?Michel Orfray, un filósofo tan agudo como afecto a generar con cada una de sus investigaciones estruendosas polémicas, plantea en su libro “El crepúsculo de un ídolo” plantea respecto de Freud –entre otras cosas que para él resultan sumamente reprochables- que era extremadamente misógino. Es cierto que la teoría psicoanalítica desarrolló una concepción respecto de lo femenino que hoy en día podría ser considerada -como mínimo- muy discutible, y -desde un punto de vista más radical- juzgada como retrógrada respecto de las actuales consideraciones relacionadas con las cuestiones de género (lo mismo podría decirse respecto de la teorización psicoanalítica de la homosexualidad). Freud piensa lo femenino como una posición subjetiva ligada al dolor y a la pasividad (lo que tematiza en términos de “masoquismo femenino”). Sin embargo, no creo que sea justo imputar estos desarrollos, que de un modo u otra están fuertemente impregnados por la moral victoriana de aquella época, a la supuesta misoginia de Freud, sino a su consideración de ciertos fenómenos clínicos que derivaban directamente de la determinación cultural de una sociedad que ligaba y legitimaba para la mujer –que ya empezaba a intentar emanciparse- un destino atado, justamente, a lo “pasivo” (una valorada sumisión y recato) y lo “doloroso” (condensada en la condena bíblica del parirás con dolor…). Freud interpretó y sistematizó teóricamente lo femenino a partir de esta valoración social de la mujer, y si hoy hay que cuestionar –y realmente es necesario hacerlo- esta teorización no es porque Freud haya sido misógino o se haya “equivocado” en sus observaciones sino porque actualmente la sociedad está inmersa en un profundo cambio que pone en cuestión el estatuto de las categorías histórico culturales “hombre”-“mujer” que manejó Freud y su época, y que nos obligan en la actualidad a pensar desde la necesidad de alcanzar una necesaria igualdad de géneros. En “Desafíos para la igualdad de género en la Argentina. - 1a ed. - Buenos Aires: Programa Naciones Unidas para el Desarrollo” - PNUD, 2008, se explicitan los siguientes conceptos:
“El concepto de género se refiere a la construcción social y cultural que organiza nociones sobre aquello que sería “propio” de lo masculino y de lo femenino a partir de la diferencia sexual. El género es una categoría construida, no natural, que atraviesa tanto la esfera individual como la social. No se trata, entonces, de una configuración identitaria que afecta exclusivamente a las decisiones individuales de las personas relacionadas con sus modos de vivir la femineidad o la masculinidad, sino que influye de forma crítica en la división sexual del trabajo, la distribución de los recursos y la definición de jerarquías entre hombres y mujeres en cada sociedad. En suma, la construcción social y cultural de las identidades y relaciones sociales de género redunda en el modo diferencial en que hombres y mujeres pueden desarrollarse en el marco de las sociedades de pertenencia, a través de su participación en la esfera familiar, laboral, comunitaria y política. De este modo, la configuración de la organización social de relaciones de género incide sustantivamente en el ejercicio pleno de los derechos humanos de mujeres y varones. Por otro lado, el anclaje del concepto de género en la dimensión cultural permitió superar cierta visión esencialista de mujeres y hombres, para reconocer la variabilidad del género en distintos contextos culturales y socio-económicos, así como su dinamismo a lo largo de la historia. Esta perspectiva puso en evidencia la naturaleza del género como construcción cultural, y por ello, objeto de transformaciones”.
Sin bien es cierto que la teoría psicoanalítica distanció radicalmente lo sexual del campo estricto de lo “natural” y lo consideró inevitablemente inmerso en terreno regulado y conflictivo del orden cultural, hoy la teoría falocéntrica como reguladora de los intercambios eróticos (que de ningún modo constituyó un delirio machista, sino la teorización de un funcionamiento social objetivamente basado en un tipo de funcionamiento patriarcal y de sus efectos clínicos en hombres y mujeres), -dicha teoría, entonces- ofrece hoy más resistencias que beneficios para entender las cuestiones de género. Se dio un paso importante, primero con M. Klein –postulando un Edipo temprano, que evita pensar en términos madurativos la constitución subjetiva-, y con Lacan más tarde –quien también hace una lectura desempirizante del complejo de Edipo, diferenciando claramente “pene” de falo-; pero las actuales discusiones relacionadas con la búsqueda social de una igualdad de género ponen en tensión estos avances alcanzados en la historia del pensamiento psicoanalítico, y termina proponiendo (al no tener demasiadas respuestas a las nuevas exigencias socio-culturales que impone este tema) una lectura del devenir edípico que cae en lo normativo y que reduce la cuestión de géneros a una mera discusión de sexos “opuestos”, discusión que se establece en un pobre registro imaginario y en la que solo se buscaría disputar una mejor posición de poder. Es probable que una redefinición de lo femenino y lo masculino exija una redistribución de ciertos lugares y alternativas de poder en el esquema que regula los intercambios pero solo como consecuencia de otras consideraciones, como por ejemplo una redistribución del ejercicio de la agresión en el campo social (pienso especialmente –al proponer esta idea- en la teoría que desarrolla Winnicott en relación a la agresividad). Quizás haya que proceder con este tema como lo hizo M. Klein en relación a la categoría "niño" cuya significación había sido heredada desde las convenciones establecidas con el advenimiento del pensamiento moderno del S. XVI. Klein procedió con toda determinación a diluir dicha categoría (“niño”) en tanto no supone para ella una noción consistente en el contexto de la teoría psicoanalítica, porque para Klein, "niños" y "adultos" son absolutamente equivalentes desde el punto de vista del funcionamiento inconsciente, idénticas son las leyes que regulan su actividad, y los efectos de sentido que produce se basan en las mismas operaciones lógicas, es decir, no hacen una diferencia desde este punto de vista -crucial para el psicoanálisis- que justifique su discriminación conceptual (como sí podría suceder en el campo de la pedagogía). De modo que, diluida -en este sentido- la categoría niño también pierde sustancia la categoría "adulto", y en todo caso, el psicoanálisis solo tendría que pensar en "sujetos analizables" (sin importar su edad cronológica -que solo puede pensar la subjetividad en términos de inmadurez o madurez que no es un criterio válido para evaluar la posibilidad -o no- de su analizabilidad desde el punto de vista psicoanalítico). Del mismo modo, entonces, quizás ya no tenga sentido –en lo esencial- sostener las categorías “masculino”-“femenino” como criterio para pensar las nuevas modalidades de intercambio intersubjetivo. Así como costó arrancar a los niños de un pensamiento moderno que los consideraba el antecedente "inmaduro" de lo adulto y a quien había que educar para su adecuada "adaptación" a la sociedad (premisas evidentemente pre-analíticas para pensar un proceso de subjetivación: adaptar y educar), así también parece difícil poder abarcar psicoanalíticamente a lo femenino por fuera de los prejuicios victorianos: dulzura y recato). Es notable las vacilaciones de ciertos analistas al considerar (cuando ya no pueden eludir tener que dar una opinión) los horrorosos y muy frecuentes episodios de “violencia de género” que se producen en la actualidad, porque la sombra teórica del goce masoquista de la mujer, y –entonces- la hipótesis incómoda, pero casi inevitable para el analista, de la eventual complicidad en el sometimiento de la mujer respecto del fantasma perverso del golpeador, hacen verdadero límite a toda otra consideración de este penoso fenómeno social. Es probable que el cambio cultural que permita evitar la violencia de género no pase simplemente por generar en los hombres una conciencia que modere sus "eventuales" tendencias o actos violentos, lo que los deja –incluso- en poder de ese potencial “agresivo” y de su mejor administración, sino en re-codificar socialmente la dinámica y la distribución de la agresión en el despliegue subjetivo. Agresión de la que solo se advierten y tematizan las formas más violentas y destructivas (realizadas en las formas más crueles de la violencia de género) pero que demuestra por otro lado -no tan considerado- cómo se enajena a las mujeres del uso de una agresividad -no necesariamente destructiva, aunque sí subversiva-, que es absolutamente necesaria para la creación de un nuevo orden cultural y para llevar adelante las diversas trasgresiones que implica todo acto creativo. El llamado “masoquismo femenino” deja de ser entonces en nuestros días una forma de goce específico de la mujer para afirmarse como consecuencia de lo que una –todavía fuerte- cultura patriarcal favorece y legitima: una captura casi total del ejercicio de la agresividad por parte de los hombres. Culturalmente se naturaliza la agresividad como algo esencialmente masculino, y las niñas que participan de juegos que suponen un compromiso corporal un poco más intenso de lo socialmente esperable para una “mujercita” son calificadas de varoneras, mas tarde ver futbol femenino, o a dos mujeres boxeando sigue siendo para muchos (cada vez menos) algo “contra natura”, se las prefiere, en todo caso, luchando en el barro, en donde la erotización de la escena les daría un lugar más "adecuado": putas si, “masculinas” no... Se ha hablado en muchas oportunidades y de un modo absolutamente prejuicioso de mujeres "fálicas" para descalificar a la agresividad desplegadas por ciertas mujeres. Cuando se habla y critica la manipulación de la mujer reducida por los hombres a la condición de “objeto”, más allá de las consideraciones consabidas relacionadas con su fetichización o cosificación sexual, hay que poner también de relieve la necesidad –en dicho trato- de que ellas sean de manera exclusiva el objeto de una acción antes que (y esto es lo riesgoso y lo que se intenta evitar) agentes autónomos de una acción posible. Aún cuando no todo hombre ejerce violencia de género, ni toda mujer queda sujetada a la violencia de un hombre maltratador, la violencia de género se revela -en alguna medida- como un exceso de agresión fuertemente erotizado y descargado por algunos hombres sobre los objetos que la cultura le señala como los más adecuados, las mujeres (“dóciles”, “vulnerables”, “resignadas”). Para el común de la gente los únicos actos legítimos de una mujer se ejercen en las tareas que impone la maternidad y es por eso que el prejuicio social cae duramente sobre las mujeres que deciden no tener hijos, simplemente porque es escandaloso que ellas puedan quedar en “libertad de acción” . La madre “cría”, “nutre”, “contiene”, “ampara”, “alivia”, “suaviza”, “calma excitaciones”, etc., pero el ejercicio social de la agresividad “civilizante” queda en manos de su autoridad natural: el padre. “Cuando llegue tu padre ya vas a ver…”, en fin, la Ley se establece por ejercicio exclusivo del padre, y por vía de esa Ley éste debe incluso “poner un palo en la boca” devoradora de la madre posesiva y mortífera…, de modo que la eventual “agresividad” animal de una madre debe liquidarse desde el vamos… La cultura necesita mujeres dulces y pacíficas. El acto, es decir, la producción de hechos que intenten desencadenar acontecimientos nuevos e inesperados y generar efectos o alteraciones en el orden de la realidad; el acto como gesto subversivo y resistente a un acatamiento dócil de lo establecido es una conquista difícil para las mujeres. Aristóteles definía al acto como aquello “que hace ser a lo que es”, interesante paradoja (casi winnicottiana, cuando dice: el infans, “siendo tiene que empezar a ser”, para lo cual se necesitan actos maternos, pero ahora dicho en el sentido más fuerte de esta palabra). Sucede que la maternidad no tendría por qué coincidir con la idea -marcada enteramente por el prejuicio- de una esencia "femenina". El acto es la encarnación más pura de la agresividad , es un gesto que define y recorta una subjetividad respecto de toda referencia identificatoria que pueda anular sus rasgos más singulares, el acto establece un corte y una diferenciación con lo otro (no importa el sexo), que construye identidad pero no por mera oposición a lo no que “no soy yo” sino como afirmación positiva del propio ser… No se trata evidentemente de una agresión reactiva (riesgo de algunas posiciones feministas), sino de un acto que posibilita definir una posición que se legitima desde las propias convicciones. De momento, la teoría psicoanalítica no parece ayudarla demasiado en esto, sabemos que se la define como un misterioso –e inaccesible- “continente negro”, y se le plantea incluso la condena de tener que soportar una pregunta fundamental para el universo femenino: “¿qué es una… mujer?”.
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-38693761404404568302016-12-19T16:04:00.000-03:002016-12-19T16:06:39.287-03:00<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-_w8ZHWl_7zcBNve-A5_OnD5yGDuL5E9myvg5mVRKl7z58M7ELBXpGQD1Vzh9UQnU_s2Lh8NHhqgeFLr3zy43mpcIfnRgWinnObwn8T1Xmc_c74gDEBvRKZKAAT8sCCWr6s8CpDPNmQk/s1600/man-ray4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-_w8ZHWl_7zcBNve-A5_OnD5yGDuL5E9myvg5mVRKl7z58M7ELBXpGQD1Vzh9UQnU_s2Lh8NHhqgeFLr3zy43mpcIfnRgWinnObwn8T1Xmc_c74gDEBvRKZKAAT8sCCWr6s8CpDPNmQk/s200/man-ray4.jpg" width="153" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Man <b><u>Ray</u></b></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<b><u>Continuidad y ruptura en el desarrollo subjetivo</u></b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
D. Ripesi (Fragmento del texto "Molinos de viento")</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Para
algunos pensadores la subjetividad se consolidaría como el tejido progresivo de una
“duración”, o bien, para otros, según el efecto perdurable de ciertos
“instantes”. ¿Desarrollo evolutivo de una existencia o golpe decisivo de
ciertos momentos? ¿Linealidad paulatina de una historia o revolución abrupta y
violenta para el cambio? ¿Continuidad u ruptura? </div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Ya Gastón Bachelard trabajó
con sensibilidad y agudeza estas alternativas comparando el pensamiento de
Roupnel y el de Bergson<a href="file:///C:/Users/Daniel/Documents/textos/Molinos%20de%20viento%20corregido.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="Smbolodenotaalpie"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="Smbolodenotaalpie"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>. Del
primero nos recuerda su convicción de que nadie puede trasladar su ser de un
instante a otro para lograr una duración: “El instante es ya soledad... Es
soledad en su valor metafísico más despojado” En este caso, para el ser, la
expresión más verdadera es incomunicable, como lo sería el verdadero self del
aparato conceptual winnicottiano. Un instante lo aísla y lo expresa, sólo
pulsaciones del ser que nutren actos que también son discontinuidades de un
devenir ordenado: “El acto es ante todo una decisión instantánea, y es una
decisión la que tiene la carga de originalidad” Eso es para Winnicott un gesto
espontáneo, porque no hay para ese acto ni premeditación ni pronóstico alguno,
no hay cálculo que se apoye en la experiencia de un error o que se sostenga en
la esperanza de un acierto. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
El valor de
lo accidental es lo que guía al movimiento. Como lo indica Bachelard, la
filosofía de Roupnel es la del acto (lo que está consumado), la bregsoniana lo
es de la acción (lo que se sostiene en desarrollo): para este último, “la vida
puede recibir ilustraciones instantáneas, pero es en verdad la duración lo que
explica la vida”. En un caso el acto es la ruptura de una continuidad del ser y
su versión más genuina: un instante inasible pero que es estallido de verdad,
la huella del sujeto, su rastro y consecuencia. En el caso de Bergson, el
sujeto no se aísla en el instante, enhebra con ellos una vida. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Esta
continuidad existencial es para otros una construcción laboriosa, ficticia y
necesaria del espíritu: el falso self de la teoría winnicottiana. Apelemos a la
palabra amable de Bachelard: “<i>Es preciso
la memoria de muchos instantes para lograr un recuerdo completo. Del mismo
modo, el duelo más cruel es la conciencia del porvenir traicionado y cuando
sobreviene el instante desgarrador en que un ser querido cierra los ojos,
inmediatamente se siente con qué nueva hostilidad el instante siguiente
‘asalta’ nuestro corazón. Este carácter dramático del instante es tal vez
susceptible de hacer presentir la realidad (...) ruptura del ser, idea de lo
discontinuo se imponen de un modo incuestionable. Podrá objetarse que esos
instantes dramáticos separan dos duraciones más monótonas. Pero llamamos aquí
monótona y regular a toda evolución que no examinamos con atención apasionada</i>”
El instante, un duelo de lo que pretendemos sin rupturas, continuo; y la
continuidad de una vida es la evocación de los instantes que se fueron con los
seres queridos: suma de ausencias evocadas para sobrellevar las pérdidas
sufridas. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
III. La
captación del instante</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Cito una
referencia de Quignard, en <i>El sexo y el
espanto</i>:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
“Séneca Padre
dice (<i>Controversias</i>, X, 5) que cuando
Filipo vendió a los Olintios como prisioneros de guerra, Parrhasios de Efeso,
pintor ateniense, compró a uno de ellos que era viejo, lo hizo torturar a fin
de poder pintar con ese modelo un Prometeo clavado que los ciudadanos De Atenas
le habían encomendado para el templo de Atenea.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
-<i>Parum, inquit, tristis est</i> (No está lo
bastante triste), dijo Parrhasios cuando hizo posar al viejo en el medio de su
taller.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
El pintor
llamó a un esclavo y le pidió que lo torturase para que sufriera más.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Empezaron a
torturar al viejo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Todo el mundo
sentía piedad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
-<i>Emi </i>(Lo he comprado), replicó el pintor.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
-<i>Calmabat</i> (El hombre gritaba). Clavaron
sus manos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Los que
rodeaban al pintor protestaron de nuevo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
-<i>Servus, inquit, est meus, quem ego belli
jure possideo</i> (Es mío y lo poseo en virtud del derecho de guerra)</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Entonces por
un lado Parrhasios preparó sus polvos, sus colores y sus aceites, por otro el
verdugo preparó sus llamas, sus látigos, sus potros.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
-<i>Alliga</i> (Átalo), agregó. <i>Tristem volo facere</i> (Quiero darle una
expresión de sufrimiento)</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
El viejo de
Olinto lanzó un grito desgarrador. Al oír ese grito, le preguntaron a
Parrhasios si le gustaba la pintura o la tortura. No contestó. Empezó a
gritarle al verdugo:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
-<i>Etiamnunk torque, etiamnunk! Bene habet; sic
tene; hic vultus esse debuit lacerati, hic morientis!</i> (¡Tortúralo más, más!
¡Perfecto; manténlo así; ahí está el rostro de Prometeo desgarrado cruelmente,
de Prometeo moribundo!)</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
El viejo dio
muestras de debilidad, lloró.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Parrhasios le
gritó:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
-<i>Nondum dignum irato Jove jemuisti</i> (Tus
gemidos todavía no son los de un hombre perseguido por la ira de Júpiter)</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
El viejo
empezó a morir. Con voz débil el viejo de Olinto le dice al pintor de Atenas:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
-<i>Parrhasi, morior</i> (Parrhasios, me muero)</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
-<i>Sic tene</i>. (Mentente así)</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<b><i>Toda
pintura es ese instante.</i></b><a href="file:///C:/Users/Daniel/Documents/textos/Molinos%20de%20viento%20corregido.docx#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="Smbolodenotaalpie"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="Smbolodenotaalpie"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
IV. El antes
y después de los instantes</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
En la antigua
Grecia, el instante que intenta captar la pintura, guarda una especialísima
relación con la historia de la cual ese momento era extraído. La irrupción de
un lapsus –en cambio- viene a quebrar y trastocar la intención significante de
un discurso. En este último caso, llamémosle “el instante del lapsus”, se rompe
el sentido de una narración y se problematiza su rigor explicativo y ordenador.
“Rompe el sentido” está dicho no sólo por el quiebre de la significación, sino
también por el quiebre de una dirección: “El instante del lapsus” trastoca
también un vector temporal: De modo que, entonces, el presente está en el
pasado y los terrores temidos en el futuro, ya acontecieron en el pasado. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
En la pintura
griega, el instante “trabaja” al tiempo de otra manera, no es su ruptura,
tampoco un eslabón más en el curso de una narración. Es la captura de ese
momento casi inasible de lo que podríamos llamar lo “inminente”. No ilustra un
desenlace ni figura sus prolegómenos. No muestra lo irremediable de un acto ya
consumado ni lo determinante de sus antecedentes. En ese instante que recorta
la pintura se intuye, sin embargo, el movimiento en el que algo ya comenzó y se
dirige a un inevitable fin. En una palabra, el instante pintado en los diversos
murales griegos, condensa su “antes” y “después”, pero sin develarlos del todo.
Posee la virtud de lo potencial al lograr una efímera suspensión del devenir
temporal: desde el instante que nos aloja y somos, conjeturamos mitos que
intentan razonar nuestros orígenes y nuestro final. En este sentido, Filodemo
escribía (Sobre la muerte, XIV) “<i>no hay
que desearle larga vida a los humanos. No hay “más” tiempo en una larga vida
que en una vida breve. Sólo cuenta el instante máximo en su plena presencia.
Pero los instantes son “inacrecentables</i>””<a href="file:///C:/Users/Daniel/Documents/textos/Molinos%20de%20viento%20corregido.docx#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="Smbolodenotaalpie"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="Smbolodenotaalpie"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
En fin, son únicos y abiertos, son breves totalidades.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<br />
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Daniel/Documents/textos/Molinos%20de%20viento%20corregido.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="Smbolodenotaalpie"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="Smbolodenotaalpie"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 10.0pt;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a> <b><i>La intuición del instante</i></b>,
Siglo veinte, Argentina.</div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Daniel/Documents/textos/Molinos%20de%20viento%20corregido.docx#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="Smbolodenotaalpie"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="Smbolodenotaalpie"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 10.0pt;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a> <b><i>El sexo y el espanto</i></b>,
Buenos Aires, Cuadernos Litoral, 2000
(Negritas mías).</div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Daniel/Documents/textos/Molinos%20de%20viento%20corregido.docx#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="Smbolodenotaalpie"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="Smbolodenotaalpie"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 10.0pt;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a> Extraido de <b><i>El sexo y el espanto, </i></b>P. Quignard, Buenos Aires, Cuadernos
Litoral, 2000.</div>
</div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-77391721864945121712016-02-03T16:56:00.001-03:002016-02-03T16:56:50.406-03:00El principio de realidad como fundamento de la experiencia de ilusión - Daniel C. Ripesi<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">I. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Con frecuencia se supone que la propensión a “dudar” como
forma crítica de abordar la realidad es una tendencia más o menos espontánea y
normal en todo ser humano. Se suele considerar que la toma de ciertas reservas
o prevenciones contra posibles “autoengaños” en la valoración del mundo que nos
rodea es una actitud que deriva de la propia naturaleza humana, como si se
tratara de una suerte de tendencia básica que tarde o temprano evidencia -en el
planteo de ciertas dudas- la búsqueda de una aprehensión de lo real lo más
racional y objetiva posible.</span></div>
<a name='more'></a> <o:p></o:p><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La duda sería según esta perspectiva ingenua la base esencial
del desarrollo cognitivo, la marca de una tendencia innata hacia un cada vez
más afinado razonamiento lógico que operaría como herramienta esencial para la
resolución de toda problemática existencial. Sin embargo, la existencia a
menudo depende más de la capacidad de ser ilógicos para dar solución creativa a
ciertos dilemas cruciales que de aceptar con resignación prudente o anticipación
lúcida lo lógicamente inevitable. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Con el advenimiento del psicoanálisis el ejercicio de “dudar”
perdió su antiguo prestigio (cartesiano), y ya no fue signo de oportuna
prevención sino, a menudo, de una estéril vacilación neurótica. La teoría
psicoanalítica ubica de manera arquetípica en el comportamiento obsesivo el
carácter inhibitorio y empobrecedor de la duda. En ese contexto, la duda toma
el carácter de una perpetua dilación de ciertas decisiones. Se pondera entonces
–a veces de manera un poco idealizada- la capacidad del sujeto de tomar el
riesgo de una acción sin tener que esperar a tener las garantías absolutas de
lograr lo que se espera. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se propone entonces el ideal de un sujeto movido tan solo por
impulso de un deseo que ignora las restricciones insidiosas de la duda… Pero
frente a la alternativa opuesta, la que se da cuando la acción humana no es
detenida por vacilación alguna, cuando nada de nada suscita la perplejidad de
una indecisión y el sujeto se arroja de ese modo a una acción sin la menor
meditación previa, el psicoanálisis ve configurarse cuadros clínicos aún más
complejos y comprometidos que los que plantea la neurosis. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por supuesto se invocará acá que en la “normalidad” debería
ser posible poder ejercer -en las oportunidades que corresponda- una suerte de
duda razonable, haciendo gala con esta expresión de un razonamiento de absoluta
ambigüedad (expresión que, por otra parte, nos llena de dudas…)<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Convengamos en que el ejercicio de dudar no es un episodio
natural en la vida de un sujeto, es más bien una capacidad que no siempre se
encuentra establecida, dudar es un logro fundamental para el proceso de
simbolización que introduce el funcionamiento del principio de realidad. Por
supuesto, no se alude aquí a la duda “reflexiva” que medita con cautela la
realidad para evaluar acciones convenientes o inconvenientes, ni se considera
en estas líneas a la duda que intenta despejar especulaciones demasiado
subjetivas para poder así recortar mejor una perspectiva de la realidad que se
pretenda verdaderamente “objetiva”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Definitivamente no estamos pensando en este contexto en la
duda que debería despejarse para el mejor ejercicio del pensamiento racional
sino a la duda que debe soportarse como algo irresoluble en todo tipo de
experiencia subjetiva, la duda que introduce el funcionamiento del principio de
realidad para el despliegue de un pensamiento no dogmático. Nos referimos a la capacidad de dudar no como
el mecanismo que acota las ilusiones subjetivas sino como a la capacidad que
las sostiene con plena vida pero evitando –eso sí- que se transformen en delirios<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a>. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tratamos de pensar aquí al fenómeno de la duda no como a la
perversión de un ejercicio que debiera darse en el sujeto de una manera normal
(como la operación exitosa de una “duda razonable”), y que, dada su ausencia,
se debiera recuperar para un mejor dominio y control de la propia existencia y
de la relación con el mundo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Entre la extrema inseguridad de quien duda en demasía y la
absoluta certeza de quien carece de toda capacidad para ello, no se ha perdido
un “punto intermedio” en el que la duda intenta una mayor racionalidad en los
actos y percepciones (este aspecto del “dudar” nos parece irrelevante para
sostener una vida que valga la pena de ser vivida, a menudo la “racionalidad”
la echa a perder…), sino que lo que se ha perdido es el campo de ilusión
subjetiva que configura y permite todo proyecto de acción posible.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Parafraseando a Bion quien decía que cuando el hombre no sabe
pensar “juzga”, diríamos que cuando se pierde la capacidad de construir
ilusiones se duda. Habría que corregir un poco esta afirmación, pues la
capacidad de ilusión no supone la aniquilación de la duda sino su especial
articulación en términos de paradoja, es lo que desarrollaremos a continuación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El principio de realidad habilita la duda en el
funcionamiento psíquico pero no necesariamente como la confrontación de dilemas
o problemáticas que deben resolverse, la más común de las cuales podría ser
interrogarse si tal experiencia que se está viviendo es una experiencia
objetiva o subjetiva<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a>
(“¿verdad o mentira?”, “real o fantástica”, etc.), sino como tensiones que
deben articularse en términos de una paradoja: “es una cosa y otra, un
entrecruzamiento de algo de carácter subjetivo y objetivo a la vez” (y –al
mismo tiempo- “no es ni una cosa ni la otra, porque lo objetivo o lo subjetivo
no se dan jamás de manera disociada y en estado puro sino siempre en esa
relación indefinida en donde no se sabe bien dónde termina una cosa (el propio
punto de vista) y dónde empieza la otra
(lo que se “debería ver”). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Como lo observaba Saer</span><a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="Smbolodenotaalpie"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="Smbolodenotaalpie"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></a><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> l</span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">a
realidad</span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">, como presunto
polo objetivo de la percepción </span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-hansi-font-family: Calibri;">- <i>es el soporte de la artificialidad universal. El concepto de realidad
se basa en una supuesta universalidad de las percepciones humanas y de cierta
existencia constante de referencia objetiva de esas percepciones. Pero es más
difícil admitir que “realidad” designa más bien nuestras convicciones que una
serie de atributos objetivos y precisos del mundo.</i></span><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> De todos modos, en el sentido
opuesto, nuestras convicciones (sueños e ilusiones) necesitan un soporte en
donde apoyarse para no transformarse en una simple alucinación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La duda no debería internarse en el territorio de una
pregunta absolutamente estéril: ¿cuál es el punto de vista subjetivo que
debería tomarse como el más seguro y válido?, es decir, preguntarse sobre cuál
de todas estas miradas designa mejor la realidad, porque todos no hacen más que
designar una perspectiva distinta y personal. Tampoco la mera e hipotética
sumatoria de todos los puntos de vista posibles configuran un dato más real y
acabado de lo real, porque cada perspectiva no se apoya sobre un mundo único
sino que cada perspectiva inventa –hasta cierto punto- uno distinto. Pero no
por ello debería entregarse el sujeto a una relatividad que hace válida
cualquier valoración… ¿Entonces?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Avancemos de a poco, digamos desde un principio que el punto
de vista que valora la realidad no es exactamente del propio sujeto sino del
mundo que condiciona y sujeta a cada individuo a determinado lugar desde donde
mirar. En todo caso se trata de una paradoja esencial de toda simbolización:
solo miro y descubro un mundo desde mi propia perspectiva, pero únicamente a
partir de lo que el mundo ofrece a mi mirada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">II.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Poder sostener respecto de la realidad -y en el despliegue
subjetivo- experiencias de paradojas<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></a>
permite llevar adelante el proceso de simbolización. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Qué supone “simbolizar” desde el punto de vista
psicoanalítico? Rápidamente evocamos en este sentido al proceso de “ligazón”
que describe Freud y que permite la articulación de ciertas representaciones
entre sí. Dichas representaciones se constituyen -por la particular asociación
que se establece entre ellas- en un conjunto organizado (con vías de afecto
facilitadas entre sí) que otorga sentido a una experiencia<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En un principio, según el primer ordenador del funcionamiento
psíquico descripto por Freud (el del “principio del placer-displacer”), este
conjunto organizado de representaciones define solo dos circunstancias
posibles: por un lado, se simboliza como “bueno” a toda experiencia que produce
satisfacción (por efecto de un aminoramiento de la tensión interna) y –por
otro- se significa como “malo” a toda aquella otra experiencia que produce
frustración (por aumento de la tensión interna). Sin embargo, este esquema tan
simple y elemental de simbolización, que permite un primer nivel de orientación
frente a lo real, termina arriesgando a una suerte de peligroso encierro
subjetivo. ¿Por qué?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Para empezar hay que decir que lo que se siente como bueno
–en tanto supone una ganancia de placer- o lo que se siente como malo –por
tener que soportar un incremento del displacer- no suponen <i>estados</i> fijos sino <b><i>pasajes</i></b> entre estados. Se trata de
un tránsito entre distintos niveles de energía interna, de modo que no importa
tanto el escalón energético alcanzado como el deslizamiento “ascendente” o
“descendente” que llevó de uno a otro. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Si en el pasaje del nivel “A” al nivel “B” se aminora la
tensión interna del organismo hay sentimiento de placer, pero esto no significa
en absoluto que “B” sea un estado placentero o bueno en sí mismo (y que por esa
razón –si se perdura en esa situación- se prolongue para el sujeto un
sentimiento consolidado y permanente de placer), el placer no supone haber
alcanzado el punto B sino en haberse “deslizado” hasta él. De “B” se puede
pasar a “C” aminorando aún más la tensión y generando un nuevo sentimiento de
placer, pero tampoco esto significa que “C” sea un estado más bueno que “B”<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></a>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Lo bueno o lo malo son términos pasajeros, relativos, y
eventualmente efímeros. Tratar de retener al placer para tornarlo un estado
bueno en sí mismo y perdurable es humanamente comprensible pero absolutamente
imposible de lograr, salvo al precio de caer en la locura. Lo único que
estabiliza ilusoriamente algo que pueda definirse como bueno o como malo son
las representaciones a las que se ligan a los afectos de placer y displacer. Y
ahora podemos retomar lo señalado antes en términos de una simbolización que pueda confinar en un
peligroso encierro subjetivo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Freud habla de una primera y elemental forma de simbolización
de lo que se supone bueno en la experiencia subjetiva, lo llama <i>realización alucinatoria de deseo</i>, y es
–justamente, como él mismo lo señala- una forma de simbolización que de
prolongarse en el tiempo llevaría al encierro y la muerte del individuo. Se
trata de la primera forma de ligazón simple y directa entre la satisfacción
primitivamente obtenida con el pecho y una representación mítica (idea
desiderativa) de este primer objeto de satisfacción.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Una sola (mítica) representación capta y fija un objeto de
referencia como símbolo<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></a>
absoluto y excluyente del placer. La idea desiderativa operaría así como una
representación ideal y dogmática, símbolo o referencia de la esencia de un
objeto en tanto “bueno” (desconociendo que el objeto no posee ninguna esencia
cualitativa innata que le fuera específica sino que solo es el punto de apoyo
de un deslizamiento entre dos momentos energéticos).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Finalmente la alucinación de un pecho ideal es la figura
fetichizada que detiene el flujo energético del sujeto e inhabilita la acción
de búsqueda de un objeto real. Ahora bien, el principio de realidad no saca de
la alucinación por darle un privilegio de realidad <i>concreta</i> al pecho real sino que habilita una búsqueda, abre la
esperanza subjetiva de un encuentro con algo que no sea un simple delirio. El
principio de realidad no opera para discriminar objetos reales de objetos
fantasiados, su funcionamiento, en todo caso, permite la construcción de una
ilusión, el de la <b><i>la existencia de un mundo compartido</i></b>, lugar o territorio en
donde los objetos pueden ser hallados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando Freud afirma que el objeto es “contingente” lo hace en
oposición a las teorías sustancialistas de la realidad, sugiere en cambio que
no hay una esencia buena o mala en la constitución íntima de los objetos, solo
una ilusión subjetiva mueve a la aspiración y anhelo de retener ciertos objetos
en tanto buenos en sí mismos o repulsión de ciertos objetos malos tomados como
tales. Sin embargo, desde la perspectiva psicoanalítica, lo que verdaderamente
impulsa la vida es el simple deseo o búsqueda de placer<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></a>
(placer que puede no coincidir necesariamente con lo que el sentido común puede
considerar como “bueno”). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Finalmente, no hay constelación establecida -en lo real- de
lo bueno y lo malo como polos o modelos de orientación moral para el sujeto<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></a>,
sino solo una experiencia ética basada en responsabilizarse del propio deseo y
de sus consecuencias (sin garantías de lo realmente bueno o malo como algo ya
establecido como tales para todo el mundo). Y, como toda búsqueda de placer
jamás encuentra en este sentido un objeto absoluto y definitivo<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></a>,
siempre cada objeto “rencontrado” es –en alguna medida- tanto satisfactorio
como insatisfactorio (no tanto “también un poco malo” como limitado en sus
posibilidades). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por eso el sujeto tiende a no estacionarse nunca en un nivel
de placer alcanzado y relanza siempre su búsqueda, ahora bien, ¿cómo evitar una
deriva loca que lo deslice sin detenimientos necesarios de “objeto en objeto”? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El principio de realidad inaugura la dimensión de un límite
en las experiencias subjetivas, no solo para impedir el desborde de ideas
delirantes sino también para acotar el peso de una realidad que intentara
presentarse como enteramente ajena a los propios sueños.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Si el pecho ideal alucinado (idea desiderativa) se
constituyera en signo inequívoco de lo bueno, se estabilizaría un estado placentero al que el sujeto
intentaría aferrarse con todas sus fuerzas, estado perfecto que tiene un solo
problema, es enteramente delirante. Cada vez que un individuo cree haber
logrado un estado bueno, más o menos fijo y perdurable, podemos afirmar que
está tomado por un delirio. Lo mismo sucede con lo malo como estado dominante,
reconocemos en este caso la locura paranoide. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Lo bueno y lo malo como estados son fijaciones delirantes muy
bien descriptas por M. Klein en teoría de la posición subjetiva
esquizo-paranoide. El desarrollo subjetivo supone salir de este delirio y vivir
el placer y el displacer ya no como estados buenos o malos sino como
circunstancias no perdurables, siempre finitas, momentos, tránsitos, pasajes<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Del dogmatismo dominante en la posición esquizo-paranoide que divide la
realidad en objetos buenos y malos (ideales y terroríficos) se pasa a la
posición depresiva que inaugura en el aparato psíquico la capacidad de dudar:
“¿Qué tan bueno o malo es?”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por el agregado del principio de realidad al principio del
placer-displacer que transforma el delirio de un estado bueno fijo a la
“ilusión” de poder habitar un mundo cuya consistencia es más o menos perdurable
y previsible tanto en sus aspectos buenos como malos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Qué supone esto?, esto implica restarle fijeza a las
representaciones que designan lo que se supone bueno o lo malo según respondan
a experiencias de gratificación o frustración respectivamente. Se podría decir
que el principio de realidad “relativiza” la supuesta naturaleza efectiva de la
realidad, nada es –en el contexto de su funcionamiento- <i>definitivamente</i> bueno o malo, las experiencias sentidas como buenas
o malas se definen no por un signo específico de la naturaleza inmanente de los
objetos sino por una red de representaciones que dejan siempre margen para la
duda, para la incertidumbre. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">De todos modos, un sistema de representaciones supone
siempre, en alguna medida, una cristalización de la experiencia vivida, una
detención del flujo energético que es lo que verdaderamente pone en juego la
vivacidad de las emociones. Así, los recuerdos intentan fijar momentos,
encuadrar y detener –para otorgarles cierta duración- instantes que pueden ser
de tristeza o alegría, de placer o dolor, etc.
Los recuerdos implican un esquema figurativo y narrativo que permite la
evocación de una experiencia de la que solo traen el eco casi insensible de una
emoción pretérita. La melancolía fetichiza esos recuerdos, la manía los
aniquila. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La actividad onírica, a diferencia de los recuerdos -que
operan como “fotografías” o registros detenidos de ciertos momentos
subjetivos-, supone una actividad más cercana a la dinámica de lo
“cinematográfico”. El soñador se desliza por diversas circunstancias,
inquietantes o excitantes y, si bien “mira” sus movimientos, también es quien
se mueve en el escenario onírico que contempla. La intensidad afectiva de los
sueños suele ser mucho más intensa que la de los recuerdos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La estabilidad emocional de un sujeto, que impide los
deslizamientos bruscos y disociados hacia la euforia o hacia el más extremo
pesimismo, es una condición necesaria para sostener lazos sociales y lograr
cierto nivel de intercambio con el mundo y los demás sujetos, pero depende de
la capacidad de sostener la ilusión de haber logrado establecer estados
afianzados de bienestar. La permanencia de un “estado” cualquiera insensibiliza
la economía afectiva que se experimentó en el tránsito hacia él por el simple
hecho de que una vez alcanzado dicho estado se estanca el movimiento afectivo.
¿Cómo lograr una necesaria estabilidad afectiva sin anestesiarse
emocionalmente?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Es cierto que el principio de realidad otorga –como decíamos
más arriba- cierta consistencia al mundo, es decir cierta previsibilidad y
estabilidad, de modo que el sujeto se siente seguro en él y más o menos
orientado, sin embrago, el riesgo de dicha estabilidad es un detenimiento del
movimiento subjetivo en formas más o menos estereotipadas de adecuación a lo
real y de constitución narcisista. ¿Cómo evitar ese detenimiento empobrecedor
de la experiencia subjetiva? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> El principio
placer-displacer simboliza plenamente lo bueno o lo malo refiriéndolo siempre a
una presencia, o bien a la presencia del objeto que alivia y causa placer, o
bien a la presencia prefigurada en un dolor indecible que se simboliza como una
presencia mala, hostil o amenazante. Signos de una presencia, ya sea presencia
de lo bueno aliviando o de lo malo agrediendo favorecen un primer baño de
significación del mundo: lo bueno, lo malo. Significación escueta, literal,
dogmática. La representación atrapa enteramente la “cosa”, la cosa dolor o la
cosa gratificante. El principio de realidad, en cambio, trata de simbolizar lo
ausente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A partir de ciertos indicios, olores, ruidos, recuerdos de
experiencias anteriores, la inquietante tardanza del pecho puede soportarse
mejor, de modo que la ausencia del pecho gratificante encuentra sus puntos de
apoyo en representaciones que ligan su ausencia como algo temporario y
facilitan una cierta capacidad de espera. El principio de realidad permite
simbolizar ya no presencias (gratificantes o frustrantes) sino ausencias,
quizás la primera duda seria que visita al ser humano es ¿dónde está lo que
anhelo? Hacer frente a esta duda no requiere exactamente una respuesta
demasiado exacta sino esperanzas, es decir la ilusión de un retorno. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Detengámonos entonces –tomando en cuenta la perspectiva
winnicottiana- en la configuración de un campo de ilusión como esencia de la
operatoria del principio de realidad. Por otra parte preguntarse ¿dónde está el
objeto que anhelo?, implica sostener con sentido el escenario estable y
familiar que hace notable esa ausencia. Lo que el principio de realidad logra
en el sujeto es construir y sostener más o menos inalterado el contexto que
sitúa las ausencias, solo así la duda es tolerable (¿lo perdí?, ¿me abandonó?,
¿volverá?, etc.)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Similar ambigüedad a la invocación de Freud de una angustia neurótica y una
angustia “realística”.</div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Muy lejos de la duda hiperbólica cartesiana. </div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Problemática acuciante del paciente esquizoide: “lo que estoy viviendo y
pensando, ¿es producto de mi imaginación o realmente está sucediendo así?” </div>
</div>
<div id="ftn4">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="Smbolodenotaalpie"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="Smbolodenotaalpie"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></a> En El concepto como fcción, Ed.
Planeta, Bs. As., 1997<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn5">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></a> Lo
que implica no resolver sino sostener irresueltas las dudas en términos,
justamente, de paradojas.</div>
</div>
<div id="ftn6">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></a> Y,
en principio, la experiencia de uno mismo.</div>
</div>
<div id="ftn7">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Incluso puede ser un hecho negativo y peligroso pasar sin interrupción de
momentos de mayor tensión a momentos de cada vez menor tensión porque el
organismo se quedaría absolutamente descargado de energía como para llevar a
cabo actos motores que permitan modificar (como se verá más adelante) la
realidad en beneficio de la supervivencia del sujeto. Esta tendencia a la
reducción total de la tensión interna es el movimiento mortífero del principio
de nirvana.</div>
</div>
<div id="ftn8">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Una distinción erudita que por el momento dejamos de lado diferenciaría símbolo
de signo más aplicable en este caso.</div>
</div>
<div id="ftn9">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Recordemos que fue Fairbairn quien replicó esta consigna freudiana diciendo que
la pulsión no busca placer sino objetos.</div>
</div>
<div id="ftn10">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Perspectiva religiosa que Freud rechazaba enérgicamente.</div>
</div>
<div id="ftn11">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Salvo que se lo fetichice.</div>
</div>
<div id="ftn12">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/El%20principio%20de%20realidad%20como%20fundamento%20de%20la%20experiencia%20de.docx#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Lo paradójico de la posición esquizo-paranoide que describe M. Klein es que los
estados buenos (por efecto de la experiencia de gratificación) y los estados
malos (por efecto de la frustración) si bien son momentos coagulados no son
perdurables en el tiempo, hay una permutación permanente y caótico de un estado
a otro, situación de la que sacará la posición depresiva. </div>
</div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-7016220278204662772015-12-29T18:31:00.000-03:002015-12-29T18:33:07.772-03:00Misterio Compartido. Por Paula Larotonda. Comentario y Traducción de Os Lazos de Familia (1) de Clarice Lispector (2)<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Clarice inventa un espacio-tiempo, para que una hija con su madre y una madre con su hijo habiten: en el instante exacto de la urgencia, de la partida inminente, del llamado único y definitivo, del límite desesperado.</span><br />
<a name='more'></a><br />
<table align="center" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" style="width: 100%px;"><tbody>
<tr><td colspan="2" valign="top" width="100%"><blockquote>
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, Times, serif;">Clarice narra la historia de Catarina, de su madre -Severina-, su marido Antonio -un ingeniero con un auspicioso porvenir- y el hijo de ambos, "un niño flaco, nervioso y distraído".<br /><br />Severina pasa unos días en la casa de su hija Catarina. El día de la partida, Catarina acompaña a su madre a la estación de tren. En el viaje en taxi hacia la estación, percibe que su madre está envejecida. Mientras tanto, Severina mantiene la impresión de que se olvidó algo en la partida. Ambas comparten el mismo silencio, un mismo misterio.<br /><br />Esas últimas escenas antes del adiós encadenan estremecimientos, sobresaltos y recuerdos de dos mujeres, unidas y separadas por una historia, de la cual, sólo conservan un profundo dolor. Catarina, que tiene la capacidad de sonreír con los ojos, piensa: "Nadie mas puede amarte sino yo...y el peso de la responsabilidad le dio a la boca un gusto de sangre. Como si madre e hija fuera vida y repugnancia. No se podía decir que amaba a su madre. Su madre le dolía, era eso".<br /><br />Frena de repente el taxi en el que viajaban, haciéndolas chocar una contra la otra; madre e hija en una escena cuerpo a cuerpo, que deja al desnudo la distancia entre ambas y la proximidad de la carne ajena y familiar...Entre ellas: la vida y el rechazo, el pudor y el grito ahogado: soy tu madre...y yo soy tu hija.<br /><br />Finalmente el tren se prepara para la partida, Severina pierde su sombrero al viento y Catarina ve alejarse a esa vieja de cabellera gris que ya no consigue divisar a su hija...<br /><br />Catarina vuelve a su casa, entra y encuentra allí a Antonio en su gran día: la tarde del sábado. Entra en el cuarto del hijo, un chico de casi cuatro años, una criatura boba, ensimismada en su mundo "nadie consigue aun llamarle la atención". De repente Catarina oye por primera vez la palabra mágica saliendo de la boca del chico: "Mami", un llamado con el que la nombra por primera vez. Entonces decide salir de la mano del hijo por la calle, sin explicar nada; en un acto que pareciera el intento de salvar a su hijo de quién sabe qué destino mortífero, qué vacío abismal. Antonio mira desde el departamento y ve a "madre e hijo comprendiéndose dentro del misterio compartido". Siente celos y ganas de gritarle que el chico aún era inocente. Antonio se pregunta: ¿cuándo es que una madre transmite la herencia, cuándo un hijo deja de ser inocente, para saber algo de su Verdad, de su historia...? "Nadie sabría de qué negras raíces se alimenta la libertad de un hombre"...<br />Clarice inventa un espacio-tiempo, para que una hija con su madre y una madre con su hijo habiten: en el instante exacto de la urgencia, de la partida inminente, del llamado único y definitivo, del límite desesperado. Allí, a punto de decir o apenas invocando, se produce el estremecimiento de la carne que rechaza y confirma, que toma y libera. En los pliegues de un rostro, en una mirada primera, algo se conmueve y se rescata; el resto permanecerá indecible y compartido...</span></blockquote>
<br />
<blockquote>
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, Times, serif;"><b>Los lazos de familia</b><br /><br />La mujer y la madre finalmente se acomodaron en el taxi que las llevaría a la estación. La madre contaba una y otra vez las dos valijas tratando de convencerse de que ambas estaban en el auto. La hija miraba con sus oscuros ojos -a los que un ligero estrabismo daba un continuo brillo de burla y frialdad-.<br /><br />-¿No olvidé nada? Preguntó por tercera vez la madre<br /><br />-No, no, no olvidaste nada, respondía paciente y divertida la hija.<br /><br />Todavía conservaba la impresión medio cómica de la escena entre su madre y su marido en el momento de la despedida. Durante las dos semanas que había durado la visita de la vieja, ellos apenas se habían soportado.<br /><br />Los buenos días y las buenas tardes sonaban con tan delicada cautela que la hacía tentar de risa. Pero justo en el momento de la despedida, antes de que subieran al taxi, la madre se transformó en una suegra ejemplar y el marido en un buen yerno. "Perdone si dije alguna palabra de más", dijo la vieja, y Catarina, divertida, miraba a Antonio que no sabía qué hacer con las valijas en las manos, tartamudeando perturbado por tener que ser un buen yerno. "Si me río, pensarán que estoy loca" pensaba Catarina arqueando las cejas. "Quien casa a un hijo pierde un hijo, pero quien casa una hija gana otro hijo", agregó la madre y Antonio aprovechó su gripe para toser. Catarina, de pie, observaba con malicia al marido, cuya seguridad se desvanecía para dar lugar a un hombre moreno y menudo, forzado a ser el hijo de aquella mujer llena de canas.<br /><br />Fue entonces que las ganas de reír se le hicieron más fuertes. Felizmente nunca necesitaba reír concretamente cuando tenía ganas de hacerlo: sus ojos adquirían una expresión inteligente y contenida, se volvían más estrábicos y su risa le salía por los ojos. Siempre le dolía un poco esta capacidad de reír, pero nada podía hacer por evitarlo: desde pequeña reía por los ojos, desde siempre fue estrábica.<br /><br />-Insisto en que el chico está flaco, dijo la madre resistiendo a las sacudidas del auto. Y a pesar de que Antonio no estaba presente, usó el mismo tono de desafío y acusación que empleaba frente a él. Tanto que una noche Antonio reaccionó: ¡no es por mi culpa, Severina! Él llamaba a la suegra Severina, porque antes del casamiento habían proyectado que serían una suegra y un yerno modernos. Luego de la primera visita de la madre a la pareja, la palabra Severina se tornaba difícil en la boca del marido y ahora, el hecho de llamarla por el nombre, no impedía que...-Catarina los miraba y reía.<br /><br />-El chico siempre fue flaco, mamá, le respondió. El taxi avanzaba monótono.<br /><br />-Flaco y nervioso, agregó la señora con energía.<br /><br />-Flaco y nervioso, asintió Catarina tolerante.<br /><br />Era un chico nervioso, distraído. Durante la visita de la abuela se tornó aún más distante, dormía mal, perturbado por los cariños excesivos y por los pelliscones de amor de la vieja. Antonio, que nunca se preocupaba especialmente por la sensibilidad del hijo, pasó a dar indirectas a la suegra, "malcriando a una criatura...".<br /><br />-¿No olvidé de nada?..., recomenzó la madre, cuando una frenada súbita del auto las lanzó una contra la otra y provocó la caída de las valijas. -Ah! Ah! -exclamó la madre como ante un desastre irremediable, ah! Decía balanceando la cabeza sorprendida, de repente envejecida y pobre. ¿Y Catarina?<br /><br />Catarina miraba a la madre, y la madre observaba a la hija, ¿también a Catarina le había sucedido un desastre? Sus ojos pestañearon sorprendidos, acomodaba deprisa las valijas, la bolsa, buscando lo más rápidamente posible remediar la catástrofe. Porque de hecho algo había sucedido, era inútil ocultarlo: Catarina había sido lanzada contra Severina, en una intimidad de cuerpos hace mucho olvidada, venida del tiempo en el que se tiene papá y mamá. A pesar de que nunca se habían abrazado o besado. Del padre, sí. Catarina siempre había sido más amiga. Cuando la madre les llenaba los platos obligándolos a comer demasiado, los dos se miraban con un guiño cómplice y la madre ni lo notaba. Pero después del choque en el taxi y después de que se acomodaron, no tenían de que hablar - ¿porqué no llegaban pronto a la estación?<br /><br />-¿No me olvidé de nada?, preguntó la madre con voz resignada.<br /><br />Catarina ya no quería más mirarla ni responderle.<br /><br />-Tome sus anteojos! Le dijo, recogiéndolos del piso<br /><br />-Ah! Ah! Mis anteojos! Exclamaba la madre perpleja.<br /><br />Solo se espiaron realmente cuando las valijas fueron acomodadas en el tren, después de intercambiar besos: la cabeza de la madre apareció en la ventana.<br /><br />Catarina vió entonces que su madre estaba envejecida y tenía los ojos brillantes.<br /><br />El tren no partía y ambas esperaban sin tener qué decir. La madre sacó el espejo de la cartera y se examinó en su sombrero nuevo, comprado la misma sombrerería de la hija.<br /><br />Se miraba componiendo un aire excesivamente severo donde no faltaba alguna admiración por sí misma. La hija observaba divertida. Nadie más puede amarte sino yo, pensó la mujer riendo por los ojos; y el peso de la responsabilidad le dio a la boca un gusto de sangre. Como si madre e hija fuese vida y repugnancia. No, no se podía decir que amaba a su madre. Su madre le dolía, era eso.<br /><br />La vieja había guardado el espejo en la cartera, y la miraba sonriendo. El rostro ajado y pero todavía vivaz parecía esforzarse por provocar a los otros alguna impresión, de la cual el espejo haría parte. La campana de la estación tocó de pronto, hubo un movimiento general de ansiedad, varias personas corrieron pensando que el tren ya partía: ¡mamá! Dijo la mujer. ¡Catarina! Dijo la vieja. Ambas se miraban espantadas, la valija en la cabeza de un cargador les interrumpió la visión y un muchacho corriendo agarró al pasar el brazo de Catarina, desbocándole el cuello del vestido. Cuando se pudieron ver de nuevo, Catarina estaba a punto de preguntarle si no olvidaba nada...<br /><br /><br />-¿No olvidé nada? Preguntó la madre<br /><br />También a Catarina le parecía que habían olvidado alguna cosa, y ambas se miraban atónitas -porque si realmente habían olvidado, ahora era demasiado tarde. Una mujer arrastraba una criatura, la criatura lloraba, nuevamente la campana de la Estación sonó...Mamá, dijo la mujer. ¿Qué habían olvidado de decir una a la otra? Y ahora era demasiado tarde. Le parecía que deberían un día haberse dicho así: soy tu madre, Catarina. Y ella debería haber respondido: y yo soy tu hija.<br /><br />-¡No vaya a tomar una corriente de aire! Gritó Catarina.</span><br />
<blockquote>
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, Times, serif;">- Mirá nena, ya estoy crecida, dijo la madre sin dejar sin embargo de preocuparse con la propia apariencia. La madre, pecosa, un poco vacilante, acomodaba con delicadeza el ala del sombrero y Catarina tuvo súbitamente ganas de preguntarle si había sido feliz con su padre<br />- ¡De saludos a tiíta! Gritó.<br />- Sí, sí!<br />- Mamá, dijo Catarina cuando un largo pitido se había escuchado y en el medio de la humareda las ruedas ya se movían.<br />- ¡Catarina! Dijo la vieja de boca abierta y ojos espantados, y a la primera sacudida la hija la vio llevar las manos al sombrero: este se cayó hasta la nariz, dejando aparecer apenas la nueva dentadura. El tren ya andaba y Catarina observaba.</span></blockquote>
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, Times, serif;">El rostro de la madre desapareció un instante y reapareció ya sin sombrero, el rodete de los cabellos descoloridos cayendo en mechas blancas sobre los hombros como las de una doncella -el rostro estaba inclinado sin sonreír, tal vez incluso sin divisar mas a la hija distante.</span><br />
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, Times, serif;">En el medio de la humareda Catarina comenzó a caminar de vuelta a casa, el ceño fruncido, y en los ojos la malicia de los estrábicos. Sin la compañía de la madre, recuperó el modo firme de caminar: solita era más fácil. Algunos hombres la miraban, ella era dulce, un poco pesada de cuerpo. Caminaba serena, vestía moderna, los cabellos cortos teñidos de pelirrojo. Y de tal modo se habían dispuesto las cosas que el amor doloroso le pareció la felicidad -todo estaba tan vivo y tierno alrededor, la calle sucia, los viejos bondis, cáscaras de naranja -la fuerza fluía y refluía en su corazón con pesada riqueza. Estaba muy bonita en este momento, tan elegante, integrada a su época y a la ciudad donde naciera. Como si la hubiera escogido. En los ojos bizcos cualquier persona adivinaría el gusto que esa mujer tenía por las cosas del mundo. Espiaba a las personas con insistencia, procurando fijar en aquellas figuras mutables su placer aún húmedo de lágrimas por la madre. Se desvió de los autos, consiguió aproximarse al ómnibus burlando la fila, espiando con ironía, nada impediría que esa pequeña mujer que caminaba moviendo las caderas, subiese un peldaño más misterioso en sus días.</span><br />
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, Times, serif;">El ascensor zumbaba en el calor de la playa. Abrió la puerta del departamento mientras se liberaba del sombrerito con la otra mano, parecía dispuesta a disfrutar de la anchura del mundo entero, camino abierto por su madre que le ardía en el pecho. Antonio casi ni levantó los ojos del libro. La tarde del sábado siempre había sido suya, e inmediatamente después de la partida de Severina, él la retomaba con placer, junto al pequeño escritorio. </span><br />
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, Times, serif;">-"Ella" se fue?<br /><br />-Sí, se fue, respondió Catarina empujando la puerta del cuarto de su hijo. Ah, si, allá estaba el chico, pensó con alivio súbito. Su hijo. Flaco y nervioso. Desde que se había puesto de pie, había caminado firme, pero casi a los cuatro años hablaba como si desconociese verbos: constataba las cosas con frialdad, no ligándolas entre sí. Allá estaba él sacudiendo la toalla mojada, exacto y distante. La mujer sentía un calor agradable y le habría gustado fijar al chico para siempre a este momento, le sacó la toalla de las manos, reprimiéndolo: ¡este chico! Pero el chico miraba indiferente para el aire, comunicándose consigo mismo. Estaba siempre distraído. Nadie conseguía aún llamarle verdaderamente la atención. La madre sacudía la toalla en el aire e impedía con su forma la visión del cuarto: ¡Mami! Dijo el chico. Catarina se dio vuelta rápido. Era la primera vez que él decía mami en ese tono y sin pedir nada. Había sido más que una constatación: ¡mami! La mujer continuó sacudiendo la toalla con violencia y se preguntó a quién podría contar lo que sucedía, pero no encontró a nadie que entendiese lo que ella no podía explicar. Desprendió la toalla con vigor antes de colgarla para secar. Tal vez pudiese contar, si cambiase la forma. Contaría que el hijo había dicho: mami, quién es Dios. No, tal vez: mami, chico quiere Dios. Tal vez. Sólo en símbolos la verdad cabría, sólo en símbolos la recibirían. Con los ojos sonriendo de su mentira necesaria, y sobretodo de la propia estupidez, huyendo de Severina, la mujer inesperadamente rió para el chico, no sólo con los ojos: el cuerpo todo rió, quebrándose, quebrando un envoltorio y una aspereza apareció como una ronquera. Fea, dijo entonces el chico examinándola.<br /><br />-¡Vamos a pasear! Respondió acalorada y tomándolo de la mano. Pasó por la sala, sin parar avisó al marido: ¡vamos a salir! Y golpeó la puerta del departamento. Antonio apenas tuvo tiempo de levantar los ojos del libro -y con sorpresa espiaba la sala ya vacía. Catarina! Llamó, pero ya se oía el ruido del ascensor descendiendo. A dónde fueron? Se preguntó inquieto, tosiendo y sonando la nariz. Porque el sábado era suyo, pero él quería que su mujer y su hijo estuviesen en casa mientras él tomaba su sábado. Catarina! Llamó enojado no obstante supiese que ella no podía más oírlo. Se levantó, fue a la ventana y un segundo después divisó a su mujer y a su hijo en la vereda.<br /><br />Los dos habían parado, la mujer tal vez decidiendo el camino a tomar. Y de pronto retomando la marcha.<br /><br />¿Por qué iba ella tan fuerte, agarrando la mano de la criatura? Por la ventana veía a su mujer tomando con fuerza la mano de la criatura y caminando deprisa, con los ojos fijos hacia adelante, y, aún sin ver, el hombre adivinaba su boca endurecida. La criatura, no se sabía por qué oscura comprensión, también miraba fijo para adelante, sorprendido e ingenuo. Vistas desde arriba las dos figuras perdían la perspectiva familiar, parecían achatadas en el suelo y más oscuras a la luz del mar. Los cabellos de la criatura volaban...<br /><br />El marido se repitió la pregunta que, incluso bajo su inocencia de frase cotidiana, lo inquietó: ¿adónde van? Veía preocupado que su mujer guiaba a la criatura y temía que en ese momento en que ambos estaban fuera de su alcance ella transmitiese a su hijo...pero qué? "Catarina", pensó, "Catarina esta criatura aún es inocente!" ¿En qué momento es que una madre, apretando a una criatura, le da esa prisión de amor que se abatirá para siempre sobre el futuro hombre? Mas tarde su hijo, ya hombre, solito, estaría de pie delante de esta misma ventana, golpeteando los dedos en este vidrio, preso. Obligado a responder a un muerto. ¿Quién sabría jamás en que momento la madre transfería al hijo la herencia. Y con qué sombrío placer? Ahora madre e hijo comprendiéndose dentro del misterio compartido. Después nadie sabría de qué negras raíces se alimenta la libertad de un hombre. "Catarina", pensó con cólera, "la criatura es inocente!" Habían, sin embargo desaparecido por la playa. El misterio compartido.<br /><br />Pero y yo? Preguntó asustado. Los dos se habían ido solitos. Y él se había quedado con su sábado".. Y su gripe. En el departamento arreglado, donde "todo funcionaba bien" ¿Quién sabe si su mujer estaba huyendo con el hijo de la sala bien iluminada, de los muebles bien escogidos, de las cortinas y los cuadros? Había sido eso lo que él le había dado. Departamento de ingeniero. Y sabía que si la mujer se aprovechaba de la situación de un marido joven y lleno de futuro -la despreciaba también, con aquellos ojos sonsos, huyendo con su hijo nervioso y flaco. El hombre se inquietó. Porque no podría continuar dándole más que éxito. Y porque sabía que ella lo ayudaría a conseguirlo y odiaría lo que consiguiesen. Así era aquella mujer calma de treinta y dos años que nunca hablaba propiamente, como si hubiese vivido siempre. Las relaciones entre ambos eran tan tranquilas. A veces él buscaba humillarla, entraba en el cuarto mientras ella se cambiaba de ropa porque sabía que ella detestaba ser vista desnuda. ¿Por qué precisaba humillarla? Mientras tanto él bien sabía que ella sólo sería de un hombre siempre que fuera orgullosa. Pero se había habituado a hacerla femenina de ese modo: la humillaba con ternura, y ahora ella ya sonreía -¿sin rencor? Tal vez de todo eso hubiesen nacido sus relaciones pacíficas, y aquellas charlas en voz tranquila que hacían la atmósfera del hogar para la criatura. ¿O ésta se irritaba a veces? A veces el chico se irritaba, pateaba, gritaba con pesadillas. De dónde había nacido esa criaturita vibrante, sino de lo que su mujer y él habían quitado de la vida diaria. Vivían tan tranquilos que, si se aproximaba un momento de alegría, ellos se miraban rápidamente, casi irónicos, y los ojos de ambos decían: no vamos a gastarlo, no vamos a usarlo ridículamente. Como si hubiesen vivido desde siempre.<br /><br />Pero él al mirarla desde la ventana, al verla ir deprisa de manos dadas con el hijo, se dijo: ella está tomando el momento de alegría -solita. Se sentía frustrado porque hacia mucho no podía vivir sin ella. Y ella conseguía tomar sus momentos -solita. Por ejemplo, ¿qué habría hecho su mujer entre el tren y el departamento? No era que sospechase, pero se inquietaba.<br /><br />La última luz de la tarde estaba pesada y se abatía con gravedad sobre los objetos. Las arenas crujían secas. El día entero había estado bajo amenaza de irradiación. Que en ese momento, sin reventar, no obstante, se ensordecía cada vez más y zumbaba en el ascensor ininterrumpido del edificio. Cuando Catarina volviera ellos cenarían espantando las mariposas. El chico gritaría en el primer sueño, Catarina interrumpiría un momento la cena...y el ascensor no pararía ni siquiera un instante?! No, el ascensor no pararía un instante.<br /><br />-"Después de cenar iremos al cine", resolvió el hombre. Porque después del cine sería finalmente la noche, y ese día se rompería con las olas en las rocas del Arpoador </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">(3)</span></blockquote>
</td></tr>
<tr><td colspan="2" height="132" valign="top" width="100%"><blockquote>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">(1)En Lacos de família, Editora Rocco Ltda., Rio de Janeiro, 1998<br /><br />(2) (Tchetchelnik, Urania, 1925 - Río de Janeiro, Brasil, 1977) es una de las voces brasileñas que, en la década del cuarenta, le dio un aire fresco a la literatura de ese país introduciendo la novela lírica, netamente embebida en el fluir de la conciencia, subsidiario de la obra de Virginia Woolf, pero también la reconcentrada intimidad de Katherine Mansfield.<br />"Cuando no estoy escribiendo, yo simplemente no sé cómo se escribe", llegó a escribir en una de las crónicas. Una y otra vez se autodefinía como no intelectual. Esos "títulos" le molestaban a esta mujer artesana que trabajaba duramente sobre su material: la palabra. Perteneció a lo que se conoce como la tercera fase (después de 1945) del modernismo brasileño. Junto a Guimaraes Rosa presentaron una narrativa verdaderamente renovadora, en donde se profundiza el tratamiento psicológico de los personajes, que permitió además, lo que se podría llamar el desarrollo de una urbanidad metafísica.<br /><br />(3) En la ciudad de Rio de Janeiro, sitio -entre Copacabana y Ipanema-, que tiene una famosa roca de mismo nombre, adonde la gente suele ir a ver la puesta del sol.</span></blockquote>
</td></tr>
</tbody></table>
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: x-small;"><br /></span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-68450158540161235352015-10-19T12:10:00.001-03:002015-10-19T12:10:16.064-03:00Profecía autocumplida del analista: La dirección de la cura. Por Daniel César Ripesi<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Cómo nombrar ese movimiento
“del” y “en” el analista que a veces lo transforma de un modo sorpresivo en el
curso de un tratamiento? Y no nos referimos aquí a los efectos más o menos
transitorios del fenómeno contratransferencial sino a los efectos permanentes
en su subjetividad que dejan en el analista ciertos momentos del encuentro
clínico con los pacientes.</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los diversos Congresos, Simposium
y Conferencias, Talleres y demás
encuentros psicoanalíticos, en cuyas ponencias abundan las consabidas fórmulas:
“como dijo Zultano…”o “en el seminario XXXV Fulano nos dice que…”, o bien: “ya
sabemos que Mengano estableció en sus Escritos que…” - trabajos plagados de formas
retóricas que intentan respaldar lo que se está disertando en la autoridad sagrada
de quien sea-, resultan ser acontecimientos académicos tan aburridos como
inútiles. Y, para empeorar las cosas, las viñetas clínicas que se agregan a
esos trabajos solo vienen a tratar de confirmar lo recontra confirmado y a
ilustrar lo recontra ilustrado. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Todo parece hecho al servicio de
reforzar los vínculos de pertenencia a determinada línea teórica dentro del
psicoanálisis (sí amigo lector, existen otras perspectivas teóricas además de
la que usted profesa). La síntesis de esta tendencia escolástica se plasma en
el modo en que se redactan las referencias clínicas que se ofrecen a los
colegas, porque una historia clínica no debería –como en general sucede-
proponerse confirmar alguna una presunción respecto del desenlace o curso de un
tratamiento, tampoco debería ilustrar algún aspecto especial de la teoría. La
referencia a los autores consagrados, tanto como el objetivo de “ilustrar” y
“demostrar”, solo intenta mostrar la concordancia de lo que sucede con un
paciente en el terreno clínico y lo esperado teóricamente que suceda…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Creo que sería mejor invocar no
una <i>historia</i> clínica sino más bien momentos
o instantes perdidos en un tratamiento, “fracturas, en todo caso –más que
fragmentos- de una historia”, conmociones en el curso de una sesión.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sostener en un tratamiento ese
movimiento pleno de eventos singulares es difícil. La tentación del analista de
dejarse guiar por el Dios Cronología, de orientarse con las alternativas de un
“antes” y un “después”, del “tenía que suceder así”, etc., asesina al aspecto sorpresivo e intespestivo
del despliegue subjetivo. “Cambio de posición subjetiva” se dice, ¡genial!, pero la Verdad –entonces- ya no habla<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/En%20los%20Congresos%20(1).docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="Smbolodenotaalpie"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="Smbolodenotaalpie"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>,
porque a partir del Logos establecido por el analista, <i>todo</i> el movimiento transferencial parece someterse –sin mayores
resistencias- al discurso lógico tan previsible para algunos analistas. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No se trata de que el paciente
deba ser insituable para el analista, se trata de que a éste le cueste caro
encontrarlo, que cuando diga “Ah, te agarré!” sea él mismo (el analista) quien
se pierda de vista, quien estalle y se haga otro. Analista y paciente deberían
ser –a pesar de los años compartidos- dos desconocidos (seres quizás amigables
entre sí pero que conservan siempre cierto margen de extrañeza el uno para el
otro). Es cierto, tienen hábitos comunes, han generado cierta familiaridad con
el correr de los encuentros, pero así y todo nunca llegan a conocerse
realmente, hay un punto en que se miran con inquietud. No es que se tengan
desconfianza, al contrario, se trata de la esperanza transferencial de ser un
poco otra cosa de lo que la expectativa común espera confirmar, de algo
distinto a lo que parecen ser. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Cómo nombrar ese movimiento
“del” y “en” el analista que a veces lo transforma de un modo sorpresivo en el
curso de un tratamiento? Y no nos referimos aquí a los efectos más o menos
transitorios del fenómeno contratransferencial sino a los efectos permanentes
en su subjetividad que dejan en el analista ciertos momentos del encuentro
clínico con los pacientes. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En los medios analíticos -y de un
modo cada vez más frecuente-, se escucha decir que en la dirección de las curas
siempre se pone en juego algo que pertenece a la <i>singularidad</i> del analista. Si bien es cierto que se apuesta a un
“vaciamiento del ser” del analista en su función, se empieza a afirmar la idea de que algo que
le es propio está incluido en cada una de sus operaciones. Hay vacilaciones en
la definición de este compromiso de algo “personal” del analista, en general,
no se sabe nombrar bien a ese “algo propio” que éste pondría en juego en los
tratamientos. Se <i>admite</i> que ese algo
se “pone en juego”, pero nunca que sea –como muchas veces lo es-
absolutamente “necesario” para el curso
de ciertos tratamientos. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El reconocimiento de esa <i>presencia del analista</i> en la dirección
de las curas a menudo es batallada desde cierta militancia idealizada –y mal
entendida- de la abstinencia y neutralidad del analista en los tratamientos,
otras consignada con resignación, como si fuera una confesión: se trataría de
algo así como una contaminación inevitable –pero benigna- de la que –en algunos
casos- se podría sacar algún partido....
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Finalmente, se dice que en cada
“acto analítico”, en cada una de las decisiones del analista -en cuanto a
cuándo y cómo intervenir-, se filtra
siempre –de manera variable- algo de la singularidad del analista, pero nuevamente
no se sabe bien qué anima esta constatación, si la resignación frente a lo
inevitable o el sentimiento de cierto protagonismo necesario en el ejercicio de
la función analítica. Parecería que cierto rigor superyoico no facilita la
reflexión adecuada de esa singularidad que los analistas comprometen en cada
uno de los tratamientos que dirigen.</div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/En%20los%20Congresos%20(1).docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="Smbolodenotaalpie"><span class="Smbolodenotaalpie"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: AR-SA;">[1]</span></span></span></a> Se alude al aforismo lacaniano:
“yo, la Verdad, hablo!” </div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-82461380351038043392015-10-07T10:50:00.001-03:002015-10-07T10:56:12.039-03:00Salud Familiar (*). Vanna Andreini<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRJQOLixrLlKf4XVZepDB8udZJllYuulOXp2lL_Jm4864BiSe2wDphL8m22qyw0LYZlFkAVgtEfyucOfXcZwi9Aik3Aj3iX9CxMGLv5HnYzz94DaKTVnlDdiLEVO20mz7fVq_bIvuACMw/s1600/12116587_757384361056398_73965617_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRJQOLixrLlKf4XVZepDB8udZJllYuulOXp2lL_Jm4864BiSe2wDphL8m22qyw0LYZlFkAVgtEfyucOfXcZwi9Aik3Aj3iX9CxMGLv5HnYzz94DaKTVnlDdiLEVO20mz7fVq_bIvuACMw/s320/12116587_757384361056398_73965617_o.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ilustración: Laura Ripesi<br /></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
II.</div>
<div class="MsoNormal">
Tus manos amarillas</div>
<div class="MsoNormal">
descansan sobre tu pecho</div>
<div class="MsoNormal">
desinflado mudo</div>
<div class="MsoNormal">
mis descompuestas danzas</div>
<div class="MsoNormal">
no las mueven a caricias</div>
<div class="MsoNormal">
una sobre otra</div>
<div class="MsoNormal">
esperan perder cuerpo</div>
<div class="MsoNormal">
esparcirse</div>
<div class="MsoNormal">
como semillas húmedas</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
XIV.</div>
<div class="MsoNormal">
Te vi serena</div>
<div class="MsoNormal">
ante la inminencia</div>
<div class="MsoNormal">
de esa tapa oscura</div>
<div class="MsoNormal">
Sentí tu voz</div>
<div class="MsoNormal">
antes del último clavo</div>
<div class="MsoNormal">
sobre ti</div>
<div class="MsoNormal">
sobrevolando mi cuerpo</div>
<div class="MsoNormal">
entero</div>
<div class="MsoNormal">
ese día</div>
<div class="MsoNormal">
acostada</div>
<div class="MsoNormal">
tomabas mi mano</div>
<div class="MsoNormal">
miles las agujas</div>
<div class="MsoNormal">
en tu cabeza</div>
<div class="MsoNormal">
entera</div>
<div class="MsoNormal">
me sonreías</div>
<div class="MsoNormal">
vernos y no desbordar</div>
<div class="MsoNormal">
en el dolor</div>
<div class="MsoNormal">
allagare:</div>
<div class="MsoNormal">
hacer lago</div>
<div class="MsoNormal">
de lágrimas</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
XXIV.</div>
<div class="MsoNormal">
los cuerpos se entierran</div>
<div class="MsoNormal">
bajo la luz incandescente</div>
<div class="MsoNormal">
del mediodía</div>
<div class="MsoNormal">
las almas aparecen</div>
<div class="MsoNormal">
huyendo de la noche</div>
<div class="MsoNormal">
te espero</div>
<div class="MsoNormal">
con la luz prendida</div>
<div class="MsoNormal">
para tomarte la mano</div>
<div class="MsoNormal">
y serenarte</div>
<div class="MsoNormal">
es definitivo</div>
<br />
<div class="MsoNormal">
pero te acostumbrarás</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
(*) 1era. Edición - La
Tablada: El Ojo del Mármol, 2015</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-14924260700300821872015-08-13T16:16:00.000-03:002015-08-13T16:16:24.079-03:00Sobre dos fenómenos transicionales que Surgen de la clínica: Una aproximación metapsicológica. (1) Por Alejandro Cerda. (2)<div class="MsoNormal">
Los fenómenos transicionales están presentes a lo largo de
la vida, ya que con cada pérdida que se presenta en ésta, remitirán a la
pérdida fundamental: el paraíso perdido. Así se identifican dos fenómenos en
nuestro trabajo clínico que sirven para que el aparato psíquico conserve la
energía necesaria para reorganizarse. Estos dos fenómenos los definimos como el
sueño transicional y la alucinación transicional, mismos que se explicarán en
el presente trabajo.</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxzBGFkp9fuEB301HTdohZGqc_LpLU1jKfhwVGaYWIjGBhuaEn_mkxtMAF8ZAE3qddMBII0Fp206LspHP92LMBI2usk4WBvqiabDKrwyBPVBX1FoOB2SELswCdtlaaoT8opTYFEnJqcAg/s1600/11836941_731933033601531_817132008_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="182" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxzBGFkp9fuEB301HTdohZGqc_LpLU1jKfhwVGaYWIjGBhuaEn_mkxtMAF8ZAE3qddMBII0Fp206LspHP92LMBI2usk4WBvqiabDKrwyBPVBX1FoOB2SELswCdtlaaoT8opTYFEnJqcAg/s320/11836941_731933033601531_817132008_o.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Laura Ripesi</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal">
"La possibilité de vivre<br />
Commence dans le regard de l’autre.<br />
-Michel Houellebecq, “Il y a un chemin...”</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Winnicott describe al fenómeno transicional como aquella
experiencia autoerótica que brinda un espacio de fantasía; una zona intermedia
entre el erotismo oral y la verdadera relación de objeto (Winnicott, 1979). El
balbuceo, la ecolalia o la jerga del bebé se sitúan dentro de esta zona
intermedia de experiencia. De esta manera, el objeto transicional es insertado
en un campo fenomenológico, mientras se le inviste con huellas psíquicas
(sonidos, satisfacción oral, succión, olor) en torno a su aparición, mismas que
ayudarán al infante a mitigar la angustia y crear un espacio transicional para
tolerar la separación del objeto primario.</div>
<div class="MsoNormal">
Antes de proseguir, es importante detenerse en un desvío
etimológico con respecto a la palabra “fenómeno”. Desde sus raíces griegas,
“fenómeno” es considerado como φαιν?μενον (phainomenon), que significa “aquello
que aparece”. De esta misma manera, la palabra proviene del vocablo phainein,
que significa mostrar. El “fenómeno”, desde la tradición fenomenológica hasta
el psicoanálisis, es convertido en “aquello que se muestra o aparece” en una
experiencia. Cabe destacar que la palabra “fantasía” y “fantasma” también
provienen de la misma raíz etimológica: el griego desencadena una serie de
palabras que hacen referencia al phantazein o al φ?νταςμα (phántasma) que
aluden a “eso que se muestra”. Y no lo olvidemos, “fenómeno” tiene un
significado bastante cercano al de imagen (imago).</div>
<div class="MsoNormal">
Los fenómenos transicionales están presentes a lo largo de
la vida, ya que con cada separación que se presenta, estos remitirán al paraíso
perdido. Así identificamos dos fenómenos que le sirven al aparato psíquico a
conservar la energía necesaria con el fin de reorganizarse paulatinamente. En
efecto, el aparato psíquico es un conjunto de sistemas interrelacionados que
mantendrán un nivel de energía constante a través del principio de inercia (o constancia)
para mantener la tensión a lo mínimo posible. Por lo tanto, ante una pérdida
súbita o prolongada éste operará de tal manera que evite el displacer.</div>
<div class="MsoNormal">
Cuando hay una pérdida importante en la vida, no es extraño
encontrarse con relatos de personas que dicen haber soñado con la figura amada
por varias noches seguidas, luego de su fallecimiento o separación. En algunas
ocasiones, los mismos dolientes toman estas imágenes oníricas como mensajes del
“más allá”, como si el fenecido quisiera comunicarse. Desdichadamente, la
producción del sueño no es otra cosa más que una fabricación subjetiva de la
persona en duelo por la pérdida del objeto estimado. En una ocasión, una
paciente me contó que después de que su abuela muriera, soñó con ella por una
semana entera, donde le decía que cuidara de sus padres.</div>
<div class="MsoNormal">
Algunos ejemplos que tomo de la clínica son los siguientes.
Karla se siente abandonada por su pareja, ya que éste no quiere continuar con
la relación, manifestándole que no hay posibilidad de continuar con ella.
Durante las sesiones ella relata que ha soñado con su ex-novio 5 noches
seguidas. El tema de los sueños: ella y su novio se reconcilian. En otro caso,
Josefina me cuenta que después de que una pareja, con la cual sostuvo un
romance bastante intenso, muriera en un accidente automovilístico ella empezó a
soñar con él por varios días. Josefina no dejaba de sentirse culpable ya que
sentía que soñaba cosas trágicas con él, como si los sueños actualizaran la
muerte del compañero. Por último, un paciente llamado Pedro me relata que
después de haberse separado de su mujer estuvo soñando que se encontraba con
ella y que estaban juntos.</div>
<div class="MsoNormal">
Estos fenómenos son comunes en personas que han sufrido la
separación de alguien cercano. Me permito especular que quizá el número de
sueños que tenga la persona, se puede relacionar con la cantidad del monto
afectivo que necesita retirarse del objeto perdido para religarse a otras vías
de facilitación. Ya sea que estas pérdidas sean repentinas o prolongadas, la
sustracción libidinal no es inmediata, solicita de un espacio intermedio, una
zona transicional para hacer estos cambios. Es por ello que designo a aquellos
sueños, constantes y monotemáticos, que ocurren después de una pérdida
importante como el fenómeno del sueño transicional. Me refiero a esto como algo
que aparece súbitamente en la vida psíquica del sujeto, sin embargo, para que
tome efecto, será necesario de un espacio psíquico. No obstante, el fenómeno
transicional y el espacio transicional son necesarios para la creación de dicha
experiencia psíquica.</div>
<div class="MsoNormal">
El sueño transicional es un intento del aparato psíquico por
elaborar la pérdida del objeto. A través de éste se crea un espacio donde el
monto de afecto, que estaba depositado en el objeto, se desplaza a otras vías
de facilitación para regular el nivel de tensión y evitar el displacer. La
sorpresa acontece cuando el sujeto despierta y se percata que el reencuentro
anhelado con el objeto amado, la resucitación del familiar muerto, o la
recuperación del enfermo, no fueron más que un sueño. La función del sueño
transicional es la de permitir equilibrar la energía libidinal en el aparato
psíquico por un espacio temporal, ya que de persistir podría a ser sustituido
por un duelo no resuelto o una depresión. Efectivamente, lo transicional
implica que sea una experiencia temporal y no crónica.</div>
<div class="MsoNormal">
En la literatura psicoanalítica Freud destaca el sueño del
“Niño que se abrasa”. Ahí se revela la preocupación de un padre por su hijo,
que yace muerto en su lecho, de que se queme por el descuido de un anciano que
lo vela. Freud presta atención a lo que el hijo vivo le dice a su padre en el
sueño: “Padre, ¿entonces no ves que me abraso?” (Freud, 1900, p. 504). Sin
embargo, cabe destacar que el sueño, en esencia transicional, significa la
revitalización onírica del hijo. Ante la muerte del hijo, el padre sueña
haberlo recuperado para elaborar lo que conlleva todo sueño transicional: la
representación de la ausencia del objeto.</div>
<div class="MsoNormal">
Ahora bien, sucede que en ocasiones el sueño transicional es
insuficiente para disminuir la tensión o evitar el displacer. Cualquiera que
haya sido la pérdida, los montos de libido que quedan desligados deben
encontrar otras vías de facilitación. Dice Freud:</div>
<div class="MsoNormal">
El examen de realidad ha mostrado que el objeto amado ya no
existe más, y de él emana ahora la exhortación de quitar toda libido de sus
enlaces con ese objeto. A ello se opone una comprensible renuencia;
universalmente se observa que el hombre no abandona de buen grado una posición
libidinal, ni aun cuando su sustituto ya asoma. Esa renuencia puede alcanzar
tal intensidad que produzca un extrañamiento de la realidad y una retención del
objeto por vía de una psicosis alucinatoria de deseo (Freud, 1917b, p. 242).</div>
<div class="MsoNormal">
En su artículo “Complemento metapsicológico a la doctrina de
los sueños”, Freud (1917a, pp. 228-229) establece la relación entre el deseo
alucinatorio con el sueño y la amentia (confusión alucinatoria aguda) de
Meynert. Por lo tanto, para reconstruir una realidad sin el objeto y
enfrentarse a la pérdida del mismo, el aparato psíquico puede llegar a
alucinarlo. Así como el infante busca en el deseo alucinatorio la satisfacción
real proveniente de un pecho imaginado hasta caer en cuenta que su construcción
no cancela el hambre, lo mismo sucede cuando la pérdida del objeto no logra ser
reelaborada por la palabra o el sueño transicional.</div>
<div class="MsoNormal">
Por otro lado, Freud (1911) describe que el delirio es una
reconstrucción de la realidad. En la alucinación, lo que viene de adentro es
percibido como si viniera de fuera, lo cual comprende el mecanismo de la
proyección. En este caso, cuando la libido que busca religarse a otras
representaciones no encuentra una vía de facilitación, el movimiento del
aparato psíquico, a manera de sueño regresivo, retornará al polo perceptivo y
fijará la representación del objeto perdido en el exterior, como si éste
apareciera súbitamente, aún cuando las circunstancias lo desaprobarían. A este
fenómeno lo llamamos alucinación transicional. No hay que confundir este
concepto con la alucinación hipnagógica, ya que ésta expresa una situación de
tránsito entre el sueño y la vigilia.</div>
<div class="MsoNormal">
Veamos algunos ejemplos. Gabriel menciona que días después
de que su padre muere, recibe noticias de buen agüero. Inmediatamente decide
llamar a su padre al celular para contarle las noticias. Después de varios
segundos de que el celular sonara, no logra entender por qué no contesta el
teléfono hasta que se percata que su padre había muerto la semana anterior. Por
su parte, Nancy, una paciente de 23 años, cuidó mucho de su gatita enferma, a
quien consideraba su mejor amiga. Dormían, veían la televisión, comían y
jugaban juntas. El vínculo afectivo que establecen las personas con una mascota
no debería de sorprendernos pues el objeto es lo más intercambiable. Después de
varias operaciones, Nancy decidió que era mejor anestesiar a su gatita para que
dejara de sufrir. Nancy relató que después de los primeros días, llegaba a su
casa y lo primero que hacía era llamar a su gatita; un día se quedó pasmada al
percatarse que ésta ya no la recibiera. Sin embargo, en estos ejemplos no hay
una clara distinción entre un objeto que “aparece” a manera de alucinación en
lo exterior y un claro extrañamiento de la realidad.</div>
<div class="MsoNormal">
Las alucinaciones transicionales son relatos de la
experiencia de sujetos que aseguran haber visto o escuchado al familiar que
había muerto hace poco o al amante rondar por las calles, tras la separación.
Por ejemplo, Carlos, un paciente de 24 años, me relata que cuando termina su
relación de noviazgo con Gina, un día mientras comía en un restaurante, la vio
pasar. Al ver que su rostro había empalidecido, sus amistades decidieron
preguntarle, a lo cual les comentó haber visto a Gina, indicándoles el lugar
donde la había visto, mismo que estaba vacío. Carlos buscó convencer a sus
amistades pero fracasó en el intento, ya que nadie vio a Gina. Lo único que
apareció fue la representación psíquica que se desprendió al borde de su
retina. Por su parte, otra paciente joven, Paulina, confiesa que cuando su
pareja se fue de viaje por un año para estudiar en el extranjero, ella lo
continuaba viendo por las calles, en la universidad, hasta en el metro, ha
sabiendas de que su pareja ya se había ido desde hacía dos semanas. Relata que
la sensación de verlo a lo lejos era de espanto y tristeza, muy similar al
efecto del unheimlich freudiano: algo familiar que desconocemos.</div>
<div class="MsoNormal">
Parecidos relatos también los encontramos en la literatura
universal. Por ejemplo, en la novela de John Banville, Athena. Morrow, el
narrador, rememora a su amada, la esposa de Morden, con la cual sostuvo un
romance. Tras la inminente separación, Morrow confiesa habérsela encontrado un
día en la calle. Escribe: “Mis poderes de desconocimiento eran prodigiosos.
Recuerdo en una ocasión en particular, cuando fui corriendo en la calle y me acerqué
a tocar un hombro que tenía la certeza de que era de ella, solo para
encontrarme, momentos después, confundido y disculpándome a un hombre de
estatura baja, aspecto militar y bigote” (Banville, 1996, p. 89). Se podría
decir que fue un error de percepción, un lapsus de la vista, pero lo que llama
la atención de los casos citados es el carácter de certeza que tienen los
sujetos al percibir al objeto ante ellos, como si regresaran de la tumba o si
el retorno del viaje se hubiese adelantado. En la representación de Morrow,
éste perjura que el objeto amado regresará, a tal grado que lo alucina
temporalmente.</div>
<div class="MsoNormal">
De esta manera, la alucinación transicional reorganiza el
equilibrio libidinal que gobernaba anteriormente en el aparato psíquico. Habrá
que tomar este fenómeno como un intento del aparato psíquico por recuperar al
objeto perdido y presentárselo al sujeto en su campo perceptivo para
demostrarle su verdadera ausencia. Tanto el sueño transicional como la
alucinación transicional son fenómenos transicionales, ya que de lo contrario,
nos encontraríamos con duelos no resueltos, sueños crónicos no elaborados,
melancolías o alucinaciones de mayor orden. Podemos aseverar que estos
fenómenos son creaciones psíquicas que intentan restablecer la economía
libidinal, y cuya función resaltará la verdadera ausencia del objeto mismo a
través de una manifestación onírica, imaginaria o alucinada.</div>
<div class="MsoNormal">
Según la definición del diccionario de Akhtar, el fenómeno
transicional es definido como: “experiencias psíquicas de índole afectivas y
perceptivas que son, en gran medida, ‘creadas’ subjetivamente, experimentadas y
disfrutadas; no son cuestionadas ni tampoco puestas en duda por su veracidad
material” (Akhtar, 2009, p. 293). A pesar de que el espacio transicional sea el
locus mental donde se origina la actividad imaginaria, hay que dar cuenta que
estos fenómenos deben su ligadura a eventos con una localidad externa al
aparato psíquico.</div>
<div class="MsoNormal">
Para Winnicott, la creatividad primordial consiste en una
zona inmediata de experiencia. Cuando los signos de percepción (Ps), según la
carta 52 de Freud (1896), entran en conflicto con las percepciones que reciben
del exterior, la realidad (es decir, la percepción objetiva) será distinta de
lo que ha quedado como huellas de inscripción. Frente a esta tensión, el bebé
recurrirá a los fenómenos transicionales como defensa ante la frustración.
Escribe Winnicott: “Los fenómenos transicionales representan las primeras
etapas del uso de la ilusión, sin las cuales no tiene sentido para el ser
humano la idea de una relación con un objeto que otros perciben como exterior a
ese ser” (Winnicott, 1979, p. 29). El peligro al que podría incurrir es que la
magia infantil, de permanecer crónica, se parezca más a una alucinación y no
tanto a una creación psíquica transicional.</div>
<div class="MsoNormal">
La creatividad primordial, además de ser una zona intermedia
libre de conflicto, también es el lugar donde la palabra se compone y se
articula con otros significantes. Dicho de otra manera, la creatividad
primordial, como piedra angular de la creación poética, artística o lúdica, es
una extensión del fort da que brindaba al niño la experiencia de júbilo tras la
reaparición del otro ante su ausencia.</div>
<div class="MsoNormal">
La zona intermedia de experiencia, no discutida respecto de
su pertenencia a una realidad interna o exterior (compartida), constituye la
mayor parte de la experiencia del bebé, y se conserva a lo largo de la vida en
las intensas experiencias que corresponden a las artes y la religión, a la vida
imaginativa y a la labor científica creadora (Winnicott, 1979, p. 32).</div>
<div class="MsoNormal">
La palabra surge como un efecto de la creatividad primordial
del infante. Por lo tanto, la labor lingüística no consiste en “alucinar”
signos u objetos a manera del deseo alucinatorio, sino que se inscribe como el
instante cuando la ausencia del objeto construya la representación del mismo.
Es aquí donde habría que problematizar los procesos de subjetividad y dar
cuenta de que las estructuras psíquicas no son edificios impenetrables sino
flujos de movimiento psíquico en constante interdicción entre sistemas, y donde
aparecerán formaciones sintomatológicas en el sujeto a manera de creaciones
psíquicas.</div>
<div class="MsoNormal">
Para concluir, diré que aquello que se representa de manera
imaginaria nunca empatará con la realidad del objeto externo. En algunos casos,
tras la desaparición del objeto será la labor de los fenómenos transicionales
encontrar una palabra o nuevas vías de facilitación para descubrir un artífice
que logre cimentar la experiencia de esta ausencia entendida como una pequeña
muerte y nada más. Sobre el rostro de la ilusión se devela el desamor ante los
infortunios de una realidad objetiva que la frustra. El objeto mítico del deseo
quedará perdido eternamente, ya que perdido estuvo desde el primer momento en
que se le deseó. Como dice Gaston Bachelard: “Ante una llama, cuando uno sueña,
lo percibido se vuelve nada al lado de lo imaginado” (Bachelard, 2002, p. IX).</div>
<div class="MsoNormal">
(1) Ponencia del XX Encuentro Latinoamericano sobre el
pensamiento de Winnicott, 4 y 5 de noviembre 2011 Montevideo.</div>
<div class="MsoNormal">
(2) México.
Psicoanalista; profesor de la Universidad Iberoamericana; doctorado por la
European Graduate School (Suiza); editor de Paradiso editores; compilador del
libro "Schreber: Los archivos de la locura".
metapsychologie@hotmail.com</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US">Bibliografía<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US">Akhtar, S.
(2009). Comprehensive dictionary of psychoanalysis. </span>Londres : Karnac.</div>
<div class="MsoNormal">
Bachelard, G. (2002). La llama de una vela. Caracas : Monte
Ávila.</div>
<div class="MsoNormal">
Banville, J. (1996). Athena. Nueva York : Vintage.</div>
<div class="MsoNormal">
Freud, S. (1896). Carta 52, Obras completas, tomo I, Trad.
J. L. Etcheverry, Argentina : Amorrortu, 1986.</div>
<div class="MsoNormal">
Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños, Obras
completas, tomo V, Trad. J. L. Etcheverry, Argentina : Amorrortu, 1986.</div>
<div class="MsoNormal">
Freud, S. (1911). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un
caso de paranoia descrito autobiográficamente, Obras completas, tomo XII, Trad.
J. L. Etcheverry, Argentina, Amorrortu, 1986.</div>
<div class="MsoNormal">
Freud, S. (1917a). Complemento metapsicológico a la doctrina
de los sueños, Obras completas, tomo XIV, Trad. J. L. Etcheverry, Argentina,
Amorrortu, 1986.</div>
<div class="MsoNormal">
Freud, S. (1917b). Duelo y melancolía, Obras completas, tomo
XIV, Trad. J. L. Etcheverry, Argentina : Amorrortu, 1986.</div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
Winnicott, D. (1979). Realidad y juego. Barcelona : Gedisa.</div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-37604029439248441972015-08-03T17:57:00.003-03:002015-08-03T18:07:46.456-03:00Decir no. Por Cynthia Szewach<div class="MsoNormal">
</div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Winnicott decidió
no atender a George</span><a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">George es el
nombre que titula un relato que me llamó la atención. Es el último escrito de los
ejemplos tomados en Therapeutic Consultation in
Child Psychiatry, publicado en 1971 y
traducido como <i>Clínica
psicoanalítica infantil</i></span><a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES">. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Allí dice: <i>“los detalles </i>son similares a muchos otros casos”,<i> </i> sin embargo,
al escucharlo, lo que nombra como “su evolución”, no le brindaba
esperanzas. Lo que continúa es contundente. Winnicott, formula que no va a poder atender al
jovencito porque, “<i>George parecía no
existir</i>”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Con este conmovedor relato de su práctica concluye el
libro. La impresión es que las narraciones generosas en la mostración de una experiencia
analítica cotidiana con niños y
adolescentes, en la puesta en acto del juego del garabato, los sueños, los límites y posibilidades de una práctica
singular plagada de detalles, el libro en
su final muestra un final, cae.</span><a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¿Qué (me)
transmite el relato de este “<i>caso”? </i>¿Qué
formulaciones acerca de la posición de un analista nos hace escuchar?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">El libro, está dedicado exclusivamente a la narración
escrita y testimonial de consultas,
nombradas como “consultas terapéuticas”. Estas no necesariamente
derivarán en un trabajo posterior. Plantean en sí una operatoria. En algunas de
ellas, donde las circunstancias que rodean al niño son adversas sugiere
evitarlas. Desde ya la distinción de aquello que plantea Winnicott como factor
adverso externo, no carece de complejidad e interés. Enuncia en la introducción que con dichos relatos no pretende “probar
nada”. Allí radica uno de los modos de
su honestidad. Lejos de una
intencionalidad anticipada, lo atraviesa un no saber de aquello que se va a
decir o producir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Georges tiene 13 años y es llevado a la consulta en
particular por sus robos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Desde el inicio,
en una impactante retórica “elegida”
para ese relato, nos anticipa su
conclusión: dice que George, <i>no se puede tratar</i>. ¿Qué lo lleva a esta
aseveración tan poco esperable en el
recorrido de las apuestas esperanzadas
que habitualmente leemos en Winnicott?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Escribe: “era
probable que no llegarían a <i>jugar</i> juntos”, “I would probably not find our selves <i> playing </i> together”, o más enigmáticamente, que él no los encontraría jugando juntos</span><a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES">. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Si bien George se
mostraba con buenos modales y cortesía,
“parecía<i> estar de alguna extraña manera ausente.” </i> Su
manera de formar parte de la escena se acentuaba bajo la forma de la
complacencia. Si bien realizaba robos,
no tienen en la escucha Winnicott el
valor de esperanza que le adjudica a los casos destinados a la idea de<b> </b><i>deprivación. </i>Parecen ser leídos, como robos que no se dirigen a nadie, ni
pretenden recuperar nada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">El lugar donde Winnicott ubica lo
que describe como “lo mejor” de Georges, es en su dolor de cabeza y en
el empleo de algunos ruidos. </span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<i><span lang="ES">Lo </span></i><span lang="ES">invita al juego del garabato: “desde
mi punto de vista éste (señalando un dibujo) era la aniquilación de sí mismo”,
“era como si estuviese dibujando la ilustración de su propia muerte que se
produjo <b>después </b>de haber nacido”
dice Winnicott usando <b><i>su </i></b><i>imaginación,</i> frente a este muchacho que agrega “parecía<b><i> no existir”</i></b> (“this
boy who seemed to be non existent”) establece lo no existente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">El joven que “no conocía los sueños”, sin embargo comienza
a soñar. Aún así, no fue razón suficiente para proponer un posible
tratamiento analítico: “la falta de juego y de sentido del humor persistía”. Winnicott acentúa <i>la
persistencia</i>. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Historia</span></b><span lang="ES">: La familia de G. luego de la Segunda Guerra, antes del nacimiento del
niño, adoptaron, con y por la retribución subsidiada por el Estado, dos niños
huérfanos. Al quedar la madre embarazada
de Georges, retrasándose por impedimentos sociales o
médicos, la posibilidad de realizarse la interrupción del embarazo, no puede
seguir ocupándose de su actividad retributiva y decide dejar a los niños que
criaba, por <i>un bebé que no quería tener</i>. No se lo deseó, “he was not
wanted “dice Winnicott, sobrevivió
porque se lo apaciguó, con dulces o dinero en el medio de una incesante
gritería.</span><a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US"> </span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Toma finalmente una decisión: “<i>Observé que no debía implicarme en este
caso”</i> … <i>“ si
lo veía dos o tres veces más yo mismo estaría comprendido en sus sueños y por
lo<b> </b>tanto</i> <i>debería asumir el caso dándole un carácter prioritario y no estoy en
condiciones de hacerlo” <o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Winnicott asume la decisión de realizar una derivación
a lo que en el texto llama agente de libertad vigilada, poniéndolo en contacto
con Probation Officer. Enigmáticamente al finalizar el relato, cuenta: “me
sorprendió que la madre pareciera estar agradecida por algo…”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<u><span lang="ES">Breves
Comentarios<o:p></o:p></span></u></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"> Es en principio el recorte de <i>una</i> lectura posible. En este enigmático
trayecto, relatado fragmentariamente, podemos ubicar un analista que forma parte de la escena que
transmite, como Velazquez en las Meninas, así como formamos parte de la lectura
y en aquello que se recorta, en la “puesta
en relato con su dimensión de ficción”, de lo que se lee de lo que se escribe,
de lo Real de la práctica y en lo perdido de la transmisión.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"> Una de las primeras preguntas: ¿está acaso con
la decisión producida signándose un
destino? ¿Se trata de resistencia en tanto resistencia del analista? ¿Se trata
de un acto?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Escucho un
analista que incluye un <b><i>No.</i></b></span><a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><b><i><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span lang="EN-US" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[6]</span></b></span><!--[endif]--></span></i></b></span></a><b><i><span lang="ES"><o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Esa inclusión no
proviene de un saber referencial, ni el campo de la técnica “Desde un punto de vista teórico no me sería
imposible tratar a este chico”..</span><a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES"> No
se trata de conceptos, se trata de los efectos del lenguaje. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">En su operatoria
analítica, dicha en una clave personal,
“no estoy en condiciones de…” no constituye un Universal<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"> En su intervención no hay apaciguamiento. Hay
marca de la diferencia y un trabajo con
las marcas de una historia y de la época.: Los acontecimientos de la Segunda
Guerra, sus efectos de catástrofe,
inciden en los cuerpos hablantes y no hablantes, en este caso, en una
ausencia de <i>lo vivo, </i>ausencia que
impide haya lo existente y por ende un posible encuentro analítico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Lo que un
analista, en esta ocasión Winnicott,
escuchó sin saberlo, sostenido en
la impresión transferencial de <i>ese</i>
encuentro singular lo conjeturo: Continuar con las entrevistas hubiese oficiado
como la reproducción del mismo lugar que
el de una madre que siguió a su pesar un embarazo sin poder tomar una decisión. Es mi lectura de su acto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Por otro lado
muestra, que el psicoanálisis no se
ocupa de todos ni de todo, no es una práctica de lo asistencial. Presenta
también que aquello que<i> ocurre</i>, es
aquello que se cifra en la contingencia de ese encuentro. Lo que sucede no es
producto ni resultado de una especialización. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Winnicott no
localiza, sino salvo apenas en el
incipiente chasquido de un ruido que no es grito o en la presencia del dolor
que arrima un lugar al cuerpo, un sitio donde se presente una posible Demanda.
Aunque no escribe que George no existe, él enuncia que <i>parecía</i> no existir. Si bien
el campo de la existencia implicaría que delimitemos algún concepto en juego,
es allí, paradójicamente, donde realiza una apuesta</span><a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES"> y efectúa como desprendimiento, una
derivación, se deriva a otro lugar posible.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Transmitir es
querer transmitir, pero ese deseo se tropieza con lo imposible. Transmitir es
transmitir lo imposible de transmitir</span><a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES">*<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"> </span> </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">
</span></div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""></a><span lang="ES">* Es la
reescritura de un artículo publicado en
“Psicoanálisis y el hospital”
numero 37 bajo el titulo <i>Transmisión hoy ayer<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span><span lang="ES"> Agradezco a Jorge Rodríguez quien hace varios años me sugirió la lectura del caso
George, y por la facilitación del texto
en su original.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES">
¿Es uno de los ejemplos donde la traducción mejora el original? Al
respecto es interesante la conferencia de Borges “La música de las palabras y la traducción”
en Arte Poética.</span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES"> Es una imagen que transmitió Inés
Villalba, cuando relaté el texto al dictar una clase sobre
transmisión y caso. Podemos hacer trabajar la idea de caso en su etimología como caída, <i>fall, drop,</i> </span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn4">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES"> Comunicación personal con Moira Iglesias,
quien ubica allí en el <i>ouerselves</i> el nombre de un imposible, pero que no incluye, la posibilidad que se produzca un analista en el juego.</span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn5">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES"> La observación aguda de Winnicott, nos
trae la evocación de aquello que Lacan en su conceptualización plantea en La
conferencia de Ginebra s obre el síntoma,
1975,: “ los padres Modelan al sujeto en esa función que titulé como
simbolismo. Lo que quiere decir estrictamente no que el niño sea principio de
un símbolo, sino que la manera en que le ha sido instilado un modo de hablar,
no puede sino llevar la marca del modo bajo el cual lo aceptaron los padres. Sé
que esto presenta toda suerte de variaciones y de aventuras” </span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn6">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES">
puedo recordar algunos ejemplos de mi práctica, donde sería interesante pensar, el estatuto de cada No, en relación a una decisión que en
ocasiones puede implicar no atender , no continuar entrevista , no
iniciar un análisis, no dar un certificado “psi” exigido , no aceptar un
pedido de derivación a medicación ,
etc. </span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn7">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES"> D. Winnicott, texto citado. Continuamos preguntándonos
¿Dónde se autoriza un analista? ¿Qué quiere decir aquí en Winnicott. esta frase enigmática? “desde
un punto de vista teórico…”</span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn8">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES">
¿Se trata entonces de una apuesta ligada a la noción de acto? Si suponemos allí el acto en un analista en relación a una
decisión, podemos incluir la conjetura que se pueda producir una operación
fundante en ese acto, y en tanto tal ligada a la repetición y a la marca. Hay
interesantes disertaciones al respecto en <st1:personname productid="la Clínica Psicoanalítica" w:st="on"><st1:personname productid="la Clínica Psicoanalítica" w:st="on">la Revista</st1:personname>
Conjetural</st1:personname> número 36, en especial el trabajo Una Lógica de la castración de S. Glasman</span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn9">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Paula/Documents/EP/Decir%20no.docx#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES">
Porge, E, Transmitir <st1:personname productid="la Clínica Psicoanalítica" w:st="on">la Clínica Psicoanalítica</st1:personname>,
editorial Nueva Visión 2005</span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span lang="ES"></span></div>
NOTAS:<br />
<div class="MsoFootnoteText">
<span lang="ES">* Es la
reescritura de un artículo publicado en
“Psicoanálisis y el hospital”
numero 37 bajo el titulo <i>Transmisión hoy ayer<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span><span lang="ES"> Agradezco a Jorge Rodríguez quien hace varios años me sugirió la lectura del caso
George, y por la facilitación del texto
en su original.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[2]</span></span></span></span><span lang="ES">
¿Es uno de los ejemplos donde la traducción mejora el original? Al
respecto es interesante la conferencia de Borges “La música de las palabras y la traducción”
en Arte Poética.</span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span lang="ES">
</span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span><span lang="ES"> Es una imagen que transmitió Inés
Villalba, cuando relaté el texto al dictar una clase sobre
transmisión y caso. Podemos hacer trabajar la idea de caso en su etimología como caída, <i>fall, drop,</i> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[4]</span></span></span></span><span lang="ES"> Comunicación personal con Moira Iglesias,
quien ubica allí en el <i>ouerselves</i> el nombre de un imposible, pero que no incluye, la posibilidad que se produzca un analista en el juego.</span></div>
</div>
</div>
<div class="MsoFootnoteText">
<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span><span lang="ES"> La observación aguda de Winnicott, nos
trae la evocación de aquello que Lacan en su conceptualización plantea en La
conferencia de Ginebra s obre el síntoma,
1975,: “ los padres Modelan al sujeto en esa función que titulé como
simbolismo. Lo que quiere decir estrictamente no que el niño sea principio de
un símbolo, sino que la manera en que le ha sido instilado un modo de hablar,
no puede sino llevar la marca del modo bajo el cual lo aceptaron los padres. Sé
que esto presenta toda suerte de variaciones y de aventuras” </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span><span lang="ES">
puedo recordar algunos ejemplos de mi práctica, donde sería interesante pensar, el estatuto de cada No, en relación a una decisión que en
ocasiones puede implicar no atender , no continuar entrevista , no
iniciar un análisis, no dar un certificado “psi” exigido , no aceptar un
pedido de derivación a medicación ,
etc. </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span><span lang="ES"> D. Winnicott, texto citado. Continuamos preguntándonos
¿Dónde se autoriza un analista? ¿Qué quiere decir aquí en Winnicott. esta frase enigmática? “desde
un punto de vista teórico…”</span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span><span lang="ES">
¿Se trata entonces de una apuesta ligada a la noción de acto? Si suponemos allí el acto en un analista en relación a una
decisión, podemos incluir la conjetura que se pueda producir una operación
fundante en ese acto, y en tanto tal ligada a la repetición y a la marca. Hay
interesantes disertaciones al respecto en <st1:personname productid="la Clínica Psicoanalítica" w:st="on"><st1:personname productid="la Clínica Psicoanalítica" w:st="on">la Revista</st1:personname>
Conjetural</st1:personname> número 36, en especial el trabajo Una Lógica de la castración de S. Glasman</span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span lang="ES">
</span></div>
<div class="MsoFootnoteText">
<span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR; mso-font-kerning: 14.0pt;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span><span lang="ES">
Porge, E, Transmitir <st1:personname productid="la Clínica Psicoanalítica" w:st="on">la Clínica Psicoanalítica</st1:personname>,
editorial Nueva Visión 2005</span><o:p></o:p></div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-16844425007161871922015-06-29T14:42:00.002-03:002015-06-29T14:42:18.789-03:00Palabra y objeto (1). Por Vanna Andreini<div class="MsoNormal">
Un inquisidor amarillo</div>
<div class="MsoNormal">
de largas manos</div>
<div class="MsoNormal">
cruzadas</div>
<div class="MsoNormal">
restaura mi cara</div>
<div class="MsoNormal">
no domino</div>
<div class="MsoNormal">
los músculos</div>
<div class="MsoNormal">
abro cierro</div>
<div class="MsoNormal">
retuerzo la boca</div>
<div class="MsoNormal">
escupo palabras</div>
<div class="MsoNormal">
masticadas</div>
<div class="MsoNormal">
técnicamente perfecto</div>
<div class="MsoNormal">
practica una incisión</div>
<div class="MsoNormal">
sobre el borde</div>
<div class="MsoNormal">
de la mandíbula</div>
<div class="MsoNormal">
derecha</div>
<div class="MsoNormal">
recuerdo todo</div>
<div class="MsoNormal">
invento todo</div>
<div class="MsoNormal">
me hundo</div>
<div class="MsoNormal">
en la precisión</div>
<div class="MsoNormal">
de sus manos</div>
<div class="MsoNormal">
asépticas</div>
<div class="MsoNormal">
estirando mis nervios</div>
<div class="MsoNormal">
¡Dios! te vi</div>
<div class="MsoNormal">
en la cara de mi padre</div>
<div class="MsoNormal">
testigo</div>
<div class="MsoNormal">
dolido y satisfecho</div>
<div class="MsoNormal">
prometo no morir</div>
<div class="MsoNormal">
prometo vivir</div>
<div class="MsoNormal">
en sus palabras</div>
<div class="MsoNormal">
niña de nuevo.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p><br /></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
(1) Furias. Ediciones Belleza y Felicidad, Buenos Aires,
2003.</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-44140658033414778402015-04-29T18:27:00.002-03:002015-04-29T18:27:20.616-03:00Ixtlán, el viaje definitivo. Por José Luis Aguirre<div class="MsoNormal">
Este es un escrito sobre el misterio. Uno que nos acompaña
callado durante el día, como un depredador que espera la noche para saciar su
instinto.</div>
<a name='more'></a><br />
<div style="background: white;">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 10pt;">El sueño es ese depredador invisible a la luz, que sin embargo nos
acompaña a cada paso de nuestras frágiles vidas.<br />
Ilya Prigogine<span class="apple-converted-space"> </span></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 7.5pt;">(1)</span><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 10pt;">, en un
profundo y asombroso libro, Las Leyes del Caos<span class="apple-converted-space"> </span></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 7.5pt;">(2)</span><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 10pt;">, dice que:<i>…El
desarrollo científico desemboca en una verdadera elección metafísica, trágica y
abstracta: el hombre tiene que elegir entre la tentación, tranquilizadora pero
irracional, de buscar en la naturaleza la garantía de los valores humanos, la
manifestación de una pertenencia esencial, y la fidelidad a una racionalidad
que lo deja solo en un mundo mudo y estúpido.<span class="apple-converted-space"> </span></i><br />
En este sentido la elección es a la irracionalidad, como una nueva forma de
pensar y describir el mundo que nos habita.<br />
Creo en este sentido que la teoría sobre el sueño que propone el psicoanálisis,
si bien permitió dar un salto al abismo que separaba la superstición de la
ciencia, sigue, aún empantanada en el mismo lodo en que está la física clásica,
a saber el problema del tiempo.<br />
Tanto en las ciencias naturales como en las psicologías del siglo XIX y XX,
incluido el Psicoanálisis, lo que se intenta es alcanzar el ideal tradicional
de la certidumbre asociada a una descripción o explicación determinista.<br />
Toda certidumbre explicada de forma determinista elude lo que Prigogine plantea
como<b>flecha del tiempo</b>, concepto que junto con el de entropía, son
medidas o valores del desorden y el caos.<br />
Esto significa que en todo sistema el tiempo en su transcurso produce
acontecimientos que no pueden ser determinados con certezas sino en base a
probabilidades y que en estos acontecimientos, productos de combinaciones
azarosas e indeterminadas, está lo creativo.<br />
Para Dios todo está dado. Este es el paradigma que rige la ciencia clásica, su
razón teológica, el pasado y el futuro están incluidos en el presente.<br />
El problema del tiempo, lo que su devenir crea, destruye y preserva, es lo que
siempre se ha intentado desacreditar o negar. Parecer ser que muchos saberes
místicos y científicos han negado la realidad de este mundo inestable, mudable
e inseguro, a los fines de asegurar uno que nos preserve del dolor de la vida y
de la inevitabilidad de la muerte.<br />
Todo el esfuerzo del pensamiento Occidental fue orientado a encontrar las leyes
de lo Inmutable. La física clásica lo atestigua.<br />
Nuestra posición es hacer del Ser un Devenir, una mutación constante montada en
la irreversibilidad del tiempo.<br />
Cuando Freud, genialmente, explicó las leyes del sueño, no pudo escapar del
determinismo clásico, y planificó un sueño donde las imágenes y los afectos a
ellas asociados eran consecuencias deformadas de imágenes y afectos pretéritos
y primitivos que el deseo moldeaba a los fines de explicarse a la conciencia.
De nuevo el presente estaba preñado de pasado y futuro. Para Dios todo está
dado.<br />
Si bien esto se comprueba por un método llamado asociación libre, no en todos
los casos sucede, es mas, en la mayoría de los casos no sucede. El método ha
subsumido todas las explicaciones, las que sí dan cuenta y a las que no, por la
misma exigua lógica del método y por no contar con otras que sean hegemónicos.
Como dice mi amigo, quien tiene una magistral fórmula para explicar el método
psicoanalítico:<span class="apple-converted-space"> </span><i>si sale cara
gano yo, si sale cruz pierde usted.</i><br />
¿Qué pasaría si las imágenes oníricas se fueran presentando sin la elección del
soñador, en forma probabilística y azarosas, dentro de un sistema inestable y
caótico como el inconsciente?.<span class="apple-converted-space"> </span><br />
¿Por qué pensar que cuando uno viaja, por un lugar que no ha visto nunca, lo
que ve delante del parabrisas es un paisaje que ya conoce? Puede que se parezca
a otros o puede ser que nos deje azorados, descentrados y sin recuerdos, como
la primera vez que se ve el mar.<br />
¿Por qué pensar solamente, que lo que se sueña son metáforas infantiles y
reprimidas? Y si fueran otra cosa? ¿Si el sueño fuera un viaje, donde a partir
de nuestra cualidad esencial como humanos, es decir, la cualidad perceptora,
las imágenes fueran el producto del recorrido, la presencia azarosa de imágenes
a través del movimiento rizomático de nuestro deseo. Un deseo que va
contagiando por resonancias discontinuas e indiscriminadas?<br />
¿Y si fueran las dos cosas: determinismo y caos?</span><span style="font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white;">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 10pt;">Escena escuchada en una cocina, una noche al final del verano:
Alguien contaba que su novia, la noche anterior y en víspera de un viaje, como
todos, definitivo, le hablaba por teléfono sobre los numerosos y laberínticos
preparativos. Era tarde, el día había sido largo y el cuerpo de él entraba en
el campo suave del adormecimiento. Ella le dice no sé que cosa sobre la ropa de
abrigo que no entra en la valija y el le contesta: - Lleva la bicicleta,
llevala……, ella azorada por la respuesta : - Qué decís?!, él se despierta y
nunca mas recuerda lo de la bicicleta.<span class="apple-converted-space"> </span><br />
Por qué pensar solamente, que la bicicleta no se recuerda por causa de la
represión? Por qué la bicicleta debe ser un elemento de la historia familiar? Y
si el recuerdo no se produce, no por la represión, sino por una rotura o
discontinuidad precisamente en la historia y en lo familiar? Y si la bicicleta
fuera una imagen tomada por un deseo que transita lo inestable y caótico del
inconsciente en forma azarosa. Todo viaje es definitivo e irreversible.<br />
No todo lo que brilla es oro ni lo que no se conoce inexistente.</span><span style="font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white;">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 10pt;">Escena escuchada una mañana entrando a los deslindes del otoño, el
día después a uno de esos viajes en que las personas queridas se embarcan y nos
dejan llenos de una triste alegría.<br />
Ella me cuenta que soñó con la ciudad donde su querida persona se fue. Vio los
muelles, la calle aledaña, los depósitos del puerto y mas allá los altos
edificios. Ella se levantó con el pecho agitado por el sueño tan extraño.
Extraño por saber que nunca había estado antes en esa ciudad, ni conocerla ni
por fotos o algún otro medio, extraño y pavoroso por sospechar la posibilidad
de que el sueño haya sido un viaje.<br />
Maravillado por la pavorosa semejanza entre la descripción onírica y lo que
veían sus ojos, la querida persona le escribe diciendo, desde tan lejos:<span class="apple-converted-space"> </span><i>-gracias por la visita</i>.<br />
La sospecha crece como las sombras del atardecer, la sospecha del viaje es
ineludible y agobiante, como todas las ideas novedosas, esas que alborotan el
cuerpo e inquietan el alma.</span><span style="font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white;">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 10pt;">¿Se puede reducir a leyes estáticas e inmutables la gigantesca
potencia del deseo, su tumultuoso poder de creación, su caótico e impecable
accionar?<br />
Esta perspectiva sólo es posible si consideramos que en todos los fenómenos que
percibimos a nuestro alrededor, ya sea en la física macroscópica, en la
química, en la biología o en las ciencias humanas, el pasado y el futuro tienen
distintos papeles.</span><span style="font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white;">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 10pt;">Una tarde, la Gorda le dice a Carlos Castaneda</span><span class="apple-converted-space"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 7.5pt;"> </span></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 7.5pt;">(3)</span><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 10pt;">:<span class="apple-converted-space"> </span><br />
<i>- Podemos ensoñar juntos, mi cuerpo me dice que lo hemos hecho antes. Ya
hemos entrado en el ensueño como par. Vas a ver que será facilísimo como fue
ver juntos.<br />
- Pero no sabemos cuál es el procedimiento para ensoñar juntos- dije.<br />
- Pues tampoco sabíamos cómo ver juntos y sin embargo vimos- dijo - Estoy
segura de que si lo intentamos, podremos hacerlo, porque no hay pasos
específicos para todo lo que hace un guerrero. Solo hay poder personal. Y en
este momento lo tenemos.</i></span><span style="font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white;">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 10pt;">Spinoza se preguntaba ¿cuánto puede un cuerpo? Las respuestas no
las encontraremos seguramente en los estrechos ríos de la razón sino
sumergiéndonos en el océano infinito del misterio.</span><span style="font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div style="background: white;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 7.5pt;">(1) (1917-2003) Premio Nobel de Química en 1977.<br />
(2) I. Prigogine, Las leyes del Caos, Edit Critica, Barcelona 1997.<br />
(3) Carlos Castaneda. El Don del Aguila. Emece. Bs. As. 1981. pag. 129/30.</span><span style="font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-18292453421160352222015-04-14T14:19:00.003-03:002015-04-14T14:19:41.589-03:00El peligroso arcoiris. Por Eduardo Galeano.<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Richard Nixon, prestigioso historiador, lo tenía claro. En 1972, cuando era presidente de los Estados Unidos, dictó a sus colaboradores más cercanos un curso relámpago sobre la decadencia de Grecia y Roma:</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
<em>–¿Ustedes saben lo que pasó con los griegos? ¡La homosexualidad los destruyó! Seguro. Aristóteles era homo. Todos lo sabemos. Y también Sócrates. ¿Ustedes saben lo que pasó con los romanos? Los últimos seis emperadores eran maricones…</em></div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
En 1513, unos siglos antes de esta lección magistral, Vasco Núñez de Balboa había arrojado a cincuenta indios a las bocas de los perros que los destriparon, “porque para ser mujeres sólo les faltan tetas y parir”.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
En Panamá, como en muchos otros lugares de América, la homosexualidad era libre, hasta que irrumpieron los conquistadores. Aquella noche de 1513, Balboa inauguró en estas tierras el castigo del nefando pecado de la sodomía.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Eran los tiempos de la Santa Inquisición. Tiempos de nunca acabar. En España, la Inquisición duró tres siglos y medio. La herejía de la diversidad, en todas sus formas, fue condenada a suplicio o muerte en varios lugares de Europa y de América. Muchos homosexuales, hombres y mujeres, fueron quemados vivos. La hoguera los redujo a cenizas “para que de ellos no haya memoria”.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Una época superada, se supone. Pero el humo llama.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
<u><strong>La sagrada familia</strong></u></div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
En vez de pedir perdón a sus víctimas, la Iglesia Católica repite las antiguas maldiciones. Recientemente, la Santa Inquisición , que ahora se llama Congregación para la Doctrina de la Fe , lanzó desde el Vaticano una campaña mundial contra el matrimonio de parejas homosexuales, “una grave inmoralidad que contradice el plan de Dios y la ley natural”.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
De inmediato, los altos funcionarios de la Iglesia en el mundo hicieron eco a la voz de mando. En el Uruguay, el arzobispo Nicolás Cotugno declaró que la homosexualidad es “una enfermedad contagiosa”, recomendó aislar a sus portadores y comparó el matrimonio homosexual con la unión entre un hombre y un animal.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
La Iglesia está preocupada, desde hace ya unos cuantos siglos, por la sexualidad humana. De Papa en Papa, ha ido estableciendo la rígida frontera entre el pecado, que es casi todo, y lo poquito que nos deja de consuelo, porque de algún modo hay que reproducirse. Desde el Sumo Pontífice hasta el último cura de pueblo, no hay sacerdote que no sea experto en sexo. Como todos ellos han hecho voto de castidad, no se sabe cómo pueden entender tanto sobre una actividad que tienen prohibido practicar.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Leyendo esta última condenación del Vaticano, a uno le vienen ganas de preguntar a los sexólogos celestiales: si el matrimonio heterosexual es una “ley natural”, ¿por qué ustedes no se casan? Y si los homosexuales contradicen “el plan de Dios”, ¿por qué Dios los hizo así?</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Otro especialista en el Bien y el Mal, el presidente George W. Bush, coincide con el Vaticano en la condenación del casamiento homosexual y se pronuncia contra la adopción de niños por parejas que no constituyan un matrimonio normal, “entre un hombre y una mujer”.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
El presidente, que no es católico, hace suya esta cruzada papal. No es la primera vez que Bush y el Papa descubren que son tal para cual. Los dos tienen comunicación directa con el Cielo, por teléfonos diferentes. En algunas ocasiones, como en la reciente guerra de Iraq, reciben órdenes contradictorias. En otras, en cambio, forman un frente común. Han estado, y seguirán estando, unidos en causas tan sagradas como la promoción de la abstinencia sexual entre los jóvenes y la lucha contra los medios anticonceptivos y contra el aborto.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Con su habitual amplitud de criterio, en estos temas Bush no sólo ha coincidido con la teocracia vaticana, sino también con los fundamentalistas islámicos: los puritanos unidos jamás serán vencidos. Y cada vez que tales asuntos se han planteado en las Naciones Unidas, Bush ha votado de común acuerdo con sus enemigos jurados, Irán, Libia, Sudán e incluso Iraq, antes de que ese país recibiera el huracán de misiles que él le envió en nombre de Dios y del petróleo.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
<u><strong>Y sin embargo, se mueve</strong></u></div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
La cruz y la espada se están alzando, como en los viejos tiempos. Con toda razón: en estos últimos meses, la homofobia viene sufriendo graves atentados. Por todas partes cunde eso que el Papa llama “conducta desviada” y “legalización del Mal”.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
A mediados de este año, la Corte Suprema de los Estados Unidos dicta una sentencia histórica. Es inconstitucional, dice la sentencia, la ley de Texas que castiga la homosexualidad como un crimen. El dictamen implica la nulidad de las leyes semejantes en otros doce estados de esa nación.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Mientras tanto, en New Hampshire, por primera vez en la historia del cristianismo, los fieles y el clero de la Iglesia Episcopal eligen un obispo que es abiertamente gay. Massachusetts está a punto de legalizar los matrimonios homosexuales. En Vermont, ya el Registro Civil reconoce la legitimidad de esas parejas.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
En Canadá, desde principios de este año, los homosexuales pueden casarse en Ontario y en Columbia. Ahora hay bodas homosexuales en Bélgica, como ya las había en Dinamarca, Holanda y Suecia.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Diversas variantes de unión legal, más o menos parecidas al matrimonio según el país, rigen en Noruega, Finlandia, Islandia, Francia, Alemania, Hungría, Croacia y en algunas regiones de España. Y en la ciudad de Buenos Aires, por primera vez en la historia latinoamericana, ya se celebra, también, la unión legal entre personas del mismo sexo.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Todas estas “graves inmoralidades”, actos de libertad y de salud mental, no son regalos: son conquistas. Son el resultado de la porfiada lucha de los gays y las lesbianas contra la discriminación y la violencia. Entre todos los placeres que merecen el infierno, el amor homosexual es, todavía, el más ferozmente reprimido. El machismo y la estupidez armada han disfrazado de normalidad esta atrocidad, y la han convertido en costumbre.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
En más de setenta países, la ley castiga las relaciones homosexuales. En muchos, con cárcel. En algunos, con flagelación o pena de muerte. En otros, donde la pena de muerte no es legal, los escuadrones parapoliciales y los enfermos de fanatismo cumplen sus ceremonias de purificación: limpian las calles torturando, mutilando y asesinando a quienes, por el solo hecho de existir, constituyen un escándalo público. Los gays y las lesbianas están malditos en la tierra y en el cielo.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Hace cinco años, el primer ministro de Malasia llegó a denunciar que eran una amenaza para la seguridad nacional. En el Más Allá, también tienen cerrada la puerta. Como escuché decir a la madre de una joven lesbiana: “Lo que más me duele es saber que no estaremos juntas en el Paraíso”.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Pero ellos y ellas, los raros, los despreciados, están generando, ahora, algunas de las mejores noticias que nuestro tiempo transmite a la historia. Armados con la bandera del arcoiris, símbolo de la diversidad humana, ellas y ellos están volteando una de las más siniestras herencias del pasado. Los muros de la intolerancia empiezan a caer.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Esta afirmación de dignidad, que nos dignifica a todos, nace del coraje de ser diferentes y del orgullo de serlo.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Como canta Milton Nascimento: Cualquier manera de amor vale la pena, cualquier manera de amor vale amar.</div>
<div class="normal" style="background-color: #f7f7f7; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-48330727608756692642015-04-06T14:04:00.000-03:002015-04-06T14:04:08.609-03:00Nacer (1) . Por Carlos Drummond de Andrade.Nacido en Itabira, Estado de Minas Gerais, Brasil; Drummond perteneció -junto con Manuel Bandeira, Mario de Andrade, Murilo Mendes y otros- al movimiento modernista brasileño, iniciado en 1922 que transformó la literatura de ese país.<br />
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; font-family: Georgia, serif;">El hijo ya tenía nombre, ajuar, juguete y destino trazado.
Sería João, como el padre, y como lo aconsejaba la devoción y la pobreza.
Destino y juguete de pobres, comprados con la anticipación que caracteriza no a
los que son previsores sino a los soñadores. Y destino, para no decir
profesión, o -mejor aún- oficio, que era el de albañil, ferviente ambición de
su padre que aún no pasaba los 30 y trabajaba todavía de auxiliar de obra.</span><span style="font-family: Georgia, serif;"><br />
<span style="background: white;">Todo esto
ya lo tenía el niño, aunque todavía no hubiera nacido. Es que ellos nacen
antes, en el momento en que se anuncian, cuando hay realmente deseo de que
vengan al mundo. El parto sólo da forma a una realidad que ya venía
funcionando. Para el João más grande, el João más chiquito era una realidad tan
patente como la de sus compañeros de trabajo, y mucho más todavía, porque
cuando se separaban al final de la jornada, los compañeros de trabajo dejaban,
por así decir, de existir, cada uno se perdía en su insignificancia, mientras
que el pequeñín iba disimulado en aquel tren de Realengo, en largas charlas
entre João y João, y el João pequeño adquiría aún mayor consistencia cuando
llegaban a casa, cuando la madre que lo traía en el vientre sin embargo lo
esperaba y recibía de los brazos del padre que, de madrugada, se lo llevaba a la
obra.<span class="apple-converted-space"> </span></span><br />
<span style="background: white;">Estas
imaginaciones, así dichas, parecen sutiles; pero no había ninguna sutileza en
João y su mujer. No era que el matrimonio viera claramente al niño andar de uno
a otro como un ser vivo; simplemente pensaban en él, mucho, confiados, y de
tanto ser pensado João existía, sonreía, jugaba en la simplicidad de ambos.
Como alguien que en la certeza de llegar a hacer un gran negocio, va pidiendo
dinero a cuenta y gastando tranquilamente, João y su mujer anticipaban alegrías
futuras. João se sentía fuerte, responsable. Escogería el sexo y la profesión
de su hijo, su mujer escogería el color, un moreno claro, cabello lacio, ojos
sinceros. No había nada de extraordinario en el niño, era apenas la suma de dos
pasada en limpio, con antojo.</span><br />
<span style="background: white;">Esperar
tantos meses fue sencillo. El niñito ganaba mucho espacio en la vida de ellos,
y nacer no era más que una formalidad. Llegó marzo con un tiempo feo por la
noche que amenazaba anegar todo de barro. La mujer de João despertó asustada,
sintiendo dolores. Por la madrugada corrieron hasta la estación; la lluvia paró
pero el tem de Campo Grande no llegaba y João no podía dejar de moverse. Los
dolores continuaban, João pudo conseguir después de un tiempo parar a un
camión. En la maternidad no había ni médico ni enfermera, el mal tiempo los
había retenido lejos. João perdería el día de trabajo pero resolvió esperar.
Finalmente llevaron a la mujer a una sala donde cinco mujeres más gemían y
hacían fuerza. João no alcanzó a ver más nada, permaneció aterrorizado en el
corredor. Atardecía ya cuando una puerta se abrió y la enfermera le dijo que el
parto había sido complicado pero que ahora todo estaba bien, y el bebé en la
incubadora. "¿Lo puedo ver?" "Más tarde usted podrá verlo,
mañana." La mañana siguiente era día de pago, no podía faltar a la obra.
Volvería el domingo.<span class="apple-converted-space"> </span></span><br />
<span style="background: white;">Pero al
día siguiente, a la hora del almuerzo, telefoneó; una complicación, no se sabía
mucho, no se oía nada, alguien de la recepción fue a averiguar, respondió que
todo estaba bien, que se quedara tranquilo.<span class="apple-converted-space"> </span></span><br />
<span style="background: white;">El
domingo por la mañana João se preparaba para salir cuando una ambulancia aulló
en su puerta, buscando apoyo la mujer de João descendió "¿El bebé?"
"Dicen que murió en la incubadora, João" "¿Y era tan morenito y
gracioso como nosotros lo imaginábamos?" Ella bajó la cabeza. "No sé
João, no pude verlo. Yo estaba muy mal, ellos no me lo mostraron."</span><br />
<span style="background: white;">Y el
niñito, que había sido durante tanto tiempo, dejó de repente de ser.</span><br />
<br />
</span><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 7.5pt; line-height: 115%;">(1) 70 historinhas, de Editora Record, Rio de
janeiro, 1998</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-22178361164117482012015-03-25T16:27:00.001-03:002015-03-25T16:28:57.369-03:00Marés. Por Doña FlorEn días de sol y playa, observo el ir y venir de las aguas del mar: nunca parten, ni llegan para siempre. Nada en ellas es definitivo.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9oIzLprpWBJYsTdOUPei60Ap5kIY96QuryHTWzth6qNE-pY9xRuy3aMEQ_tsnNaTBFkPVaN5aCxJVm0tKUs5hNiqjvKdnN8rdjt8viTM04lThF1db2vxMndQsqLk9tSM7oXj3KcZHrU4/s1600/OLYMPUS+DIGITAL+CAMERA_745.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9oIzLprpWBJYsTdOUPei60Ap5kIY96QuryHTWzth6qNE-pY9xRuy3aMEQ_tsnNaTBFkPVaN5aCxJVm0tKUs5hNiqjvKdnN8rdjt8viTM04lThF1db2vxMndQsqLk9tSM7oXj3KcZHrU4/s1600/OLYMPUS+DIGITAL+CAMERA_745.jpg" height="150" width="200" /></a></div>
<br />
<br />
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<a name='more'></a>Em meio a dias de sol, praia e preguiça, observo as águas do mar na sua dança de ida e vinda: nunca partem, nem chegam pra sempre. Nada nelas é definitivo.<br />
<br />
Os orientais, do alto da sabedoria acumulada milênios antes do nosso Racionalismo de arestas, já sabiam que o mundo se desdobra em ciclos: a noite após o dia, sucedida por novo dia, que se deixa anoitecer em seguida. A Primavera se transformando em Verão, que desemboca no Outono, se esvaziando em Inverno e florescendo em nova Primavera.<br />
<br />
E o mar, em não sendo diferente, como nada o é, apossa-se de toda a praia, soberano, por vezes intempestivo, diluindo dunas de areia, arrastando raízes profundas, fazendo tombar o que se insinua obstáculo. Para depois se recolher, exausto, cedendo toda a extensão da areia a quem interessar passar possa. E ainda que desenhe diferentes traçados na areia a cada ida e alague diversas partes da praia quando volta, nunca deixa de cumprir o seu ritual cíclico.<br />
<br />
Penso, então, na nossa vida de cada dia, que se desenrola e volta a se enrolar, também radiante e triste, abundante e escassa, absurda e óbvia, obscura e transparente. E em como achamos que cada um desses ciclo é o definitivo e que nada se seguirá a ele. E em como nos sentimos definitivamente sofridos ou felizes por isso. E em como vivemos de olhos definitivamente fechados para tudo à nossa volta.<br />
<br />
<div style="background-color: white;">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-50889780843362345442015-03-16T17:16:00.000-03:002015-03-16T17:24:48.382-03:00A terceira margem do rio. Por Caetano Veloso y Milton Nascimento<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM6XpMn0y7D3UxEvemt3SqyQUshk0ix0kzUEU1vkX-WtPR58thC_IOar4s2o03go7tYXetw0diS8PawbKUxAsJJ4dsbl_dvoxaIrYQ36jzCf7W33WUj2D7CMd3JTCXVviWGwF81YU80Fw/s1600/Tercera+margen+del+r%C3%ADo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM6XpMn0y7D3UxEvemt3SqyQUshk0ix0kzUEU1vkX-WtPR58thC_IOar4s2o03go7tYXetw0diS8PawbKUxAsJJ4dsbl_dvoxaIrYQ36jzCf7W33WUj2D7CMd3JTCXVviWGwF81YU80Fw/s1600/Tercera+margen+del+r%C3%ADo.jpg" height="200" width="143" /></a></div>
<h3>
<span lang="ES-MX"><div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Hueco de palo que dice<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Soy madera, orilla<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Buena, profunda, triste</span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Trazo certero.</span><br />
<a name='more'></a></div>
</span></h3>
<h3>
<br />
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">De orilla a orilla el río ríe<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Silencioso, serio<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Nuestro padre no dice, dice<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Trazo certero<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Agua de la palabra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Agua parada pura<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Agua de la palabra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Agua de rosa dura<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Proa de la palabra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Duro silencio, nuestro padre<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Margen de la palabra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Entre las dos oscuras<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Márgenes de la palabra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Clara luz madura<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Rosa de la palabra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Puro silencio nuestro padre<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">De orilla a orilla el río ríe<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Entre los árboles de la vida<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">El río ríe<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Sobre la traza de la canoa<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">El río vió, vi<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Lo que nadie jamás olvida<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Oí, oí, oí<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">La voz de las aguas<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Ala de la palabra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Ala parada ahora<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Casa de la palabra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Donde el silencio habita<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Brasa de la palabra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">La hora clara, nuestro padre<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Hora de la palabra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Cuando nada se dice<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Fuera de la palabra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Cuando de lo más íntimo aflora<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Tronco de la palabra<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;">Río, trazo enorme nuestro padre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-size: medium; font-weight: normal;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 12pt;"><br /></span></div>
</h3>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-22406803759561048272015-03-09T12:17:00.004-03:002015-05-10T16:34:22.918-03:00El lugar de un padre. Por Daniel Ripesi<div align="center" style="text-align: center;">
<span class="apple-converted-space"><b><span style="background: rgb(248, 248, 248);">Comentario de "</span></b></span><b><span style="background: rgb(248, 248, 248);">La tercera margen del río<span style="text-align: start;">"</span></span></b><span style="background: rgb(248, 248, 248);">, de<span class="apple-converted-space"> </span></span><b style="text-align: start;">Guimaraes Rosa</b><o:p></o:p><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjf4vBRlN-K2kGaBHj_AqzvviDfdf97buApSoksLSZFsxFw9IKmDkrxfUQWqw6qNKuKulUxpOl0d8wVAXeRIbKe7akN28VREDtahk_eQWAk-pvhCrduaJ11oNEYgoXW99Qv6cAY8UDX7fM/s1600/el+lugar+de+un+padre.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="105" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjf4vBRlN-K2kGaBHj_AqzvviDfdf97buApSoksLSZFsxFw9IKmDkrxfUQWqw6qNKuKulUxpOl0d8wVAXeRIbKe7akN28VREDtahk_eQWAk-pvhCrduaJ11oNEYgoXW99Qv6cAY8UDX7fM/s200/el+lugar+de+un+padre.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Laura Ripesi</td></tr>
</tbody></table>
<b style="text-align: start;"><br /></b></div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: left;">
Para pensar la función paterna, nos detenemos en los gestos de un padre. Un padre se hace significante para este hijo al inventar un lugar. En ese ámbito (ni lejos ni cerca, ni en esta orilla ni en la otra, suspendido en la mitad del río), se puede tener trato con él, pero caído de ese territorio, domina para el hijo la indiferencia de su cercanía o el terror de su abandono.</div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<div>
<br /></div>
</div>
<a name='more'></a><br />
Es un hecho bien conocido que el río es un símbolo paradigmático de lo que cambia de manera permanente. "No nos bañamos dos veces en el mismo río", nos advierte la máxima
heraclitiana. En mayor o menor medida, hay una alteración constante en todo
cuanto nos rodea y aún en nosotros mismos. Todo aquello que tome el rigor de
una constancia, o consolide a nuestros ojos el valor de una permanencia, supone
un engaño inaceptable. En ese flujo permanente del devenir, la menor detención
que pretenda ser una figuración estable y reconocible, la menor definición de
un sentido (ya sea en la forma de un destino a "proyectar" o
"cumplir", el de una identidad que se hace -y nos hace- reconocibles,
o la de un mundo que se nos hace cercano y familiar), es una mera ilusión. El
río refleja el flujo incesante de la vida. En ese torbellino, en ese movimiento
irrefrenable, Guimaraes Rosa sitúa la presencia de un padre. Y allí, ni la
corriente impetuosa del río lo arrastra, ni -a partir de su presencia- el curso
de las aguas se detiene. Embarcado en su canoíta, suspendido en medio del río,
el padre da fundación -y se sostiene- en la "tercer margen del río".
El hijo, que, como se dijo, es quien nos narra las alternativas de esta
ocurrencia paterna, comenta que su padre se mete en su canoíta, suelta la soga
que la mantenía amarrada a la orilla, y deja que la pequeña embarcación se empiece
a alejar, "proyectando la sombra alargada de un yacaré..." Y agrega: "Nuestro padre no volvió. Pero, en realidad,
no se había ido a ninguna parte. Inventaba la experiencia de permanecer en
aquel espacio del río, justo en su punto medio, siempre dentro de la canoa,
para no salir nuca más de allí. Lo extraño de aquella verdad nos espantó. Lo
que nunca había sido, sucedía."
Un padre, entonces, que se va pero que
no se aleja, que inventa un lugar, ni muy próximo ni demasiado alejado, un
lugar en donde alojar una experiencia que obliga a pensarlo.<br />
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"> </span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-28331105854496813262015-03-04T11:34:00.001-03:002015-03-04T11:43:36.162-03:00La tercer margen del río. Joao Guimaraes Rosa. Traducción: Espacio Potencial.<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Nuestro padre era un hombre honrado, pacífico, práctico. Y así había sido desde muy joven y también de niño. Fue lo que me dijeron varias personas honestas a quienes pedí que me contaran. Y desde que yo mismo puedo acordarme, nuestro padre no parecía ni más raro ni más triste que cualquiera que los demás conocidos nuestros. Simplemente un hombre tranquilo. Nuestra madre era la que mandaba y renegaba todo el día con nosotros -mi hermana, mi hermano y yo-. Pero pasó que un día nuestro padre se mandó hacer una canoa. </span><br />
<a name='more'></a><span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Era un asunto serio. Encargó una canoa que tenía que ser especial, de tronco de viña, con una tablita muy pequeña en la popa, como para que entrara justo el remador. Tuvo que ser totalmente fabricada, de madera sólida y arqueada en seco, como para que durara unos 20 o 30 años en el agua. Nuestra madre maldijo aquella idea ¿justo él, que no era ducho en esos temas, iba a ponerse a cazar y pescar? Y nuestro padre nada decía. Por aquella época nuestra casa estaba más cerca del río, a no más de cuatro leguas, y en ese punto, el río se extiende amplio, profundo, siempre navegable. Muy ancho, hasta no poder verse la otra orilla. No puedo olvidar el día en que la canoa quedó lista. </span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Indiferente, sin prestar demasiada atención, nuestro padre se calzó el sombrero y se despidió de la gente. No dijo nada más. No se llevó ni un atado de ropa ni un poco de comida, no dejó tampoco ninguna indicación. Todo el mundo pensó que nuestra madre iba a poner el grito en el cielo, pero ella permaneció impávida, se mordió los labios y gritó: "Si se va, a donde quiera que vaya, que no vuelva!" Nuestro padre se contuvo de responder. Me miró como al pasar, sereno, como invitándome a seguirlo unos pasos. Temí la furia de nuestra madre, pero le obedecí de inmediato. La situación me animaba. Finalmente le pregunté: "¿Padre, me lleva con usted, en su canoa?". Él simplemente se volvió hacia mí, me dio su bendición y me hizo un gesto para que me fuera. Hice como que me retiraba, pero me quedé escondido en un matorral para ver qué hacía. Nuestro padre subió entonces a la canoa, soltó la soga y comenzó a remar. La canoa empezó a alejarse proyectando la sombra alargada de un yacaré.</span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Nuestro padre no volvió. Pero, en realidad, no se había ido a ninguna parte. Inventaba la experiencia de permanecer en aquel espacio del río, justo en su punto medio, siempre dentro de la canoa, para no salir nuca más de allí. Lo extraño de aquella verdad nos espantó. Lo que nunca había sido, sucedía. Los parientes, vecinos y conocidos nuestros, se reunieron para considerar el asunto. </span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Nuestra madre, avergonzada, mantuvo la cordura. De modo que todos pensaron lo que nadie quería decir: que mi padre se había vuelto loco. Unos pocos se inclinaron a pensar que cumplía una promesa, o bien, que nuestro padre, quién sabe, quizás por vergüenza de estar con alguna enfermedad, como si dijéramos, lepra, se abandonaba a otro modo de existir, cerca y lejos de su familia. Las noticias que nos llegaban de algunas personas -viajeros, moradores de las costas, desde los lugares más apartados de la otra orilla-, comentaban que nuestro padre nunca bajaba a tierra, que se quedaba siempre sentado en el borde de la canoa, de noche y de día, cruzando el río libre y solitario. Entonces, nuestra madre y los parientes, pensaron que el alimento que tuviese en la canoa se tendría que terminar, de modo que él debería desembarcar y viajar hacia otras tierras para no volver nunca más, lo que parecía lo más probable, o bien que se arrepentiría y volvería para la casa.</span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Todos se engañaban. Yo mismo me las había ingeniado para llevarle cada día un poco de comida que robaba para él. Se me ocurrió esta idea la primer noche, cuando nuestra gente probó hacer fogatas en la orilla del río para, iluminados por ellas, clamar y llamar a nuestro padre. En los días que siguieron le llevé dulces, pan, algunas bananas. Espié a nuestro padre en esas horas tan arduas para sobrevivir. Permanecía sólo, lejano, sentado en la punta de la canoa que se suspendía en la superficie del río. De pronto me vio pero no remó hacia mí, no hizo la menor señal. Le mostré la comida, la deposité en el hueco de una piedra en el barranco, a resguardo de los bichos y de la lluvia y del rocío de la noche. Nunca dejé de hacerlo. Más tarde me llevé una sorpresa: me enteré que nuestra propia madre estaba al tanto de lo que yo hacía, pero se hacía la que no sabía, ella misma dejaba a mi alcance sobras de comida para que yo las pudiera conseguir. Nuestra madre no era muy demostrativa. </span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Mandó venir a un tío nuestro, hermano de ella, para que la ayude en los asuntos del campo. Hizo traer a un maestro para nosotros, lo más chicos. Encargó a su propio padre que fuera a la playa del río para convencer y rogar a nuestro padre que dejara de insistir con esta idea tan triste. Además, para meterle miedo, ordenó venir a dos soldados. Nada de esto sirvió. Nuestro padre cruzaba por el río en su canoa, dejándose ver o disimulándose, sin dejar que nadie se acercara o llegara a hablarle. Incluso, cuando no hace tanto vinieron unas personas del diario -trayendo una lancha, con la idea de sacarle fotos-, no pudieron vencerlo. Nuestro padre desaparecía hacia la otra margen, penetraba de noche en el matorral que conocía como la palma de su mano, y, por entre los juntos, avanzaba leguas, y desde allí los espiaba.</span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Nos tuvimos que acostumbrar a todo esto. Pero, la verdad, es que nunca nos acostumbramos del todo. Hablo por mí, que -lo quisiera o no-, no podía sacarme a nuestro padre de la cabeza. Con lo severo que era no podía entenderse cómo es que aguantaba. De día y de noche, con sol o aguaceros, con calor, en las terribles heladas de medio año, desgreñado, solo, con su sombrero viejo en la cabeza, durante semanas y meses y años, sin tomar en cuenta que se le iba la vida. No tocaba nunca ninguna de las dos orillas, ni las islas y las costas del río, nunca más puso un pie en la tierra. Si por lo menos, para dormir hubiera afirmado su canoa en algún extremo de la isla, para descansar escondido. Ni siquiera armaba un fueguito, o aprovechaba alguno ya encendido, nunca más volvió a raspar un fósforo. Agarraba apenas un poquito de la comida que le dejábamos entre las raíces o en el hueco de la piedra de la barranca, nunca comía lo suficiente. ¿No se enfermaría? Qué pasaría con la constante fuerza que tenía que hacer con los brazos para mantener la canoa resistiendo corrientes, cuando el río crece y su correntada hace remolinos peligrosos con bichos muertos y palos de árboles entrechocándose. Ya nunca cruzó palabra con nadie. Nosotros tampoco volvimos a hablar de él. Solamente lo pensábamos. Es que a nuestro padre no se lo podía olvidar. Y si hacíamos que lo olvidábamos era solamente para traerlo de golpe a la memoria, como un sobresalto. </span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Mi hermana se casó. Nuestra madre no quiso fiesta. Es que pensábamos en él cuando comíamos algo rico. Como también cuando, al resguardo de la noche, en el desamparo de esas noches de mucha lluvia, fría, torrencial, pensábamos a nuestro padre, en la canoa, sacando con una latita el agua del temporal. A veces, algún conocido encontraba que yo me iba pareciendo a nuestro padre. Pero yo sabía que ahora él estaba hecho un mendigo, barbudo, con las uñas todas crecidas, desarreglado y escuálido, ennegrecido por el sol y los pelos, con el aspecto de un bicho, y cubriéndose apenas con la ropa que le dejábamos, como si llevara taparrabos. </span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">No quería saber de nosotros ¿es que ya no sentía nada? Sin embargo, por todo lo que yo lo quería y por el respeto que le tenía, cada vez que alguien elogiaba alguna cosa que hacía, yo les decía: "Fue mi padre quien me enseñó a hacerlo así...", algo que no era del todo cierto ni exacto, era como una mentira piadosa. Pero, si la cosa era que ya no nos recordaba ni quería ¿por qué, entonces, no remontaba o descendía río abajo, hacia otras márgenes, lejos, para perderse para siempre? Sólo él lo sabía. Mi hermana tuvo un bebito, y quiso mostrar el nieto a su abuelo. Era un día hermoso y todos fuimos al barranco, mi hermana llevaba el vestido blanco que había usado en su casamiento. Levantó al niño en sus brazos, mientras su marido los protegía con una sobrilla del sol. Todos llamamos y esperamos. Entonces nuestro padre apareció. Mi hermana lloró. Todos lloramos abrazados.</span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Mi hermana se mudo con su marido muy lejos. Mi hermano lo pensó y decidió irse a la ciudad. Los tiempos cambiaban en el devenir rápido de los tiempos. Nuestra madre terminó yéndose también a vivir con mi hermana, había envejecido. Yo fui el único de todos que quedó. Nunca se me ocurrió casarme. Cargué con lo que la vida me imponía. Nuestro padre me necesitaba, yo lo sabía, navegando en la soledad del río, sin dar explicaciones. Cuando realmente quise saber por qué actuaba así, y pregunté sin vueltas, me comentaron que se decía que nuestro padre había revelado sus razones al hombre que le había construido la canoa, pero ese hombre ahora ya había muerto y no había hablado de esto con nadie. También corrían rumores sin sentido, como por ejemplo que, como en el comienzo de todo esto caían interminables lluvias, y el río crecía, todos creyeron que se venía el fin del mundo y pensaron que Noé se lo había anticipado a nuestro padre. Padre, no puedo condenarte. Ya me salían algunas canas.</span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Soy hombre de palabras tristes. ¿De qué tenía tanta, pero tanta culpa? Mi padre siempre haciendo ausencia y río-río-río, el río siempre presente. Ya sufría el comienzo de mi vejez, esta vida sólo era su demora. Ya tenía achaques, temores, reumatismo. ¿Y él? Seguramente tenía que estar sufriendo más todavía. Al estar haciéndose viejo ¿no perdería, días más, días menos, su vigor, hasta dejar que la canoa se volcara o vagara a la deriva, llevada por el río para despeñarse, con agitación y muerte, por alguno de los saltos terribles de su cascada. De pensarlo se me encogía el corazón. Él estaba allá, sin mi tranquilidad. Soy el culpable de un dolor en mi alma que no conozco. Sabría si las cosas fueran distintas. De a poco me fui haciendo una idea.. </span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">¿Estoy loco? No. En nuestra casa la palabra loco no se decía, nunca más -en todos estos años- se la volvió a pronunciar. A nadie se acusaba de loco. Ninguno está loco. O, todos lo están. Entonces me fui para allá, con un pañuelo para hacerle señas. Estaba convencido. Esperé. Por fin apareció su figura por aquí y por allá. Iba sentado en la popa de la canoa. Cuando estuvo a una distancia en que podía escucharme, lo llamé varias veces. Le grité entonces lo que pensaba y quería expresarle, porque ya no podía aguantarme, tuve que alzar todavía más alto la voz: "Padre, usted ya está viejo, ya hizo su parte... Ya hizo suficiente, ahora venga... Padre vuelva que yo mismo, en este momento, tomaré su lugar..." Y, al decirle esto, mi corazón latió con fuerza.</span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Me escuchó. Se puso de pié. Manejó el remo del agua asintiendo, y enderezó hacia donde yo estaba. Yo me estremecí de golpe, porque antes él levantó un brazo para saludarme, el primer gesto después de tantos años!. Y yo no pude... Espantado, con los pelos de punta corrí, huí, me aparté como un loco del lugar. Fue como si hubiera visto un fantasma. Y no puedo dejar de pedir, pedir y pedir un perdón. </span><br />
<br style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;" />
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif;">Sufrí el frío del miedo que cala hondo, me enfermé. Sé que nadie supo más de él. ¿Soy hombre después de esta traición? Soy el que no fue, el que permanecerá callado. Sé que ya es tarde y me da miedo perder la vida por los caminos de este mundo. Pero entonces, que por lo menos, cuando me llegue la hora de la muerte, me pongan también en una canoita de nada, en esa agua que no para, de orillas anchas: y, yo, río abajo, río afuera, río adentro. Río.</span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-12636158163623831942015-02-12T15:02:00.000-03:002015-02-12T15:02:00.415-03:00Evidencias del jugar hace diez mil años. Por Daniel C. Ripesi<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En
la zona del Alto Río Pinturas, en Santa Cruz, en un lugar de difícil acceso se
encuentra <i>La Cueva de las Manos</i>, un
sitio arqueológico en donde pueden verse pinturas rupestres de una antigüedad
de 10.000 años. </span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoO6GTgsQqBieWSkjNYy2GbS1TiA4hs5C-Tlt3Lf3bJPSwjnsZFVqUMG29P34NGiKXtDeFifTuk8Yzu6dg7RfYYn_VNh6MxQ6iCGIv07_mlSIrsiKgTofgUvTHSNB01_aYR9MrQESGbjM/s1600/P1260266.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoO6GTgsQqBieWSkjNYy2GbS1TiA4hs5C-Tlt3Lf3bJPSwjnsZFVqUMG29P34NGiKXtDeFifTuk8Yzu6dg7RfYYn_VNh6MxQ6iCGIv07_mlSIrsiKgTofgUvTHSNB01_aYR9MrQESGbjM/s1600/P1260266.JPG" height="150" width="200" /></a></div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<span style="background-color: white; color: #141823;">No es nada fácil llegar, hay que
descender por el empinado Cañón del Río Pinturas para luego cruzar el río por
un delgado puente y escalarlo después por el otro margen del río. El silencio
es abrumador, lo hace evidente el viento patagónico soplando fuerte en los
oídos y la</span><span class="textexposedshow" style="color: #141823;"> respiración agitada de los caminantes
que se esfuerzan en la trepada. Pero vale la pena el esfuerzo, del otro lado
del maravilloso cañón está la cueva. En la ladera plana de la montaña del cañón
está la entrada de la cueva, en sus laterales, por metros y metros, se ven las
pinturas de escenas domésticas, de caza individual y colectiva, de animales de
la zona (guanacos, choiques, lagartijas), de mujeres pariendo, de figuras
geométricas u ovales, etc., que dejaron hombres que habitaron esta zona hace milenios.
Impactan especialmente las siluetas de gran cantidad de manos marcadas con
pintura en el frente y en los laterales. Aquellos hombres fabricaban con
minerales de algunas piedras, tierra y sangre, unas pinturas que introducían luego
en el segmento hueco de un hueso, apoyaban la mano sobre la pared y soplaban
dejando escapar por el otro extremo una lluvia de pintura que registraba el
negativo de la mano (lo que modernamente llamaríamos método de aerografía). Se
ven en negativo, a veces combinando dos colores, manos grandes y ásperas, pequeñas y
delicadas, y -bien bajito en la pared- manitos de niños. Podemos pensar como
motivación de tales pinturas rupestres, más allá de ciertas especulaciones
arqueológicas muy eruditas, que a estos antiquísimos antepasados nuestros,
simplemente les gustaba reunirse en familia para compartir y disfrutar del
divertido juego de las <i>manos en la pared</i>.
Esas pinturas de manos próximas, a veces superpuestas, algunas pocas con seis
dedos, algunas de mano izquierda, en la que todos, niños, jóvenes o adultos,
hombres y mujeres tenían su lugar, no parece tanto la evidencia de un ritual
sagrado y solemne como la expresión distendida y alegre de un jugar compartido.
No tanto entonces la acción de una reafirmación sacralizada (de una identidad,
un credo, una religión, etc.), como el gesto lúdico y espontáneo de una
exploración y descubrimiento compartido del mundo. El criterio de conservación
arqueológica de estas pinturas increíblemente nítidas y coloridas es “no
tocarlas”, ni restaurarlas ni conservarlas con ningún método artificial,
simplemente dejar que el tiempo vaya diluyendo poco a poco su vitalidad, como un hecho de desgaste natural,
como ocurre con ciertos juegos que van perdiendo progresivamente su valor
inicial y dan lugar (si existe esa capacidad) de renovar nuevos gestos
espontáneos de búsqueda y exploración.</span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> </span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-7435641230760489962015-01-14T09:05:00.003-03:002015-01-14T09:05:52.597-03:00O Uso do objeto na arte de elaborar traumas. Por Ana LeãoA partir de los desarrollos teóricos de D. W. Winnicott y de la noción de “trauma acumulativo” tal como la plantea M. Khan-, una vecina-colega brasileña nos comenta cómo sufrimiento y producción artística pudieron articularse creativamente en la obra de Vincent Van Gogh<br />
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 9px;">Ana Paula Leão de Camargo. Curitiba/PR. Brasil.</span><span style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 9px;"> </span><br />
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 9px;">Ponencia del XX Encuentro Latinoamericano sobre el pensamiento de Winnicott, 4 y 5 de noviembre 2011 Montevideo.</span><br />
<div>
<a name='more'></a><blockquote>
<div align="JUSTIFY" class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
O presente trabalho pretende explorar aspectos pontuais da vida e da obra de Vincent Van Gogh, fazendo uma leitura de determinadas situações traumáticas (traumas episódicos) e falhas que se desenrolaram por um longo período de tempo (traumas acumulativos) mais significativos da sua infância. Com isso busca compreender de que forma esses traumas puderam ser transformados em criatividade, através do uso do objeto, até enfim se transformar em arte. O olhar sobre as situações traumáticas da vida do pintor, desde o fato de ter sido um filho substituto ao primogênito de seus pais, natimorto, e de portar o mesmo nome deste, do fato de ter sido submetido aos cuidados de uma mãe que viu-se, pouco tempo após seu nascimento, mergulhada em uma depressão tão profunda que lhe foi impossível de prover cuidados adequados ao filho mais velho, até os encontros com as “mães” substitutas que Vincent tentou seduzir durante sua vida. A atração pelo sofrimento e pelo luto das mulheres que cruzaram seu caminho, o passear por extremos tais como a castidade que se impunha pela religiosidade e a seguinte “promiscuidade” que se segue em sua estada em Paris. Esses e outros momentos, esses e outros traumas, que refletem sua obra, desvendam uma tentativa de elaboração de um sofrimento muito primitivo, possivelmente já marcado desde antes de seu nascimento, que se estendeu por toda sua vida, deu nuance a sua loucura e provavelmente causou sua morte.</div>
<div align="RIGHT">
<br /></div>
<div align="RIGHT" class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
“<em>Não consigo viver sem amor, sem uma mulher.</em></div>
<div align="RIGHT" class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
<em>Não dou um tostão pela vida se não houver nela algo de infinito,</em></div>
<div align="RIGHT">
<span class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;"><em>De profundo, de real” </em>Vincent Van Gogh- carta a seu irmão Théo</span></div>
<div align="RIGHT">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Vincent Van Gogh foi o filho mais velho de uma prole de seis filhos de Theodorus e Anna. Vem ao mundo carregado de uma história trágica e traumática. Exatamente um ano antes de seu nascimento, sua mãe havia enterrado seu primeiro filho, o primeiro Vincent, natimorto. Três meses depois do sepultamento, Anna já estava grávida de seu segundo filho, também Vincent, o filho substituto, nascido em 30 de março de 1853.</div>
<div align="JUSTIFY" class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
É com esse peso de portar o mesmo nome do irmão morto, que Vincent vem então ao mundo. Ao perceber que aquele bebê não substituía e nunca iria substituir o primogênito, Anna cai em profunda depressão e cria uma barreira entre ela e o pequeno Vincent, um jovem sardento de cabelos vermelhos, que passou grande parte de sua vida a tentar resgatar o amor por esse filho que ele quase foi.</div>
<div align="JUSTIFY" class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Ele a acompanhava todos os domingos ao túmulo de seu irmão, que ficava no cemitério adjacente ao jardim de sua casa, e tinha que ver seu próprio nome e sua data de nascimento escritos em uma lápide desde muito cedo. Talvez tenha sido um dos motivos de posteriormente ter descrito sua infância como “<em>triste, fria e estéril</em>”. É quase tudo o que se sabe da sua infância. A partir da adolescência, busca em três frentes o resgate de sua identidade: na religião, no amor e na arte.</div>
<div align="JUSTIFY" class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Sua primeira aspiração profissional era ser pastor, como seu pai. Aos 16 anos foi contratado por um comerciante de arte, após isso, resolveu dedicar-se à religião e, num possível lampejo identificatório, o pai resolve pagar seus estudos de teologia. Desajustado das normas da academia, após duas decepções amorosas avassaladoras Vincent começa a duvidar da religião e abandona a castidade para se envolver com uma prostituta decrépita que já tinha um filho e carregava outro no ventre. Naturalmente, seu espírito de bom samaritano o levou a problemas sérios e ele passou a se envolver com mulheres problemáticas, muitas vezes enlutadas, mas sempre em grande sofrimento, com a impressão de que iria salvá-las. Considerava as prostitutas suas irmãs e quanto mais sofrida fosse a mulher, mais ele se compadecia por ela. Levava para sua casa, cuidava e sustentava, sempre amparado financeiramente por seu irmão Theo. No final dos anos 1870 já percebe que nem amor, nem religião dão conta de seu sofrimento. Ele desenha e pinta muito, curiosamente, pinta sobretudo flores, como fazia sua mãe. Em 1880, pressionado por seu irmão, Vincent começa a se dedicar mais seriamente à arte e aprender o que é necessário para ser pintor. Entretanto, por seus modos e sua aparência não se encaixa nas escolas de arte, desenvolvendo seu estilo no contato com outros artistas. Em 1885 seu pai morre de infarto, e é o mesmo ano em que Vincent pinta “Os comedores de batatas”, que ele julga ser sua melhor obra. Em meados da década de 1880 se instala em Paris e por intermédio de seu irmão Théo, que era comerciante de arte, conhece vários artistas. Dentre eles, dois tiveram papel importante na sua vida: Toulouse-Lautrec e Paul Gauguin. Com aquele conheceu o encanto da fada verde, o absinto, o qual consumiu em grande quantidade e lhe trouxe certamente grande intensidade alucinatória. Com Gauguin, teve um relacionamento muito próximo, ele muda-se para Arles logo depois de Vincent, onde este almejava formar uma comunidade de artistas, desejo este que nunca foi alcançado. Isso porque em Arles, morando com Van Gogh, Gauguin viu de perto uma outra face de Vincent, instável e violento, o que os levava a sérias discussões. Até que um dia Vincent surpreende Gauguin em uma ruela. Tinha uma navalha aberta na mão e ameaçou atacá-lo. O amigo fica apreensivo e se muda para uma pensão. Vincent, arrependido, corta um pedaço do lóbulo de sua orelha e, o envia, enrolado em um pedaço de pano, a uma prostituta amiga de Gauguin. Vincent volta para casa e se deita como se nada tivesse acontecido. Ele é internado por duas semanas. Um mês e meio depois começa a apresentar sintomas de paranóia e, temerosa, a comunidade de Arles pede que ele seja definitivamente internado. Novamente rejeitado, agora por Gauguin e pela comunidade, passa então de um hospital a outro, de uma clínica a outra vivendo como paciente e prisioneiro ao mesmo tempo. Sua produção artística é muito intensa, mas seu estado mental é precário até que em 27 de julho de 1890, aos 37 anos, se dá um tiro no peito no meio de um campo de trigo. Se arrasta de volta para sua pensão e morre só dois dias depois, nos braços de Théo, tendo vendido apenas um quadro em toda sua vida. Suas ultimas palavras são: “<em>La tristesse durera toujours</em>”</div>
<div align="JUSTIFY">
<span class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;"><u>Discussão</u></span></div>
<div align="JUSTIFY" class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
A tristeza de que fala é aquela que viveu em toda sua vida, talvez desde antes de seu nascimento. O sofrimento em que vivia por conta se seus primeiros anos é encontrado na sua produção artística. A escolha das flores em um primeiro momento como tentativa de resgatar o olhar da mãe sobre si pode ter sido uma das primeiras tentativas de uso do objeto.</div>
<div align="JUSTIFY" class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
O interessante do uso do objeto de arte na elaboração de um trauma é que ele tem uma característica de poder ser totalmente destruído sem causar culpa. Pode ser apagado e reestruturado como matéria prima para outras obras. Vincent era tido como indigno de consolar sua mãe, talvez pudesse ser digno de pintar como ela. Aqui o fazer se sobrepõe ao ser. A falta do elemento feminino, dado pela mãe por conta da depressão que os afastava, causava em Vincent uma contínua dificuldade na experiência de ser, a união consigo próprio na ligação psique-soma. Um fato que denota isso é o extirpar do corpo, como fez com sua orelha e como havia feito anteriormente ao colocar a mão na chama de uma vela para provar seu amor por uma moça. Também aparece no fato de ter dificuldade em apreciar os retratos que pintava, sobretudo os auto-retratos. Considerava estes os piores de todos, o que pode falar dessa dissociação que sentia. Se não pode se ver no espelho do olhar de sua mãe, se se viu morto, como poderia então sentir-se vivo ou ter a experiência do ser? Winnicott (1975) diz que se o artista busca seu <em>self </em>na expressão de arte certamente já fracassou com relação ao viver criativo. Vincent não podia viver criativamente, mas fazia uso do objeto de arte para ser visto. Produziu um número inacreditável de obras, talvez na espera de poder ser visto... por alguém. Bollas (1998) escreve que é possível para o indivíduo transformar constelações traumáticas em obra de arte “generando” uma estrutura psíquica, com a “sensação da evolução constitutiva” (p.62). Na busca de identidade, Vincent pinta às vezes quatro ou cinco versões do mesmo quadro, como que tentasse se aproximar cada vez mais de uma imagem mais objetiva de si. Bollas fala disso quando a firma que “a seleção de objetos é frequentemente um tipo de enunciação do <em>self</em>”(BOLLAS, 1998, p. 18). Apesar disso, Van Gogh não foi capaz de encontrar seu <em>self.</em> Na crueza que pinta muitos de seus quadros, no culto ao horror, e no seu apego ao sórdido e ao moribundo, demonstra como foi falha a função da mãe como escudo protetor, como nos fala Masud Khan, criando além dos traumas episódicos, inclusive pré-natais, uma quantidade de traumas acumulativos que o deixaram profunda e irremediavelmente desamparado. Green (1988) fala da <em>mãe morta</em> que ao mesmo tempo em que dá lugar à criação artística e à intelectualização, em uma tentativa de dominar uma situação traumática, o filho “permanecerá vulnerável num ponto particular, o de sua vida amorosa” (A. Green, 1988, p. 260)</div>
<div align="JUSTIFY">
<span class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">Talvez mais importantes do que todas as teorias médicas sobre as doenças de Vincent<a href="file:///J:/espacio%20potencial/elbarrio/decimo_anio/ousodoobjeto.html#sdfootnote1sym" name="sdfootnote1anc">1</a>sejam as teorias que falam de seu estado emocional. Não ter sido, desde o início, o Vincent perfeito, não ter sido o Vincent desejado deve ser precursor do fracasso que marcou toda sua vida, em uma compulsão à repetição que só finda com a morte, a ascensão ao estado idealizado em que se encontrava o primeiro Vincent. Como ele mesmo previu, só obteve reconhecimento depois da morte, o que se pode considerar uma vitória na batalha que travou durante sua vida.</span></div>
<div align="JUSTIFY">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" class="normal" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Palavras-chave: trauma, criatividade, arte.</div>
<div align="JUSTIFY">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" class="notas" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 9px;">
<strong>Referências</strong>:</div>
<div align="JUSTIFY">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" class="notas" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 9px;">
BOLLAS, C. (1992). Sendo um personagem. Rio de Janeiro: Revinter, 1998.</div>
<div align="JUSTIFY" class="notas" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 9px;">
FELL, D. As mulheres de Van Gogh. Campinas: Verus Ed., 2007.</div>
<div align="JUSTIFY" class="notas" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 9px;">
GREEN, A. A mãe morta. Narcisismo de vida, Narcisismo de morte. São Paulo: Escuta, 1988.</div>
<div align="JUSTIFY" class="notas" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 9px;">
OUTEIRAL, J. e MOURA, L. Paixão e criatividade. Um estudo sobre Frida Kahlo, Camille Claudel e Coco Chanel. Rio de Janeiro: Revinter, 2002.</div>
<div align="JUSTIFY" class="notas" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 9px;">
WINNICOTT, D. W. O brincar e a realidade. Rio de Janeiro: Imago, 1975.</div>
</blockquote>
<div id="sdfootnote6">
<blockquote>
<div class="notas" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 9px;">
<a href="file:///J:/espacio%20potencial/elbarrio/decimo_anio/ousodoobjeto.html#sdfootnote1anc" name="sdfootnote1sym">1</a> Consta que na família de Van Gogh existiram outros casos de transtorno mental: Théo sofreu depressão e ansiedade e faleceu de "demência paralítica" (neurossífilis), no Instituto Médico para Doentes Mentais em Utrecht. Wilhelmina era esquizofrênica e viveu durante 40 anos neste mesmo instituto e Cornelius cometeu suicídio aos 33 anos de idade.<br /></div>
</blockquote>
</div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-27847085853914743972015-01-11T18:00:00.000-03:002015-01-11T18:00:06.754-03:00¿Cómo pensar la deuda, señalada por Winnicott, que el psicoanálisis tiene con el jugar? Por Antonella Argento, Pablo Tajman, Eduardo Smalinsky<span style="background: white; color: #1f497d; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ZH-CN;">Premio Miguel Angel Rubinstein </span><br />
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ZH-CN;"><span style="background: white; color: #1155cc; font-size: 11.5pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: Calibri;"><a href="http://www.apa.org.ar/premios/premio-anual-miguel-angel-rubinstein/" target="_blank">http://www.apa.org.ar/premios/premio-anual-miguel-angel-rubinstein/</a></span></span><br />
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ZH-CN;"><br /></span>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;">La
pregunta que nos interesa desarrollar y que titula este trabajo, parte de la
hipótesis de que hay razones para que exista esa deuda, que no es solo producto
del azar. Winnicott en distintos artículos menciona diferentes motivos que dan
cuenta de las poderosas razones que obstaculizan el jugar.</span></div>
<a name='more'></a><br />
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;">Esto
nos ha llevado a pensar algo de lo que el psicoanálisis con niños pone de
manifiesto<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn1" name="_ednref1" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[i]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Nos surgen cuestiones que creemos tienen una importancia que aún no se ha
evidenciado lo suficiente, como que el psicoanálisis con niños actualiza las
dificultades en relación al jugar. Se trata de un jugar que no es aquel en
versión edulcorada que se difunde masivamente en nuestra cultura. Supone la
necesidad de recepcionar lo que Winnicott llama "destructividad
primaria"<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn2" name="_ednref2" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[ii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
que está en la base de los comienzos de la creatividad, del jugar y de la
subjetivación. La destructividad primaria es una forma de amor indolente o
negligente donde el niño se dirige a la madre de una manera completamente
desconsiderada, despiadada y es la capacidad de la madre para recepcionar esto,
reconociendo que hay algo que la afecta de esa demanda exagerada, lo que le
posibilitará no reaccionar. Reaccionar sería un modo de rechazo a dicha
destructividad. Hay dos modos principales de este rechazo: <o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: Arial;">-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;"> </span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;">La
reacción o retaliación que implica una respuesta agresiva por parte del adulto.
Aquí hay algo que se le ha vuelto insoportable.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="margin-left: 36pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;">
<!--[if !supportLists]--><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: Arial;">-<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal;"> </span></span><!--[endif]--><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;">El
rechazo desde la complicidad, plegándose pasivamente a lo que el adulto supone
es la propuesta del niño, sin ningún modo de oposición.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Son dos modos de dejar al niño
aislado con esas intensidades que no puede manejar y suponen haber percibido su
destructividad como algo hecho con maldad o mala voluntad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Al comienzo de la vida, la agresión
es para Winnicott "parte de la expresión primitiva del amor, tiene una
cualidad destructiva y se da en una etapa previa a la piedad"<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn3" name="_ednref3" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[iii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> En vez de un pecado original existe
una virtuosa crueldad original. A esta etapa de destructividad primaria, le
sigue la de experimentar inquietud y preocupación, que también depende de la
capacidad del otro para sobrevivir al momento pulsional y estar allí para
recibir y comprender el gesto reparador. Solo allí el niño puede aceptar su
responsabilidad en la fantasía que deriva de la pulsión, que antes era
despiadada, y allí la crueldad puede dar paso a la compasión.<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn4" name="_ednref4" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[iv]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Por otra parte "los impulsos
agresivos no brindan ninguna experiencia satisfactoria a menos que exista
oposición"<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn5" name="_ednref5" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[v]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
El niño necesita un objeto externo y no solo un objeto satisfactorio. Responder
al gesto espontáneo implica identificación pero no complicidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Llevado esto al campo de la práctica
analítica, y advirtiendo Winnicott los fuertes efectos subjetivantes que este
jugar facilita, es que plantea la deuda que el psicoanálisis tiene con esa cosa
tan aparentemente simple que es el jugar.<span style="color: red;"> </span>Los
niños que son traídos a consulta, ya sea como síntoma de sus otros primordiales
y/o por su propio padecimiento, en algún sentido no pueden jugar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Esto que parece constituir una
cuestión elemental del psicoanálisis con niños es interesante en relación al
psicoanálisis con adultos, pues estos como suelen venir solos o por sus propios
medios y como por lo general suelen hablar, pueden confundirnos con mayor
facilidad, en cuanto que parecen tener menos dificultades para analizarse. Sin
embargo el hecho de que hablen, no es necesariamente indicador de que digan
algo, que asocien libremente o que tengan disposición a implicarse en su decir.
Esto es lo que puede llevar a un estado de connivencia en donde todo funciona
como si fuese un análisis pero sin serlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> En el análisis con niños en cambio,
esa relación de connivencia es mucho más difícil. Llevar al niño al terreno del
jugar no siempre es tarea fácil y sostener su desarrollo, suele ser casi
siempre un trabajo pesado para el analista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Winnicott concibe el análisis como
una superposición de zonas de juego, la del paciente y la del analista. José
Valeros</span><a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn6" name="_ednref6" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[vi]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;">,
analista de niños argentino, plantea que el pasaje de una situación de no juego
a una situación de jugar, depende de la capacidad del analista de elaborar las
tensiones que esta modalidad transferencial proyecta sobre él. Otro analista de
niños argentino, Jorge Fukelman</span><a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn7" name="_ednref7" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[vii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;">,
desde una perspectiva teórica diferente, arriba sin embargo a conclusiones
semejantes. Plantea que la capacidad de invención que puede tener un analista
para introducir la dimensión del jugar donde todavía no existe, depende que
dicha dimensión ésta se construya a través de las dificultades que el analista
experimenta en la transferencia. Subraya que
es por estar ligada a dichas dificultades, que la invención podría funcionar
como puente, como función transitiva y de allí se desprende su eficacia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Todo esto no es ni fácilmente
reconocido ni admitido por los analistas, e implica todo un problema, ya que no
hay forma de recepcionar esa “destructividad primaria” sin quedar afectados.
Esto supone que tendremos sensaciones y emociones que no queremos tener y el
problema de qué hacer con esa afección, de cómo elaborarla sin reaccionar.
Reacción, en el sentido de modos de no recepción o de rechazo de la afección que
implica la destructividad, que puede estar manifestada tanto en un hacer como en
un no hacer, en un decir como en un no decir. Lo que afecta es que no es
eludible la dimensión corporal, tanto para el analista como para el otro
primordial. La destructividad siempre se dirige al cuerpo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Esto nos permite preguntarnos: ¿en
qué medida está incluido el jugar como parte de nuestra formación?, ya que no
aparece explícitamente ni en la universidad ni en las instituciones de
formación psicoanalítica. <o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Se nos permite jugar dentro del consultorio y
con niños. No afuera. Se juega en los jardines y en la escuela primaria porque
los niños juegan y es a partir de eso que los adultos pueden sentirse
habilitados para hacerlo. Se juega en algunos hospitales por algo semejante. No
existe dentro del psicoanálisis y para la formación de analistas, dispositivos
que ubiquen al jugar como tarea central. Se permite que el paciente se mueva,
juegue, pero todavía no tanto al analista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt;"> Consideramos
que el jugar no es algo sencillo y espontáneo por el solo hecho de haber sido
niños. Jugar es difícil, el estado
psicosomático del jugar es complejo, y no está del todo bien considerado
socialmente. El jugar implica un estado de integración psicosomática, y la
práctica del psicoanálisis se encuentra fuertemente marcada por la relación que
estableció Freud entre el ideal de elaboración psíquica y la suspensión del
polo motor. En este sentido el par asociación libre-atención flotante supone en
muchos casos, un cierto nivel de disociación y es en ese sentido diferente a la
superposición de zonas de juego mencionada por Winnicott, que lo incluyen pero
resulta en un campo clínico más amplio.</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES-AR;"><br />
Cuando en 1967, Winnicott
presenta en la Asociación Americana de Psicoanalisis de N. York su artículo
sobre "El uso de un objeto..." recibe una gélida recepción y sufre
una crisis cardíaca. Concluye que los psicoanalistas norteamericanos no se
sienten a gusto con el hecho de ser "usados" por sus pacientes.<br />
Si relacionamos esta aversión
a ser usado con lo que Winnicott afirma en "El odio en la
contratransferencia" en cuanto que el odio, es decir la posibilidad misma
de odiar por ser afectados se encuentra originalmente en el adulto o en el
analista y no el bebé ni en el paciente.<br />
La deuda que tenemos con el jugar se sustenta en el rechazo a ser afectados, a
reconocer el malestar que nos produce esa afección y en el trabajo que implica
su elaboración para estar en condiciones de ser usado, es decir de jugar. Los
trabajadores del campo de la salud estamos acostumbrados a disociarnos, por una
parte para ser operativos y por la otra para evitar ser afectados por el
sufrimiento del otro.<br />
El jugar nos precipita a una
interacción no disociada que nos afecta y que al mismo tiempo nos transforma.
Es esta transformación la que nos aterroriza. Es el terror de entrar en
conexión con los otros desdibujando nuestras propias fronteras existenciales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 9.75pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES-AR;">Nos preguntamos, ¿cuál
será el destino del jugar en los adultos? Winnicott afirma que la cultura es
heredera del jugar y puede constituir una zona de fenómenos transicionales. Sin
embargo la creatividad en la adultez suele presentarse de un modo más disociado
que en la infancia. Si el jugar es un "hacer" que no es ni solo
pensar, ni solo actuar, esa integración psicosomática constituye un obstáculo
para los adultos. Quizás el peso de la mirada del otro y la necesidad de
sostener una imagen ideal se opongan al tránsito transicional. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 9.75pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES-AR;">El jugar con otros
implica una ruptura con las llamadas prácticas disociadas. Estas últimas pueden
aparentar la forma de un jugar, sin embargo guardan una distancia de los
fenómenos transicionales. Las prácticas disociadas son formas que el sujeto
aislado encuentra para tenerse a sí mismo, al precio de renunciar al contacto
pues ya no puede conectarse con el otro y tampoco consigo mismo. Estas
prácticas no suponen una transición, sino mas bien una estática disfrazada de
movimiento. Estas prácticas tampoco tienen que ver con el jugar a solas. Más
que jugar el sujeto ha quedado en la posición de un objeto extraviado que
deriva por el universo dando la apariencia de que es él, el que se traslada.
Podríamos pensar que es una navegación que lo deja siempre en el mismo lugar,
en un estado de desolación y aislamiento.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Retomando la afirmación de Winnicott<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn8" name="_ednref8" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[viii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
sobre la cultura como heredera del jugar, nos preguntamos ¿es que Winnicott
está pensando en una cultura que podríamos llamar "suficientemente
buena" y que probablemente esté más cerca de un ideal de cultura que de
aquella en la que estamos inmersos? <o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Consideramos que nuestra cultura
está tomada casi por completo por los modos productivos del capitalismo, donde
importa el producto y no cómo se lo produjo, es decir que se valoran las metas
y no los recorridos, lo que produce un
acento del futuro en detrimento del presente y de la posibilidad de hacer una
experiencia, un "gasto improductivo" en palabras de Bataille<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn9" name="_ednref9" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[ix]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
de habitar el presente. ¿Cuántas veces quedamos fascinados ante la obra de arte
y queda oculto el largo camino de su producción? ¿Cuántos quisiéramos pintar
como Van Gogh, pero cuántos quisiéramos vivir una vida así? Claro que no es tan
simple como decir que el buen arte lleva una vida de sufrimientos. Disociamos
el final del recorrido, resaltando la idea y ocultando los tránsitos del cuerpo
involucrados en su producción. ”Amar la trama más que el desenlace” como dice
Jorge Drexler, es algo afín al jugar, pero no a una cultura que enaltece la
producción y el consumo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Entendemos entonces que más que
ocuparnos de la cultura como heredera del jugar, nos interesa en qué medida la
cultura impide, dificulta el jugar y su expansión. Y siendo que el psicoanálisis
ya es parte de la cultura, nos preguntamos ¿qué concesiones hace y ha hecho el
psicoanálisis para poder tener un lugar en esta cultura? Recordamos aquí la
idea del filósofo F. Jullien<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn10" name="_ednref10" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[x]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
quien considera al psicoanálisis desde la filosofía oriental, concluyendo que
los analistas tienen una práctica mucho más rica de cómo la dicen, de cómo la
transmiten. Nos plantea que las ideas con las que conceptualizamos nuestra
práctica tienden a ocultar lo más importante de ella. Vale recordar también la
discusión entre Freud y Ferenczi<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn11" name="_ednref11" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[xi]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
en su correspondencia, sobre si debía ser incluida la contratransferencia (el
ser afectado en cierta medida en la práctica clínica y la posibilidad de pensar
esta afección como parte de dicha práctica) como una de las herramientas
clínicas del psicoanálisis. Freud le reconocía a Ferenczi la importancia de
dicha cuestión, pero planteaba al mismo tiempo que de incluirse explícitamente,
nunca podría fundarse el psicoanálisis como una disciplina científica.
Concesiones al ideal científico y cultural de un tiempo, que heredamos y muchas
veces sostenemos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 9.75pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES-AR;">¿Cuáles serán los
obstáculos de la cultura para reconocer las zonas intermedias? Aquellas en
donde los actores hacen uso del tiempo y del espacio, de un modo que para los
que estamos afuera nos parece o que están perdiendo el tiempo o que están
haciendo cosas fuera de lugar. Nos referimos, por ejemplo, a muchas personas
que habitan los espacios públicos o los adolescentes que se reúnen y encuentran
en las puertas de sus escuelas, en un espacio que no es ni del todo exterior,
ni del todo interior. Y es a la vista de los otros, quizás con la esperanza que
se reconozca ese gesto de afirmación ¿Será que esa deuda que los psicoanalistas
tenemos con el jugar es otra forma de rechazo del inconsciente? La cultura del
consumo rechaza los espacios intermedios. Los espacios de uso, lo transicional,
el jugar, son modos de producción de subjetividad. El jugar, los espacios
intermedios, nos permiten entrar en contacto, conocernos y recrear nuestra
existencia, fuera de toda forma de coerción. Existe en nuestra cultura una
tendencia al consumo mucho más que al uso. Una tendencia a desconocer y
rechazar todo ambiente que podamos pensar como intermedio. Se los considera
"poco serios", " informales" o "no productivos".
Esto es porque se rechaza el tipo de subjetividad que allí se produce.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Retomando lo antedicho sobre nuestra
cultura, pensamos que tiene dificultades para reconocer: <o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;">-
Cuán difícil es para un adulto tolerar las demandas de un bebé (razón por la
cual en otras culturas la crianza es una tarea grupal-comunitaria)<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;">-
El valor de la destructividad primaria de los bebés y de las reacciones de odio
que provoca en los adultos. Esto tiende a que ambas cosas sean interpretadas
como algo del orden de la maldad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;">-Una
versión distinta a aquella naíf de niño y de juego, que nos propone esta
cultura que supone padres que sólo deberían sentir cosas bellas por sus niños,
así como analistas que no deberían ser afectados por sus pacientes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt;">- Que no
todo tenga que tener una finalidad lo que reduciría el mundo a la esfera de lo
utilitario. Agamben</span><a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn12" name="_ednref12" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[xii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt;"> plantea que liberar
una actividad de su relación obligada a un fin, y disponerla para un nuevo uso,
es la vocación puramente profana que habría que restituir al juego. Señala que
el juego como órgano de la profanación está en decadencia en todas partes,
siendo su restitución una tarea política. <o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> En “El odio en la contratransferencia”
Winnicott propone, no una, si no dieciocho razones por las que una madre podría
odiar a su bebé, que no serían del todo diferentes de las que podría
experimentar un analista en relación a un paciente, niño o adulto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Pensamos que la deuda del
psicoanálisis con el jugar en alguna medida
reproduce la deuda que la cultura tiene con el jugar. Lo que actualiza
el psicoanálisis con niños es el valor del jugar para el psicoanálisis en
general, tanto en su dimensión clínica como de pensamiento sobre nuestra época.
Dejar el jugar como una herramienta solo para psicoanálisis con niños es un
modo defensivo de darle un lugar al mismo tiempo que se oculta su importancia y
alcances.<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Fernando Ulloa<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn13" name="_ednref13" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[xiii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
nos transmitió la idea de una abstinencia no indolente, es decir, una
abstinencia que se deja afectar por el campo de trabajo en el que opera. No hay
abstinencia sin afección. Y si tenemos en cuenta que jugar es un hacer ¿en qué
medida la clausura del polo motor como precepto técnico impide la inclusión de
la destructividad primaria en nuestro trabajo? ¿Clausura que llevada a su
pretensión hegemónica se convierte en un modo de rechazo? La práctica del
recorte clínico aislado del proceso, de la viñeta que relata una intervención
que parece hacer todo el trabajo por sí sola, ¿no es ese mismo ocultamiento del
proceso, del movimiento en favor del producto, de lo estático, de la idea acabada,
de la foto?<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn14" name="_ednref14" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[xiv]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Para que la destructividad funcione
generando mundo, tiene que ser recibida de ciertas maneras, que incluyen la
oposición sin reacción de castigo y, para lograr esto, debe poder ser pensada
en su potencia, en su valor en una perspectiva por fuera de la moral de lo
bueno y lo malo. Winnicott propone que la destructividad primaria pone en juego
un deseo de diferenciación, que se materializa en la medida en que se da un
encuentro - que incluye dicha diferenciación - al articularse con una oposición
que no es ni oposicionismo, ni un plegarse pasivamente a dicha destructividad,
ni un hacerse cómplice y que además es necesario que el adulto sobreviva. La
exterioridad misma es una experiencia que proviene de la supervivencia del otro
después de haberlo destruido, entonces, ¿cómo sobrevivir a la destructividad si
tanto le tememos?<o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Buscamos el reconocimiento de estas
cuestiones como modo de hacerles lugar, para que sea posible el reconocimiento
de nuestros propios límites (que serán los primeros “topes” con que algunos
pacientes se encuentren) para poder inventar modos de trabajo y formación y
reinventar los que ya tenemos. El dar lugar a los propios límites supone el dar
lugar a nuestra potencia clínica, implica comenzar a pensar modos de tener en
cuenta nuestro cuerpo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> A partir de la importancia que
Winnicott le asigna al jugar, como paradigma de la transicionalidad, hemos ido
recreando diferentes experiencias en relación a distintos dispositivos de
atención, formación y supervisión que venimos desarrollando desde hace varios
años en hospitales y centros de salud públicos y que hemos agrupado bajo la
idea de dispositivos transicionales, donde se trata de generar las condiciones
ambientales de espacio y de tiempo donde los participantes puedan hacer un
“uso”<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_edn15" name="_ednref15" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[xv]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y desarrollar una experiencia que implica un cuidado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Designamos como </span><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES;">dispositivos transicionales, aquellos que
posibilitan el pensar jugando, e intentan promover </span><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;">un
pasaje desde el pensar disociado o el actuar disociado a un terreno que paradigmáticamente
está nombrado como jugar, y que supone un
hacer, tal como lo plantea Winnicott, como un modo de integración que pone de
manifiesto tanto la creatividad como la destructividad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 9.75pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt;"> </span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Hemos ensayado distintos
dispositivos transicionales: talleres de juegos con niños, adolescentes y
padres; otro que hemos llamado “dispositivo transicional de elaboración
clínica”, en el que trabajamos tanto con problemas clínicos como
clínico-institucionales y por último hemos llevado a cabo seminarios de
posgrado donde además de la tradicional transmisión teórica hemos incluido
experiencias que tomen la teoría, la clínica y el cuerpo de los participantes
para intentar realizar una experiencia, un pensar jugando, que vaya modificando
el desarrollo previsto del seminario en cuanto a temáticas y textos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES-AR;">A partir del desarrollo de estos dispositivos
fuimos advirtiendo que algunas de las dificultades que plantea el jugar para
los adultos se conectan con que los fenómenos transicionales implican para
estos una forma de regresión. Esta regresión promueve ansiedades persecutorias
que a veces constituyen un obstáculo insalvable para el despliegue del jugar.
En este sentido es importante considerar que promover condiciones que
posibiliten el jugar no es solo proponerlo, sino el generar los modos graduales
y progresivos que permitan el tolerar la regresión y transitar un espacio
potencial modulando la angustia que pueda suscitarse. A jugar nos convoca la
intuición de que lo que el otro trae tiene que ver con nosotros, implicándonos
y dejando que el jugar nos transforme. Esto permitirá que los otros también
participen de la transformación, no hay jugar sin implicación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 9.75pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES-AR;">Otra cuestión que
advertimos es que el jugar como experiencia paradojal paradigmática, intenta comunicar
los aspectos más genuinos del sí mismo, al
mismo tiempo que resguarda ciertos facetas nucleares y verdaderos del sí mismo,
ocultando, velando aquellos que merezcan ser mantenidos a resguardo transitoria
o definitivamente. Es decir que jugar tiene como misión tanto el comunicar como
el recubrir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 9.75pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt;"> En el dispositivo de elaboración
clínica trabajamos grupalmente en una supervisión horizontal, donde a partir
del relato que trae algún participante o grupo de trabajo de una situación por
la cual se sintió afectado, y las resonancias de los participantes que van
construyendo dicho relato, pensamos modos de jugar dicha situación para dar
lugar a la afección corporal que detiene el movimiento clínico.</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES-AR;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 9.75pt; text-align: justify;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"> Este jugar que incluye el relato y la
posible improvisación dramática, así como los momentos de conversaciones
posteriores implica una trama narrativa, que devela en sus detenimiento las
zonas de no juego, de fluir detenido, y es el encontrarse con ese no jugar y su
reconocimiento lo que resulta elaborativo y propicia las condiciones para un
nuevo juego. Es decir, genera
condiciones para que lo transferido al analista y al juego se reconozca.</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES;"> Se va produciendo un pasaje del padecer, de un no jugar, a un jugar entre
nosotros y es allí donde surgen elementos que ponen en movimiento lo que era
solo repetición y parálisis.</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES-AR;"> Cuando improvisamos
dramáticamente a partir del material de un caso que un compañero aporta, muchas
veces se recrea el ambiente transferencial de ese tratamiento de un modo más
tangible que cuando solo trabajamos con el relato. Al habitar esos personajes,
sentimos en nuestro cuerpo las dificultades que la atención de ese paciente
presenta. Podemos distinguir más fácilmente, qué es resistencia y qué
imposibilidad, lo que permite ubicar mejor por donde hay alguna de las
"puntas del ovillo" que permitirían plantear un trabajo posible.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 9.75pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES-AR;"> A
modo de ejemplo relatamos sucintamente una de estas experiencias:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm -19.5pt 0.0001pt 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES;">Una colega trae la dificultad de no saber qué hacer
con una paciente, una mujer joven que había enviudado hacía un año. La
terapeuta se plantea cuáles serían las condiciones para la iniciación de un
proceso de duelo, ya que este se ve completamente obstaculizado. Al pensar
conjuntamente en los motivos de esto, se nos hace evidente que el marido, a
pesar de su fallecimiento, está excesivamente "vivo", presente, al
punto que no puede ser recordado porque nunca se ha ido. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm -19.5pt 0.0001pt 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: ES;"> La
viuda constituye en el análisis un “monumento” que deja intocada e intocable la
figura de quien aunque ya no está, no deja de estar ni un instante. Ella está
destruida por una parte, pero por la otra continúa con su vida como si nada
hubiera pasado y como si él la siguiera acompañando como antes.</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES;"> Se había generado cierto “tironeo” en el intento por parte de la analista
de comenzar a cuestionar dicho “monumento”, como modo de iniciar un trabajo de
duelo frente a la escasa posibilidad de la paciente para confrontarse con una
pérdida. Tironeo que operaba como obstáculo transferencial, convirtiéndose en
un padecimiento que soportaba la analista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm -19.5pt 0.0001pt 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: ES;"> Jugar es crear una realidad que no
existe de ese modo. </span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES;">Resalta aquello que por estar presente de un modo
sutil y a la vez extendido e infiltrado en toda la situación, no se ve. </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-language: ES;">Es por eso que proponemos traer al muerto al
dispositivo y, para concretarlo, proponemos que la analista realice una
entrevista de pareja con la paciente y su marido, prestándose a improvisar
estos dos últimos roles otros participantes del grupo.</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> </span><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES;">Fue sorprendente para los que participamos no solo
constatar la presencia del cónyuge muerto sino que éste, ni siquiera sabía para
qué se lo había convocado a la entrevista y mucho menos que ya no se encontrara
entre los vivos (el compañero que interpretó al marido, luego comentaba
sorprendido cómo no había pensado en interpretarlo de ese modo, sino que le
salió así naturalmente desde lo que sentía desde el personaje, que era un
fuerte rechazo a cualquier cosa que negara su estar vivo). La transferencia se
presenta con toda su fuerza cuando jugamos. </span><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> Todas estas reflexiones son producto de
nuestras observaciones sobre los fenómenos transicionales. Si bien observamos
que estos se generan “espontáneamente” cuando hay condiciones ambientales que
los posibilitan, también advertimos que cuando tuvimos la intención de generar esas
condiciones, en ocasiones, para nuestra sorpresa, generamos resistencias que se
oponían al jugar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 9.75pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt;"> El que se pueda hacer “uso” de un
tiempo, de un espacio y del vínculo con otros, no depende exclusivamente de la
intención consciente de posibilitarlo, sino de una conexión más sutil y
compleja. </span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES-AR;">Los espacios potenciales, las zonas transicionales,
se constituyen como tales cuando los que participan en ellas pueden hacer un
"uso" creativo y satisfactorio del ambiente.<br />
Cuando se intenta diseñar y/o
pensar un dispositivo transicional es deseable el considerar cuales son las
condiciones mínimas y necesarias para posibilitar ese "uso", como así
también atender a que los asistentes no deben ser "sometidos" a
entrar en dicha situación. La conexión, la gradualidad y lo progresivo resultan
condiciones indispensables para que los integrantes experimenten una
participación subjetiva. Llegar a jugar, crear o pensar suele ser una
experiencia sorprendente, sobre todo para los que la atraviesan.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 9.75pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-language: ES-AR;"> Por
todas las razones señaladas consideramos que la noción de cultura que Winnicott
utiliza en Realidad y Juego, es un recorte que
toma en cuenta los aspectos sublimatorios ligados a la producción
artística e intelectual, que no coinciden necesariamente con sus desarrollos
sobre la creatividad primaria y el vivir creador. Pensamos que se trata de una
idealización de la cultura que deja afuera sus aspectos disociados y
escindidos, mencionados en este trabajo, que obstaculizan las condiciones
posibilitadoras del jugar. <o:p></o:p></span></div>
<div>
<!--[if !supportEndnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="edn1">
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref1" name="_edn1" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[i]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"> Un buen
marco para esta pregunta se encuentra en Rodulfo, R.: “El psicoanálisis de
Nuevo”, cap. XXII <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"> “Psicoanálisis de
niños: un regreso al futuro” Editorial Eudeba, Bs. As., 2004.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn2">
<div class="Predeterminado" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref2" name="_edn2" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[ii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: Arial;">
Phillips, A.: “Winnicott”. Capítulo 4. Lugar Editorial. Bs. As., 1997.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn3">
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref3" name="_edn3" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[iii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> Winnicott, D.: “La agresión en
relación con el desarrollo emocional (1950-1955)” en Escritos de Pediatría y <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> Psicoanálisis. Editorial Paidós. Bs. As.,
1999.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn4">
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref4" name="_edn4" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[iv]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> Winnicott, D.: “El psicoanálisis y el
sentimiento de culpabilidad” en “El Proceso de maduración en <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> el niño”. Editorial Paidós. Bs. As., 1993.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn5">
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref5" name="_edn5" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[v]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> Phillips A.: Op. Cit.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn6">
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref6" name="_edn6" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[vi]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> Valeros, J.: “El jugar del analista”.
Editorial Fondo de Cultura Económica. Bs. As., 1997.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn7">
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref7" name="_edn7" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[vii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> Fukelman, J.: “Desorientaciones”,
ficha de circulación interna.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn8">
<div class="Predeterminado" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref8" name="_edn8" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[viii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES" style="font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;"> Winnicott, D.: “Realidad y Juego”<span style="background: white;"> Editorial Gedisa. España, 1971.</span><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn9">
<div class="Predeterminado" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref9" name="_edn9" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[ix]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;"> </span><span style="font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;">Bataille, G.: “La
felicidad, el erotismo y la literatura. Ensayos 1944-1961”, ensayo “¿Estamos
aquí para <o:p></o:p></span></div>
<div class="Predeterminado" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> jugar o para ser serios?”. Adriana Hidalgo
Editora. Bs. As., 2008.</span><span lang="ES" style="font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn10">
<div class="Predeterminado" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref10" name="_edn10" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[x]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;"> </span><span style="font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;">Jullien, F.: “Cinco
conceptos propuestos al psicoanálisis”. Editorial El cuenco del Plata. Bs. As.,
2013.</span><span lang="ES" style="font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn11">
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref11" name="_edn11" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[xi]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> Freud. S., Ferenczi S.: “Correspondencia
completa”. Editorial Síntesis. España, 1999.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn12">
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref12" name="_edn12" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[xii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> Agamben G.: “Profanaciones”. Adriana
Hidalgo Editora. Bs. As., 2009.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn13">
<div class="Predeterminado" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref13" name="_edn13" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span lang="EN-US" style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[xiii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;"> </span><span lang="ES" style="background: white; font-size: 10pt; line-height: 150%;">Ulloa, F.: “Novela clínica psicoanalítica. Historial de una práctica”.
Editorial Paidós. Bs. As., 1995.</span><span lang="ES" style="font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial;"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn14">
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref14" name="_edn14" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[xiv]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> Ver los desarrollos de los primeros cuatro
capítulos de Rodulfo, R. “Futuro Porvenir”, Editorial Noveduc, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> Bs. As., 2008 y los capítulos VIII y IX de
Rodulfo, R. “Trabajos de lectura, lecturas de la violencia”, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> Editorial Paidós, Bs. As., 2009.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="edn15">
<div class="MsoEndnoteText" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/PAULA/mis%20documentos/espacio%20potencial/Consurso%20Rubinstein%20%20Argento%20Smalinsky%20Tajman%20.docx#_ednref15" name="_edn15" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[xv]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Arial","sans-serif";"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Winnicott D.,
“Exploraciones Psicoanalíticas I”, capitulo “El uso de un objeto”,<span style="background: white;"> Editorial Paidós, Bs. As. <o:p></o:p></span></span></div>
</div>
</div>
<div class="Predeterminado" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Arial, sans-serif; line-height: 150%;"> </span><span style="background-color: white; font-family: Arial, sans-serif; line-height: 150%;">1991.</span><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: Arial;"> <o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-24573526693867011072014-11-03T16:56:00.004-03:002014-11-03T17:00:20.428-03:00Todos los domingos llueve - Por Rubén Bernabiti<div class="MsoNormal">
<div class="MsoNormal">
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; font-family: Georgia, serif;">No digo el primero ni el segundo, pero ya el tercer domingo
consecutivo de lluvia resultó inadmisible. Y no tanto por el perjuicio que
pudiera infligir a los planes de las familias que aguardan el domingo como un
desahogo, sino por lo siniestro de la repetición en sí</span></div>
</div>
</div>
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, Times New Roman, Times, serif; font-size: x-small;"></span><br />
<a name='more'></a><br />
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Al fin y al cabo, uno se acostumbra a todo. En mi caso, ya ni noto la diferencia. Los sábados, cuando salgo del taller, paso por el video club y elijo una película. Me demoro delante de las góndolas, leo el dorso de las cajas. Trato de prefigurar, a partir del resumen del argumento, el tenor de la historia. Ni muy dramática, ni demasiado liviana, desecho las comedias, las de aventuras, las de terror. Al rato, las imágenes se agolpan en mi cabeza. Por lo general, termino decidiéndome por la primera que había escogido.</div>
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
En casa, Elena me espera con la mesa puesta. Cenamos en silencio, inmerso cada uno en sus pensamientos, ocupados en la edificación de la coraza que habrá de guarecernos de eso que se aproxima, como quien vela las armas de un duelo del que sabe que saldrá ileso pero que no puede eludir. Antes de acostarme verifico que la puerta tenga llave, que estén las tres persianas bajas, la toalla encima de la jaulita. En eso consiste todo el preparativo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
El domingo me despierto tarde. Elena, no. A ella le gusta madrugar. Siempre encuentra algo en qué ocupar la mañana. Cuando me levanto ya está todo listo. La casa ordenada, el desayuno preparado, el almuerzo en marcha. Es como si ella no durmiera. Como si pasara la noche en la expectación del domingo que se aproxima. Yo me doy un buen baño de inmersión y después de comer levanto la mesa y lavo los platos. Cuando termino con la cocina voy a recostarme junto a ella, que ya está dormida. Hojeo una revista o miro el techo. A veces, consigo dormitar un rato. Para cuando Elena despierta ya tengo listo el mate y entonces miramos la película. La viscosidad del tiempo termina enredada en esos gestos.</div>
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
No voy a negar que al principio pudiera resultar desolador, como todas las cosas que irrumpen por la fuerza. Los comentarios, en el taller o en el ascensor, denotaban el fastidio de la gente. Imprecaban, incrédulos, a la fatalidad, a la mala suerte o al desastre, según el grado de pesimismo de cada uno. No digo el primero ni el segundo, pero ya el tercer domingo consecutivo de lluvia resultó inadmisible. Y no tanto por el perjuicio que pudiera infligir a los planes de las familias que aguardan el domingo como un desahogo, sino por lo siniestro de la repetición en sí. Y empezó la psicosis: a partir de los sábados al mediodía no se daban tres pasos sin alzar la cara hacia el cielo; la menor ráfaga de viento o la nube más insignificante eran suficientes para justificar cualquier rapto de malhumor. Para ese momento, el pronóstico meteorológico ya se había convertido en una cuestión de estado: saltó a la tapa de los diarios, se constituyó en el tema de conversación obligado. La gente, indignada, prorrumpía en improperios y quejas y el estado reinante durante toda la semana era la desazón.</div>
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Hacia el tercer o cuarto mes, sin embargo, esto empezó a amainar. Con el paso del tiempo, hasta la misma resignación fue relegándose al olvido. Como digo, las cosas fueron volviendo a la normalidad, que, en estos casos, viene a encarnarse en cualquier tipo de rutina más o menos predecible. Después de todo, qué otra cosa es la norma sino la subjetividad del mayor número.</div>
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Que el fenómeno ocurra sólo en la ciudad de Buenos Aires no hace más que resaltar lo caprichoso de este nuevo orden. Ya no recuerdo si lo soñé o si alguien explicó que los límites de la lluvia se extienden desde Ingeniero Budge, al sur, hasta el Río de la Plata, al norte. Los recreos y espacios al aire libre en el Gran Buenos Aires tomaron un impulso económico importante a partir del momento en que se empezó a aceptar que no se trataba de un fenómeno pasajero. En la ciudad, los más osados techaron piscinas y parrillas, los cautos, en cambio, todavía permanecen expectantes y los fines de semana optan por viajar. Durante el verano se producen embotellamientos de hasta diez kilómetros en las autopistas. Mientras, aquí, los shoppings y locales de juegos para chicos hacen su agosto...</div>
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
De todo esto, naturalmente, me fui enterando por comentarios oídos de refilón en la oficina, en la cola del supermercado o en el colectivo. Nunca hablé del asunto con nadie. Porque así como cada cual eligió su rutina yo armé la mía en consonancia con mi carácter: opté por el aislamiento como estrategia para sobrellevar la carga. Y Elena otro tanto. Jamás mencionamos el tema. Ni entre nosotros ni con ninguna otra persona. Es como si hubiéramos establecido un acuerdo tácito, como si los dos pensáramos que el no invocar la desgracia es una forma efectiva de invisibilizarla.</div>
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Como he dicho, los domingos no nos movemos de casa, no encendemos la televisión ni la radio. A lo sumo, ponemos alguna música tranquila en el espacio de tiempo que media entre el final de la película y la cena. Un sonido de fondo que impide escuchar la lluvia al otro lado de las persianas. Para entonces, el lunes ya está a la vuelta de la esquina.</div>
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Por otra parte, a esta altura, sólo los inadaptados siguen quejándose de los domingos lluviosos. Los temas recurrentes de la mayoría de mis compañeros de trabajo volvieron a ser el fútbol, las rencillas familiares o las infidelidades en la farándula. Y bien mirado, no habría por qué asombrarse de algo que analizado fríamente no encarna otra cosa que una de las combinaciones posibles en la ronda del azar. Como revolear infinitamente una moneda al aire y que cada siete veces caiga siempre cara. Se podrá decir que es altamente improbable. Podrá causar estupor. Pero imposible no es. Y lo que no es imposible, como diría Perogrullo, es posible.</div>
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
Y no vaya a creerse que a nosotros no nos afectó el cambio. Lo sufrimos como cualquier hijo de vecino. La diferencia está en que supimos amoldarnos, lo sobrellevamos con estoicismo. Antes del accidente, por ejemplo, los domingos a la mañana Elena preparaba unos sándwiches, yo cargaba el triciclo en el baúl del auto y nos íbamos los tres a los bosques de Palermo. Comíamos debajo de un árbol, jugábamos a la paleta, escuchábamos el partido... Nada del otro mundo, es cierto, pero lo disfrutábamos de lo lindo. Nunca necesitamos de grandes aspavientos para sentirnos a gusto. La felicidad consiste en saber adaptarse. Es por eso que aquí me ven ahora. Apesadumbrado, de acuerdo, pero sin andar haciendo tanta alharaca porque ya no haya más domingos con sol.</div>
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 13px;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, Times, serif; font-size: x-small;">http://www.espaciopotencial.com.ar/salaestar/octavo_anio/todoslosdomingosllueve.html</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="background-color: white;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, Times, serif; font-size: x-small;"><br /></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-21634490390324320742014-07-03T09:36:00.000-03:002014-07-03T09:36:02.521-03:00Crear lo dado - Por Daniel C. Ripesi<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Que podamos <i>crear</i> lo que de
todos modos ya está dado a nuestro alrededor, sólidamente establecido y
aparentemente consumado, es el modestísimo modo de construir un mundo personal
y compartido en el que la vida sea digna de ser vivida. </div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Dependiendo del modo en que cada
madre le “presenta el mundo” a su hijo<a href="file:///D:/Documents/Downloads/La%20capacidad%20de%20crear%20lo%20que%20ya%20estaba.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>, Winnicott
habla de una temprana experiencia subjetiva según la cual el bebé llega a vivir
la experiencia de “crear lo dado”. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“Crear lo dado” implica una
paradoja y es el resultado de la articulación de –por un lado- cierta
expectativa subjetiva del bebé de encontrar algo en su entorno inmediato que se
corresponda con sus necesidades, y –por el otro lado- el efectivo contacto de
su gesto de exploración con la presencia materna (si es que, como generalmente
sucede, ella está para recibir ese gesto y aportar lo necesario para atender la
inquietud del bebé). </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El bebé experimenta de ese modo
una continuidad entre su necesidad y la atención “casi” inmediata de su
inquietud, o por lo menos, la experiencia existencial de una continuidad que no
reconoce ni excesivos sobresaltos ni demasiadas demoras. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se consolida, progresivamente,
una confianza creciente en la permanencia, previsibilidad y consistencia de un
mundo en el que lo que se necesita saldrá finalmente al encuentro del gesto que
lo evoca. Nada más fascinante y aterrador que estar tan cerca de la magia. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El acento de la confianza que poco
a poco se consolida en el aparato psíquico del bebé no está puesto en que en el
momento oportuno se presentará el objeto exacto que corresponde a determinada
necesidad, sino que ese objeto verdaderamente <i>existe</i> y que se lo encontrará sin demasiadas demoras.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En esa articulación (del encuentro
del gesto con la presencia materna) no hay ni entera decepción ni completa
armonía, no hay ni total desencuentro ni pleno encuentro, sino un punto de
confluencia de dos vectores a partir del cual el sujeto construye un mundo que
se desarrolla a mitad de camino entre lo absolutamente previsible y lo
perturbadoramente desconcertante. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“Lo dado” es el mundo establecido
más allá de lo que el bebé siente como “efectivamente propio y familiar” (que
en un principio se reduce a un vago sentimiento de “mismidad” que deriva de un
estado de integración subjetiva, la construcción de una suerte de “yo soy”
rodeado de un vastísimo territorio desconocido y ajeno, lo “no-yo”).</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En un principio, lo “no-yo”, lo
dado, es todo el universo cultural que antecede la experiencia subjetiva y que
“espera” al gesto que lo encuentre y que lo cree, se trata de la teta en tanto
encarna un orden cultural que se presenta según una medida y un ritmo que
difiere del orden y el ritmo estrictamente fisiológico (no hay nada de natural
en una teta que se presenta, por ejemplo, cada tres horas –según lo indicó el
pediatra o una vecina experimentada-).</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El “crear” parte de un gesto
espontáneo (el propio ritmo vital, la singular modulación de la propia
subjetividad haciéndose presente en el mundo), que –en su azaroso encuentro con
la realidad- establece en el bebé lo que podemos llamar un fenómeno subjetivo (de
que “algo está allí, y de que seguirá estando cuando lo necesite”). Ese
fenómeno subjetivo es una expectativa no necesariamente articulada en una “representación”
que luego el sujeto pudiera comparar con su correspondiente “objetivo”. Como ya dijimos, es simplemente una
predisposición confiada del bebé de que el gesto encontrará algo que se
corresponde con sus necesidades.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ese algo esperado vale por un
“estar allí”, al alcance del gesto, y que puede diferir en diverso grado de lo
esperado, pero lo importante es que no deja nunca de estar allí “a la espera
del gesto que lo descubra”. En todo caso
“crear lo dado” es la expresión de dos cosas que toman contacto. Sólo a partir
de las inevitables fallas o desajustes en ese encuentro el ser humano conjetura
un objeto que -escapando a la propia expectativa- se presume como un “objeto
objetivo”, definido en sí mismo y a salvo de toda distorsión subjetiva…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tal cosa no existe, solo es real
y adquiere valor simbólico lo que -aún dado- es creado por el propio sujeto.
Pero, puede que el gesto no encuentre nada asimilable a su expectativa, o que
la realidad desborde toda disposición subjetiva, o que la realidad se presente
demasiado prematuramente, con absoluta impreparación del sujeto, sin “fenómeno
subjetivo” que lo reciba y articule.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La patología supone, entonces,
dos posibilidades, que el sujeto deba someterse a lo dado (sin un “crear”), y
se adapte dócilmente a lo establecido, o que se desconozca lo dado en beneficio
de un puro crear, lo que si no da como resultado la genialidad del artista
ofrece la desgracia y el sufrimiento de la locura (sabemos que estas dos
alternativas no siempre se excluyen). </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“Crear lo dado” es aceptar lo establecido
pero operando una “transformación” según las propias necesidades, es decir,
personalizando ese marco “convencional” que regula los intercambios de manera
general.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Finalmente, que podamos <i>crear</i> lo que de todos modos ya está dado
a nuestro alrededor, establecido y consumado, es el modestísimo modo de
construir un mundo personal y compartido en el que la vida sea digna de ser
vivida. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Documents/Downloads/La%20capacidad%20de%20crear%20lo%20que%20ya%20estaba.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span></span></a>
La expresión es de Winnicott quien dice que la madre presenta al bebé el mundo
“en pequeñas dosis”. </div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-40073559027305081032014-06-09T14:10:00.002-03:002014-06-09T14:10:53.236-03:00Dos Megalómanos. Por Rubén Bernabiti<div class="MsoBodyTextIndent2">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; line-height: 200%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Yáñez
se va adormeciendo de a poco. Los sentidos envueltos en el olor dulzón del
desinfectante de ambientes. Una semisonrisa adosada a los labios. Abrazado al
reflujo de esa voz proveniente de una vigilia que cada vez queda más lejos y que
parece arrullarlo.</span></div>
<div class="MsoBodyTextIndent2">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; line-height: 200%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;"></span></div>
<a name='more'></a> <o:p></o:p><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">2</span></b><br />
<div class="MsoBodyTextIndent2">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent2">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">De Lauro, además del nombre, le habían llamado la atención
dos cosas: que fuera tan joven y que no sintiera frío. La primera, porque le
hizo preguntarse qué clase de estrago debe suceder para que tan pronto pueda
verse ya malograda cualquier tipo de autoestima. Y la segunda, porque ese día
hacía un frío que calaba los huesos. Hará de eso más o menos unos doce años.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyTextIndent2">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent2">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Dos megalómanos hablando. Uno dice: a mí me mandó Dios a la
tierra para salvar a la humanidad. El otro lo mira fijo un rato y contesta: yo
no te mandé a ningún lado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyTextIndent2">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Mientras Yáñez termina de reírse Lauro le pide un
cigarrillo. Él le entrega el atado y hace un gesto para que se lo quede. Es una
mañana de Junio. El viento helado se encajona entre las columnas de la galería
y corta el aliento. Lauro lleva una camisa de mangas cortas y ojotas y toma un
mate frío tras otro. Cada tanto, se hace una escapada al baño para recargar la
pava con agua de la canilla. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—¿No sentís
frío?— le pregunta Yáñez. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">El otro lo
mide unos segundos durante los cuales pestañea tres veces.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Si el
reglamento lo permitiera andaría en cueros…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Mientras Yáñez
piensa qué contestar, Lauro agrega:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—…el frío no
existe, es un estado mental, como la razón y la locura. Como la memoria. Yo,
por ejemplo, cuando veo una cara, no me la olvido en la puta vida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Tiene una voz
vidriosa. De corresponderle un color, Yáñez piensa que le pondría el verde. Debe
tener dos o tres años menos que él. En todo caso, no más de veinte. Y a partir
de aquel día, cada vez que Yáñez llega, lo primero que hace Lauro es contarle
el chiste de los megalómanos. Yáñez le sigue el juego y ensaya dos o tres
risotadas. Entonces, el otro se siente habilitado para pedirle cigarrillos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Rocío no
llega a conocer a Lauro pero por la descripción que le hace Yáñez dice que lo
más probable es que se trate de una psicosis. La conoció en una fiesta de <st1:personname productid="la UBA. Est£" w:st="on">la UBA. Está</st1:personname> en el último
año de psicología y cursa psicopatología en el Borda. Los sábados por la mañana
tiene una práctica de la cual se sabe cuando comienza pero no cuando termina.
Él llega antes del mediodía. Para matizar la espera se pone a charlar con los
internos que deambulan por el patio. Aquello dura lo que ese invierno, y hoy
por hoy, lo que perdura de ella es apenas el vislumbre de algo construido por
una superposición endeble de capas intercambiables: joven, alta, no bella,
esquiva y ardiente. Aunque cualquiera de estos atributos pueda ser reemplazado
por su opuesto sin que la verdad se desvirtúe en lo más mínimo. No vuelve a
verla, ni tampoco se lo propone nunca. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Lauro fuma
con apuro, como si estuviera en el hall de un cine y ya hubieran apagado las
luces en la sala. Entre cigarrillo y cigarrillo se ceba un mate que sorbe del
mismo modo. Los dientes ajados, marrones y brillantes, parecen caramelos de
leche a punto de disolverse entre sus labios. Suelta el humo por la nariz y la
boca al mismo tiempo, en bocanadas profusas: da la impresión de que el humo
fuera algo con lo que su cuerpo estuviese relleno. Mientras, entorna los ojos y
los pasea en derredor. Cada tanto, le sobreviene un acceso de tos que lo dobla
al medio y que se interrumpe de manera abrupta cuando escupe hacia un costado
un líquido viscoso del mismo color que los dientes. Entonces, enciende otro
cigarrillo y continúa con lo que estaba contando. Las palabras recién se hacen
inteligibles cuando logran apartarse de ese humo que las envuelve: <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—...a los 18
años asesina en un atentado al jefe de la Federal —dice.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Hace una
pausa. Descansa el peso del cuerpo sobre una pierna y de inmediato sobre la
otra. Sus movimientos crean una ilusión óptica que parece expandirse cuando
queda estático. Continúa:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Por ser
menor de edad se salva de que lo fusilen pero lo mandan a la cárcel de Ushuaia.
Cada año, cuando se cumple el aniversario del atentado, lo llevan a una celda
de castigo en la que lo tienen durante un mes a pan y agua. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Se ceba un
mate sin quitar la vista de algún punto que eligió por encima de los árboles
del fondo. Lo toma apurado y sigue:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Al tiempo,
escapa pero es capturado por un buque de guerra chileno y devuelto a los
carceleros argentinos. Enferma de tuberculosis. Pasa en Ushuaia veintiún años
hasta que el presidente lo indulta y lo expulsa al Uruguay. Ahí, vuelven a
encarcelarlo. Cuando queda en libertad viaja a España para pelear en la guerra
civil contra Franco. Terminada la guerra escapa a México y trabaja en una
fábrica de juguetes hasta su muerte…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyTextIndent2">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Desplaza la mirada hacia las manchas grises que asoman por
encima de las nubes y la deja ahí. Se ceba dos o tres mates que sorbe con
urgencia. Enciende un cigarrillo con el filtro del anterior. Al fin, parece
recordar que no está solo y lo mira a Yáñez con extrañeza. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Esta
historia es absolutamente cierta —dice, como si alguien lo estuviera contradiciendo—.
La leí en un libro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Al
escucharlo, a Yáñez se le ocurre pensar que todos nacemos locos, sólo que algunos
continúan siéndolo. Hace un gesto de asentimiento tan imperceptible que de
inmediato se pregunta si llegó a concretarlo o si se extravió en la intención. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Esa es mi
historia preferida —concluye Lauro—. Y vuelve a distraerse en el horizonte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Yáñez está en
segundo de económicas. Tiene un profesor de apellido Pompei, keynesiano, que da
la clase con una pipa apagada en la boca. Dice que de ese modo distrae la
ansiedad por fumar. Un sábado, Yáñez se aparece por el Borda con una pipa y se
la ofrece a Lauro. Éste juega un rato con la pipa entre los dedos. Después, le
pregunta si se trata de una pipa:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—¿Esto es una
pipa, verdad? —dice sin el menor rasgo de ironía en la voz.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Así es. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—¿Y para qué
querría yo una pipa? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Parece
ofendido. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyTextIndent2">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Yáñez le explica que no es tan nociva como el cigarrillo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyTextIndent2">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Lauro da dos o tres chupadas al mate mientras reflexiona:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Fumar para
que no te haga mal, además de una estupidez, es una cobardía —dice. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Le devuelve
la pipa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Además del
chiste de los megalómanos y la historia del anarquista, Lauro tiene dos o tres
temas sobre los que vuelve una y otra vez: un cuñado suyo -subcomisario-,
vendrá a buscarlo para llevárselo a vivir con él y su hermana; en cuanto salga
se anotará en la carrera de medicina –quiere ser cirujano-. Y para que ello suceda
debe hacer buena letra. Cuando llega a la parte en que <i>debe</i> <i>hacer buena letra</i>
entorna los ojos y desvía la vista por encima de los silos amarillos de la empresa
Quaquer. No quiere oír ni nombrar la palabra Borda. Explica que para empezar a
desentenderse de su estado es necesario proyectarse mentalmente fuera de las
palabras que lo encierran. Como primera medida ha tomado la decisión de
suprimir el nombre de la institución de su vocabulario.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">También da
minuciosa cuenta de las veces que concurre al baño. <i>Anoche fui de cuerpo tres veces</i>, anuncia con el tono de quien
cuenta los orgasmos que le provocó a su novia. Yáñez convalida su orgullo con
un frunce de labios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Yáñez empieza
a aburrirse al poco tiempo. Trata de proponer otros temas de conversación pero
Lauro siempre se las ingenia para volver sobre los mismos tópicos: el alta
inminente, su cuñado subcomisario y la carrera de medicina. Yáñez nota cómo
cada sábado se ahonda un poco la ansiedad. Cómo, a pesar del delirio, a Lauro se
le hace cada vez más difícil sostener esa ficción. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">La máscara de
la comedia, cada semana, tuerce un poco más las comisuras hacia abajo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Hasta que
llega el día en que Lauro se ve obligado a que introducir una variante para que
el guión siga resultando verosímil. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Vos podés
hacerme un favor —le suelta. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Lo expresa de
ese modo, como si acabara de descubrir que Yáñez tiene algo suyo que no le
sirve y que podría devolvérselo con gusto. Después de una serie de
circunloquios llega a la conclusión de que su cuñado olvidó la fecha en que
debía ir a buscarlo y le encomienda a Yáñez que lo ubique para recordárselo. Ni
siquiera sabe la dirección de la casa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Es en
Floresta —explica—. Cerca de Jonte y Bermúdez ¿Te ubicás?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Yáñez ni
niega ni asiente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—En Bermúdez
y Elpidio González hay una zapatería, vos preguntás por Mimi y ella te va a
indicar dónde vive mi cuñado. Decile que me venga a buscar, que ya me dieron el
alta. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Le entrega
una hoja cuadriculada con un plano dibujado en tinta verde y se queda mirándolo
mientras Yáñez lo estudia. Por fin, Yáñez dobla el papel en cuatro, lo guarda
en el bolsillo interior del saco y le dice que se quede tranquilo. No aparece
nunca más por el Borda.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Yáñez se
considera un tipo pragmático. Rocío le explica que los internos gozan de un
régimen de puertas abiertas que les permite salir cuando lo desean sin que sea
necesario el consentimiento de los médicos. Que la mayoría se queda porque no
tiene adonde ir. Que los pocos que se van terminan viviendo en la calle y reingresando
al poco tiempo en peor estado que cuando se fueron. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">El año
siguiente, cuando con los primeros fríos encuentra la hoja cuadriculada en el
saco, una nostalgia dulce lo abriga por unos minutos al rememorar la voz
asordinada de Rocío la tarde en que se separaron. Fue en un bar frente al
parque Lezama, a finales de agosto. El sol cruzaba en diagonal a través del
vidrio y levantaba una polvareda en la que Yáñez se refugiaba para no verla
llorar. Un rato después, mientras espere el colectivo, pensará que, al fin y al
cabo, él tampoco tiene necesidad de ningún consentimiento para irse. Lo mismo
que los locos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: EN-US;"><br clear="all" style="page-break-before: always;" />
</span></b>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">3<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">En el preciso
momento en que Yáñez levanta la cabeza lo ve entrar: alto, el mechón flameando
sobre la frente, el conato de una sonrisa lista para ser exhibida en cuanto la
situación lo requiera. El traje, un talle más grande, le da un toque de
elegancia como a desgano. Camina entre las mesas con soltura, como si hacerlo
entrañara un riesgo que él ni siquiera se molesta en considerar. No necesita
abrir la boca. Antes de terminar de acomodarse sobre el taburete ya tiene un
vaso de whisky delante y una serie de platitos con entremeses que evalúa unos
segundos. Después, sonríe, y el chico de la barra parece agradecido. Yáñez ya
no puede volver a concentrarse en el resumen. Tiene la mesa cubierta de
apuntes, notas, fotocopias... Hace cuatro horas que resalta con un marcador
amarillo frases para luego, en una segunda etapa, volcarlas a la ficha con una
letra comprimida, diminuta, casi ilegible. Además de éste que está preparando,
le restan otros dos finales para terminar la carrera. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Todos los
días se repite la misma escena. Pasadas las seis, el tipo se detiene un
instante en la puerta como si sopesara la conveniencia o no de entrar al bar. Como
si fuera la primera vez. Como si de esa decisión dependiera algo trascendente.
Va hasta la barra con ese aire de joven experimentado que trasuntan las
personas que ya no son jóvenes pero que tienen dinero. Espera que le sirvan el
consabido whisky con ingredientes y ensaya una sonrisa complacida. El Portugués,
el mozo que lo atiende a diario, le dice a Yáñez que el apellido del tipo es la
marca de ropa interior femenina más cara de la Argentina. Que aparece y
desaparece del bar por temporadas. Que, en esta ocasión, hacía como un año que
no le veían el pelo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Tres días
antes del examen, Yáñez se deja olvidada la billetera en su casa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Me vas a
tener que fiar hasta mañana... —le dice al Portugués. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Está en la
mesa que da al ventanal de la calle Junin, de espaldas a la barra. Lleva
consumidos dos cafés y una medialuna. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—¿Cuánto te
debo? —le pregunta al mozo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Usted no
debe nada, camarada. Pida lo que guste. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">La voz le
llega de atrás, y al oírla, Yáñez piensa que podría ser la voz de alguien que
ha matado a un hombre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Se agradece —dice
Yáñez—. ¿Con quién tengo el gusto?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Debajo de la
sonrisa el tipo pronuncia un nombre y le extiende la mano. Lo invita a sentarse
junto a él. Hace un gesto al chico que atiende la barra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Ni la
primera ni la segunda —dice—. Pero sí la tercera vez que se coincide con otro
hombre en un bar ya debiera quedar uno en libertad para pagarle una copa sin
tener que rendirle cuentas ¿No le parece? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Yáñez siente
que por alguna razón esa forma de mirar le inspira confianza en sí mismo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Nunca me lo
había puesto a pensar —dice.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyTextIndent2">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Beben whisky hasta pasadas las diez y después cenan en un
restaurante de la calle Corrientes. Yáñez deja la facultad. Pasa los siguientes
tres años como síndico en la empresa de ese hombre: su ambición no se centra en
el dinero sino en serle útil de alguna manera. No busca su reconocimiento, más
bien pretende demostrarle que está a la altura de las expectativas que el
propio hombre ha hecho crecer dentro de él.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Cuando el
hombre manda la empresa a la quiebra y desaparece de un día para el otro como
si se lo hubiera tragado la tierra, Yáñez necesita otros dos años y el doble de
esfuerzo para evitar terminar con los huesos en la cárcel.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">4<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Es como si
ante la imposibilidad de vivir todas las vidas Yáñez hubiera decidido, de
repente, no vivir ninguna. Está acostado bocarriba, desnudo, esperando que cese
el campanilleo de las llaves que cuelgan de la cerradura para levantarse y
volver a sumergirse en la bañera. Hace algo más de un mes que vive en el Hotel
Residencial Fernanda, en la calle Otamendi <st1:metricconverter productid="118, a" w:st="on">118, a</st1:metricconverter> veinte metros de las
vías del ferrocarril Sarmiento. Con el paso del tren las paredes se estremecen
como si estuvieran bombardeando en la otra cuadra. Piensa en el fracaso. Se
dice que en el principio de todo, quién le asignó esa denominación, podría
haber escogido otro vocablo. Por ejemplo, mandarina. Y entonces, ahora, el
fracaso tal vez sería una fruta que se come a gajos y que se desintegra con
dulzura contra el paladar. La culpa no es de las palabras, piensa. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Son casi las
cinco de la tarde. Desde el mediodía no hace otra cosa más que ir de la cama a
la bañera y de la bañera a la cama. El calor en la calle es una cosa maciza,
brutal. Adentro, tiene la forma de una opresión en la garganta. Ha entornado
los postigos y en cada viaje se distrae un instante en abrirlos. Espía el
cielo: un bloque gris a punto de desprenderse de la tarde. O continúa este
calor o se desata la tormenta. En cualquiera de los dos casos, Yáñez piensa que
no quiere aventurarse a la ruta. Piensa que lo más prudente sería esperar hasta
mañana cuando el tiempo se presente un poco más razonable. Piensa, también, que
si no sale esa noche tendrá que procurarse algo para la cena. Y piensa, por último
-mientras se palpa la barriga- que desde que cumplió los <st1:metricconverter productid="35 ha" w:st="on">35 ha</st1:metricconverter> empezado a engordar. De
siete días de la semana cinco come empanadas. Tres y un vaso de vino en un
puesto debajo de <st1:personname productid="la General Paz" w:st="on">la
General Paz</st1:personname>, junto a las vías del Sarmiento. Donde se divide <st1:personname productid="la Capital Federal" w:st="on">la Capital Federal</st1:personname> de
la provincia de Buenos Aires. Pero no lo piensa así, como una secuencia, sino
como ideas desdobladas: mientras atiende a una, va captando otra al sesgo que
se relaciona con la anterior y con la siguiente. Por lo tanto el calor, la
indeterminación de salir a la ruta tal como tenía planeado, la protuberancia
que ha comenzado a insinuarse sobre su estómago, su edad y la alimentación
diaria, más algunas otras cuestiones colaterales asociadas con esas imágenes,
forman un cúmulo informe que ocupa su andamiaje psíquico y lo mantiene en
actividad. Hasta que el reflejo de un relámpago cruza los azulejos del baño y lo
saca de esas cavilaciones: contiene la respiración. Queda inmóvil esperando el
eco del trueno, que se insinúa con un delicado tintineo de las llaves para
enseguida explotar contra el ventiluz. Desde siempre, las tormentas le
parecieron un hiato liberador, un detenimiento, una forma de obligación
ineludible que empareja a todos los seres humanos en la espera de una misma
cosa. Una justificación a pedir de boca para mantenerse inmóvil y aparte. Ajeno
y sin culpa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Ahora Yáñez
compra mercadería en los mayoristas de Liniers y la lleva a las provincias en
el Rastrojero. Lo que haya de remanente de aduana, lo que esté de oferta, lo
que sea. Le sirve para pagarse la comida y donde dormir mientras dure el viaje.
Porque el viaje es también parte de lo que se llama su vida. Algunos ya lo
conocen en los pueblos de mala muerte en los que para. A veces, le fían el
gasoil, otras, la semana de hospedaje. Cuando hace buen tiempo duerme en el
Rastrojero. En uno de los primeros viajes encuentra un libro en la pieza que
alquila. En la tapa trae la foto de Robert Redford y Mia Farrow. Deduce que se
trata de una de esas novelas que leen las mujeres. Se pone a buscar más rastros
de la mujer que olvidó el libro. Busca en el botiquín, debajo de la cama, en el
fondo del ropero. Después, abre el libro y lee en la primera hoja:<i> Cada vez que te sientas inclinado a
criticar a alguien ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas</i>.
Tira el libro a la basura antes de terminar la segunda página. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">La tormenta
deja tras de sí una desbandada de hojas, las calles lustradas, el cielo como un
vidrio gastado. Yáñez se propone partir temprano, para no pagar otro día de
hotel y para evitar el calor del mediodía en la ruta. Desde la noche anterior
siente el estómago revuelto, eructa el sabor ácido de la carne picada, un ardor
le camina por el pecho hasta la garganta. Enfila por Gaona hacia el Acceso
Oeste. Desemboca en la ruta <st1:metricconverter productid="7. A" w:st="on">7.
A</st1:metricconverter> los costados del asfalto dos lenguas de agua,
angostas, brillantes, duplican la luz estancada del cielo. El Rastrojero no da
más de ochenta. Esto le permite a Yáñez observar los campos hasta el horizonte.
La llanura le genera sensación de clandestinidad. Esas construcciones que sobresalen
rodeadas de árboles en la lejanía, como insectos patas arriba, se le antojan
refugios que la civilización no puede horadar. Un buen lugar para ocultarse si
alguien lo persiguiera. Pero nadie lo persigue y esto, en vez de alivio, le provoca
una ligera desazón. Llega a Baigorrita a mediodía. No entra al pueblo.
Estaciona a un costado de la ruta, debajo de un monte de eucaliptos y se echa a
dormir sobre una lona. La claridad baja a pique entre los árboles y se resiente
cuando se topa con las ramas. El viento se lleva el calor y en su lugar deja un
hueco que es ocupado por otro calor menos intenso que se va enfriando a fuerza
de sucederse. Como un frescor de segunda mano. Como si esa sensación proviniera
de un espejo olvidado en el fondo del monte. Cada vez que Yáñez abre los ojos nota
que la calidad de la luz es un poco más turbia. Hace dos, tres intentos por
incorporarse pero vuelve a dormirse. Finalmente, es el mismo dolor el que lo
despierta. El aire, ahora, es de color fucsia. Vuelve a la ruta. Conduce apretando
el acelerador con el pie izquierdo, a diez por hora, sosteniéndose del volante.
El dolor se irradia desde el vientre hasta la rodilla derecha, lo ciega, lo
embebe en transpiración. Cuando entra en <st1:personname productid="la YPF" w:st="on">la YPF</st1:personname> ya es de noche. Desconecta el motor y se echa
de costado sobre el asiento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Yáñez ha
perdido la noción del tiempo. Sabe que hace más de veinte minutos y menos de una
hora que está acostado en esta habitación. No tiene claro cómo llegó. No
recuerda que alguien le haya dirigido aún la palabra. Transcurre otro rato en
esa medianía que no es vigilia ni sueño y se acuerda del dolor recién cuando
oye voces a su alrededor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Una mano que se
posa en su brazo derecho le hace abrir los ojos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Tranquilo. No
es más que una apendicitis. Soy el anestesista. Te vamos a operar y vas a estar
bien…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">No contesta
porque no le parece que el otro espere una respuesta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Acá llega el
cirujano… —agrega la misma voz.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Yáñez percibe
que el olor que predomina en la habitación se ha modificado. Divisa una sombra
que se inclina encima de él:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Cambiame la
cara, papi, que no ha de ser para tanto... —le dice esta nueva voz en tono
jocoso. Siente el pinchazo en el brazo izquierdo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">—Mirá,
mientras te toma la anestesia te hago reír un rato… —le escucha decir al
cirujano—. Resulta que hay dos megalómanos hablando. Uno dice: a mí me mandó
Dios a la tierra para salvar a la humanidad…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyTextIndent2">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 14.0pt;">Entonces, Yáñez cierra los ojos.<o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-23345337594266132952014-04-01T16:00:00.001-03:002014-04-01T16:00:17.489-03:00Jugar, psicoanálisis e instituciones. Autores: Antonella Argento, Eduardo Smalinsky, Pablo Tajman<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Este
trabajo relata la experiencia sobre un dispositivo (llamado dispositivo
transicional de elaboración clínica) que venimos desarrollando desde hace
varios años en diversos contextos y ámbitos institucionales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Una
primera aproximación a la idea de un dispositivo transicional es el pensarlo
construido situacionalmente. Toma en cuenta el contexto, lo que le ocurre a los
que participan, tratando de tener en cuenta la mayor cantidad de fuerzas en
juego posibles. Es por esto que la
institución en que se desarrolla cada vez le imprime un sesgo distinto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Partimos
de la idea de jugar de Winnicott en su relación con la práctica psicoanalítica
en diversas instituciones.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Nos
preguntamos: ¿cuáles son los obstáculos que como adultos y analistas tenemos,
que excluyen al jugar de nuestra experiencia clínica? Este dispositivo busca
brindar un soporte para explorar esta pregunta.</span></div>
<a name='more'></a><o:p></o:p><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Este
trabajo intenta relatar la experiencia sobre un Dispositivo Transicional de
Elaboración Clínica que venimos desarrollando con colegas desde hace varios años
y que hemos realizado en diversos contextos y ámbitos institucionales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> </span><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Nos surgen desde los comienzos los
interrogantes que se plantea D. Vega en
“Qué estamos haciendo y cómo?”, en cuanto a experimentar incomodidad por una
posición profesional disciplinaria que por momentos es más lo que limita que lo
que posibilita. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> </span><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Una primera aproximación a la idea
de un dispositivo transicional es el pensarlo construido situacionalmente. Esto
quiere decir que toma en cuenta el contexto, lo que le ocurre a los que
participan, tratando de tener en cuenta la mayor cantidad de fuerzas en juego
posibles. Es por esto que la institución
en que se desarrolla cada vez le imprime un sesgo distinto. Una segunda
característica es que se intenta que lo
que guíe su práctica esté dentro de lo que Winnicott entiende como
"jugar": un pensar/hacer que busca el restablecimiento de la
continuidad somato psíquica -por lo que no se inhibe el movimiento, de ahí la
importancia de la posibilidad de dramatizar los conflictos que podemos ir
pensando y construyendo- que es lo contrario de la disociación con respecto a los
afectos, a lo corporal, a lo grupal que no masifica. De ahí como decíamos, que
su práctica esté muy tomada por lo que les ocurre a los participantes en <i>ese</i> lugar de <i>esa</i> institución donde <i>esa</i>
vez se lleva a cabo, tomando en cuenta la historia de la misma. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Contaremos algunos aspectos
importantes que están en la base de su desarrollo:</span><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">A)
Partimos de una investigación desarrollada hace más de diez años sobre lo
transicional en el hospital público donde observamos que los pacientes hacen un
uso de la institución, en el sentido en que lo plantea Winnicott: la
posibilidad de "apropiarse" de aquello que se hace, de hacer una
experiencia subjetivante de ello y no un acatamiento a ideales no metabolizados
que nos dirijan sin nuestra participación. Ese uso se distancia de cómo la
institución es pensada por los profesionales y por las normas establecidas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> Los pacientes vienen antes de sus sesiones, se
van después, hablan con otros terapeutas que con los propios, van al bar, al
jardín, vienen días que no son citados, etc. Esto puede verificarse en casi
cualquier hospital público que incluya Salud Mental. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Allí nos preguntamos si los
pacientes están transgrediendo las normas o consideramos que esto que sucede
espontáneamente, y en la medida en que no se lo imposibilita, posee algún
valor, algún sentido y debiera ser tenido en cuenta como otra forma de
tratamiento que ciertos pacientes se dan a sí mismos. Creemos que esta forma
tiene un carácter transicional ya que ésta dimensión es caracterizada por
Winnicott como aquel espacio y/o tiempo que posibilita el uso por parte del
sujeto, es decir que le permite el pasaje de una posición de pasividad a una de
actividad donde él mismo “crea” lo que encuentra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">B) A partir de esta observación
pudimos realizar otra, esta vez del lado de los profesionales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -8.25pt; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">En un taller de problemas
transferenciales, donde autogestivamente los terapeutas llevábamos problemas
clínicos, comenzamos a advertir que había muchas de éstas situaciones que
hacían padecer a los analistas, estos padecimientos a veces eran puramente
emocionales y otras incidían directamente en el cuerpo. También advertimos que
estos problemas eran llevados a los propios análisis y/o a las supervisiones
clásicas pero no se terminaban de resolver. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -8.25pt; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Cuando un analista traía este
material al grupo no lo contaba como un problema psicopatológico con sus
consecuentes dudas técnicas, sino que se advertía lo involucrado, lo afectado
que estaba y veíamos cómo en su relato había una especie de dramatización
espontánea. No sólo relataba verbalmente lo ocurrido, sino que lo actuaba
mostrando claramente lo que le producía la situación, imitando algo del
semblante del paciente, de las formas que adoptaba su cuerpo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -8.25pt; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Algo similar sucede cuando los
analistas no suelen hablar de esta manera en los lugares oficiales,
supervisiones y/o ateneos y sí lo hacen con esta afectación y con este
compromiso en los pasillos o en el bar cuando se encuentran con un colega con
el que se sienten en confianza. Es decir, </span><span lang="ES" style="background: white; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">en los intersticios institucionales, donde notamos que
aparece y se manifiesta con libertad cierto malestar sin formas
preestablecidas, sin formalismos ni formalidades. </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Muchas veces no se suele contar con
espacios donde trabajar el modo en que uno o un grupo de trabajo es afectado
por las distintas facetas de la práctica clínica en una institución. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -8.25pt; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">A partir de esto hipotetizamos que
los terapeutas comenzamos a padecer cuando sostenemos transferencias
imaginarias, salvajes, no operativas al decir de Freud, no simbólicas. Estas
transferencias propias de los fenómenos llamados de borde o fronterizos que
aparecen tanto en las neurosis como en la psicosis y están conectadas con
detenimientos en los fenómenos transicionales constitutivos (interrupciones de
la mencionada continuidad somato psíquica que implica funcionamientos
disociados y por lo tanto, altamente defensivos). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -8.25pt; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Asimismo advertimos que la práctica
clínica está atravesada por múltiples transferencias, institucionales, de
trabajo, de los pares, y del psicoanálisis como institución.</span><span lang="ES" style="background: white; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%;"> Soportar todas estas transferencias, se convierte en un
problema permanente para los trabajadores de la salud mental, e</span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">n la misma medida que para los
pacientes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: -8.25pt; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 8.25pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Pensamos
entonces, el valor que podría tener para los terapeutas el uso de los bordes
intersticiales, como modo espontáneo que intenta elaborar los avatares de la
práctica clínica. E</span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">n cómo la no posibilidad de habitar los espacios
institucionales haciendo un uso singular produciría fenómenos de
des-subjetivación en los terapeutas, bajo modos defensivos de elaboración del
malestar. <span style="background: white;">La solemnidad, la infatuación, la
impostura, la normatividad, son modos egosintónicos de padecimiento, modos de
respuesta defensivos ante eso que nos molesta. </span></span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="background: white; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">En ese sentido y a partir del uso que podemos hacer de los
tiempos y espacios mencionados, podríamos pensarlos como transicionales es
decir que nos permitan realizar una transición del padecimiento a la creación.
Y es esta transicionalidad el modo en cómo pensamos se introduce el jugar en la
institución.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">El
campo de experiencia del jugar, crea una realidad que no existe en otro lugar,
una zona potencial que consideramos podría aparecer bajo diversas modalidades, también
como una cualidad del estar que renueva la posibilidad de hacer uso y que
mantiene un proceso en movimiento habilitando así la creación de nuevos usos
posibles. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%;"> <span style="background: white;">A partir de
esto nos planteamos el pensar-crear espacios-ambientes que posibiliten el uso y
los hemos designado como dispositivos transicionales. </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">
C) Winnicott concibe el análisis como una superposición de zonas de
juego, la del paciente y la del terapeuta y plantea que cuando una persona no
puede jugar, el terapeuta tiene que ocuparse de generar las condiciones para
que esto suceda. Por otra parte, otro analista argentino J. Valeros plantea que cuando el paciente no puede
jugar, proyecta sobre el analista una transferencia desanudada que es la que
genera este padecimiento en el terapeuta. Dice que será tarea y responsabilidad
del analista, elaborar las tensiones y las emociones que obstaculizan el jugar.
Es decir que se advierte que es una zona de detenimiento de los fenómenos
transicionales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">D)
Concebimos dispositivos transicionales, dispositivos que centran la elaboración
en el uso y en el jugar. Entre ellos éste de elaboración clínica implica un
espacio de exploración, de investigación que posibilite el pensar jugando. Y en
esto señalamos que el jugar es un hacer, no es solo pensar, tampoco es un
actuar solo en el sentido de acción, el jugar implica una integración psico
somática, en tanto el pensar aislado, como el actuar aislado son producciones
disociadas. D. Vega dice que el dejarse
atravesar por las complejidades y ambiguedades es lo que promueve un proceso de
producción de subjetividad. Esta afirmación no debe engañarnos por la sencillez
de su formulación, requiere de un tremendo esfuerzo para ser producida, para
lograr aceptar dentro nuestro semejante complejidad sin rechazarla y moldearla
con formas pre-hechas, pasando precipitadamente a la acción.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> Consideramos que el jugar modifica no solo la
situación clínica, sino cómo el analista concibe la clínica, el planteo del
problema y su rol.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Propiciamos en este dispositivo la
construcción de un relato que ponga de manifiesto cuáles son las condiciones en
que se produce el detenimiento del jugar, de nuestra práctica, ese detenimiento
que muchas veces se manifiesta en que el objetivo de nuestro trabajo se ve
imposibilitado o empieza a llevarse a cabo de un modo automático y
estandarizado, es decir, pierde toda creatividad y satisfacción, lo que se
suele manifestar con mucho malestar, aburrimiento. Esa paralización se
transforma en un padecer, es decir en un no jugar. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">En este punto es que a veces proponemos
entre los participantes un juego dramático, para tener la oportunidad de
experimentar cómo se produce ese detenimiento y cómo podría ser explorado y
vivenciado, buscando que cada participante pueda registrar qué le va ocurriendo
que va pensando como lo que se va sintiendo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="background: white; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Este jugar que incluye el relato y la posible dramatización,
así como los momentos de conversaciones posteriores implica una trama narrativa
que devela en sus detenimiento las zonas de no juego, de fluir detenido, y es
el encontrarse con ese no jugar y su reconocimiento lo que resulta elaborativo
y propicia las condiciones para un nuevo juego.
Es decir, genera condiciones para que lo transferido al analista y al
juego se reconozca.</span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">
Se va produciendo un pasaje del padecer, de un no jugar, a un jugar entre
nosotros y es allí donde surgen elementos que ponen en movimiento lo que era
solo repetición y parálisis.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Se nos hacen presentes diferentes
momentos y sorpresas que hemos experienciado en el desarrollo de este
dispositivo en distintos ámbitos institucionales y diversos grupos de trabajo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Una colega trae la dificultad de no
saber qué hacer con una paciente, una mujer joven que recientemente había
enviudado. La terapeuta se plantea cuáles serían las condiciones para la iniciación
de un proceso de duelo, ya que este se ve completamente obstaculizado. Al
pensar conjuntamente en los motivos de esto, se nos hace evidente que el
marido, a pesar de su reciente fallecimiento, está excesivamente "vivo",
presente, al punto que no puede ser recordado porque nunca se ha ido. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La viuda constituye en el análisis
un “monumento” que deja intocada e intocable la figura de quien aunque ya no
está, no deja de estar ni un instante. Ella está destruida por una parte, pero
por la otra continúa con su vida como si nada hubiera pasado y como si él la
siguiera acompañando como antes. Se había generado cierto “tironeo” en el
intento por parte de la analista de comenzar a cuestionar dicho “monumento”,
como modo de iniciar un trabajo de duelo frente a la escasa posibilidad de la
paciente para confrontarse con una pérdida. Tironeo que operaba como obstáculo
transferencial, convirtiéndose en un padecimiento que soportaba la analista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Este es el cuadro de situación que se
va armando en el dispositivo y en el que se evidencia claramente cómo la
presencia de una ausencia obstaculiza el desarrollo de un jugar. Es justamente
uno de los objetivos del jugar el poner de manifiesto aquello que no se ve,
pero que está presente de tal modo, que impide toda modificación de la
situación hasta que ese elemento no logre ser reconocido, visualizado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Jugar es crear una realidad que no
existe de ese modo. Resalta aquello que por estar presente de un modo sutil y a
la vez extendido e infiltrado en toda la situación, no se ve.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Es por eso que proponemos traer al
muerto al dispositivo, y para concretarlo, proponemos que la analista realice
una entrevista de pareja con la paciente y su marido, prestándose a escenificar
estos dos últimos roles otros participantes del grupo. Es propio del terreno
del jugar, que estas paradojas puedan ocurrir, un hacer ficcional que admite
cierta indiferenciación según el material transferido lo requiera. El
despliegue será así potencial y a crear en el juego cada vez.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Fue sorprendente para los que
participamos no solo constatar la presencia del cónyuge muerto sino que éste,
ni siquiera sabía para qué se lo había convocado a la entrevista y mucho menos
que ya no se encontrara entre los vivos (el compañero que interpretó al marido,
luego comentaba sorprendido cómo no había pensado en interpretarlo de ese modo,
sino que le salió así naturalmente desde lo que sentía desde el personaje, que
era un fuerte rechazo a cualquier cosa que negara su estar vivo). La
transferencia se presenta con toda su fuerza cuando jugamos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">En otro caso, en un ámbito
institucional, se plantea la dificultad que trae una adolescente que se escapa
de la casa, roba, se pone en peligro, acompañada por una madre que la toma como
objeto para hacer escándalos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La joven a la que llamaremos
Libertad insiste en que quiere tener el celular de su terapeuta dadas las
inminentes vacaciones de la última, pero la profesional intenta explicarle que
las reglas del hospital indican que si ella se quiere comunicar de manera
urgente, lo haga a través de la guardia. Libertad no deja de insistir, al punto
que al no obtenerlo, desaparece durante las vacaciones de la terapeuta,
situación que la madre utiliza para ampliar sus reclamos masivos, sin que se la
note tan preocupada por la hija como por el aprovechar la situación que se le
presenta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Todo el equipo en ese momento
manifestó preocupación por lo que pudiese sucederle a la joven y por el respeto a las
normas institucionales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Es interesante la insistencia de
Libertad en "conectarse" con su terapeuta y cómo las normas
institucionales que buscan "preservar" tanto a los pacientes cómo a
los profesionales pueden funcionar como un obstáculo a esa conexión.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Cuando jugamos la compleja situación
nos parece adecuado el incluir a la madre de Libertad que es interpretada por
una compañera como una voz "enloquecedora" que le habla al oído a la
terapeuta advirtiéndole y amenazándola durante las entrevistas con la paciente,
donde se visualiza claramente cómo resulta imposible escuchar a Libertad,
conectarse con lo que le ocurre en este maremoto de amenazas y promesas de
castigo. La terapeuta la soporta con enorme fastidio hasta que en un momento no
la aguanta más y detiene la escena diciendo que no le es posible trabajar así.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Otro elemento sorprendente que surge
del jugar es cómo se manifiesta la enorme preocupación de varios profesionales
del equipo ante la desaparición de Libertad y el temor de que hubiera sido
secuestrada como afirmaba su mamá, que hace a los profesionales y a los medios.
Esta versión cobra consistencia en el hospital aunque no puede integrarse con
el hecho de que Libertad retoma su tratamiento en el dia y hora acordado con su
terapeuta. Nos asombra que los secuestradores resulten tan respetuosos del
encuadre analítico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Un
dispositivo así requiere de un especial cuidado para poder generar un clima de
confianza, donde los participantes se sientan Donde quede claro que todos nos
encontramos con dificultades similares en nuestro quehacer cotidiano, y que
trabajarlas en conjunto en lugar de vivirlas con vergüenza nos permite crecer
como profesionales, como grupo de trabajo, como institución. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> </span><span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Lo que queremos decir en relacion al
jugar, es que ha sido descuidado, como lo afirma Winnicott, y retoma localmente
R. Rodulfo. El jugar fue percibido por el psicoanálisis pero no le brindó la
suficiente atención, ha sido técnicamente manipulado pero, teóricamente
desconsiderado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Es absolutamente novedoso,
conceptualizar al jugar como un movimiento originario, que no deriva de la
pulsión. Jugar es el acontecimiento que funda la actividad subjetiva, no
necesita del soporte de la significación, no es una práctica reactiva producto
de la frustración, ni está originariamente conectado con la angustia. El jugar
está conectado con una alegría violenta, no tiende a la restitución de un
estado anterior. Produce diferencias a través de la repetición. Más que una
experiencia de placer, el jugar conlleva el placer de tener una experiencia aún
cuando sea mala.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: -19.5pt; margin-top: 0cm; text-align: justify; text-indent: -8.25pt;">
<span lang="ES"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Nos preguntamos para finalizar ¿cuáles
son los obstáculos que como adultos y analistas tenemos que excluyen al jugar
de nuestra experiencia clínica? Este dispositivo busca brindar un soporte para
explorar esta pregunta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<b><u><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Referencias Bibliográficas<o:p></o:p></span></u></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">1)
Daniel Vega, Capturas, transformaciones e incertidumbres<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">3)
Donald Winnicott “Exploraciones Psicoanalíticas 1. “Sobre el Uso de un objeto”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">
<span lang="ES" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">4) José Valeros “El jugar del analista”
Introducción.</span></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-84400589638364451802014-03-31T11:43:00.001-03:002014-03-31T11:43:53.013-03:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi59R5YRyDrxQxscqXJI-aH5wbmchJARtwhP8ePTa9sbfzzV2JY1I7ZFGWSNwxy-sq7Kz9TkopSjvXOk2zG8RBl-w2kE6sTHtYCsoyAE57NW8NXF90Q7vRe5NxF0GpE6HUKP_tbiIjOLvc/s1600/flyer+dispositivo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi59R5YRyDrxQxscqXJI-aH5wbmchJARtwhP8ePTa9sbfzzV2JY1I7ZFGWSNwxy-sq7Kz9TkopSjvXOk2zG8RBl-w2kE6sTHtYCsoyAE57NW8NXF90Q7vRe5NxF0GpE6HUKP_tbiIjOLvc/s1600/flyer+dispositivo.jpg" height="320" width="266" /></a></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-570307423375753793.post-89753640557933026712014-03-18T15:04:00.000-03:002014-03-18T15:20:18.638-03:00AMOR NATIMORTO - Autor: Marcelo Natel<div class="MsoNormal">
Quase um aborto<br />
<div style="text-align: right;">
</div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Respirou, sonhou e já tá morto.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Mas morreu sozinho</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Quietinho, educado, polido, limpinho</span><br />
<span lang="PT-BR"><br /></span>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Amor bem nascido, planejado</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Não foi malcriado, quase vivido</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Foi esquecido e malvado</span></div>
Mas será lembrado e querido.<span lang="PT-BR"></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR"></span></div>
<a name='more'></a><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
Amor natimorto, um conforto<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Não deixou marca, nem ferida</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Página virada, capítulo encerrado</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Inacabado, etapa vencida</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Fadado ao descaso</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Encurtado de emoção</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Subnutrido de idéia</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Show sem platéia</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Sem palco ou borderô</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Amor que se acabou</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Sem nem ter brotado</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Como sorriso amarelo no canto da boca</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Amor transeunte</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Passa assim, indiferente,</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Comum,</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Transitório</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Experimento futurista</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Laboratório</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Equação tão bobinha,</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Receita de sobrinha</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">De resto, comodismo</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Sem ponte nem abismo</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Nem grito nem fuga, ou rusga</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Nem vaia nem nada</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Quase piada, sem graça, sem efeito</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Sem cor e sem jeito,</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Sem verve, sem candura</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Imberbe, sem ternura,</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Sem tesão ou procura</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Amor que se cura pelo</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Simples seguimento da vida</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Sem adeus, nem despedida</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Andando pra frente</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Assim como a fila,</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Assim como o ditado vulgar</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Assim como o protocolo</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Sem briga, sem amar e sem colo</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">E quer virar amizade?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Sem idade, sem vontade</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Sem resquício de maldade</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Sem escândalo na cidade</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Amor que foi quase proscrito,</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Agora é finito.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">E é sincero.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Eu acredito.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Está feito</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Nem tão feio</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Não foi bonito</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Está correto e está direito</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Não estava pronto.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Estava escrito.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Está certo, perfeito</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">Eu já sabia e</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="PT-BR">E tenho dito.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
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